INVOLUCIONADOS

Los señalamientos que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador en torno al trabajo de la periodista Carmen Aristegui avivaron una polémica que se ha dado en los últimos años, comentan los periodistas Alberto Nájar y Ernesto Ledesma con Ingrid Urgelles Latorre y Elisa Godínez Pérez –dos de las integrantes de ‘la mesa de las nerds’ a la que convoca el noticiero Momentum–, en la emisión del 14 de junio de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=qw3kW_YyvZo) de esta coproducción del portal Pie de Página y Rompeviento TV.

En la mañanera de ese mismo día, el presidente de la república había dicho: “Hace falta refrescar la memoria”. Seguro de que en el programa de Carmen Aristegui “no van a escuchar esto”, sostuvo que la periodista “está involucionando”. Y recordó que ella “se formó con Pedro Ferriz de Con”, lo que explicaría por qué, “en momentos de definición, involuciona y asume posturas” como las de él.

Aunque prometió que al día siguiente ampliaría su respuesta, Aristegui dijo a botepronto: “Otra vez vemos este fenómeno” en donde el presidente “busca deliberadamente dañar mi nombre y mi trayectoria, haciendo valoraciones inquietantes”. Para Carmen, hacer referencia a su trabajo al lado de Pedro Ferriz de Con “es un comentario con tintes machistas y misóginos”. Y lamentó “muchísimo esta involución del presidente mexicano sobre el tema de las mujeres”.

“Tiene flaca memoria el presidente”, reviró Aristegui, para luego precisar que, efectivamente, colaboró con Ferriz de Con en Stereorey y, luego, en Imagen de donde “salimos por un golpe que dio, ni más ni menos, un colaborador suyo que era socio de aquella empresa de comunicación: Alfonso Romo. Fuimos echados de muy mala manera” por el empresario que después fue jefe de la Oficina de la Presidencia con López Obrador. “Que no se lo olvide al presidente la historia. Sólo enfatiza lo que quiere”.

CRÍTICA Y RÉPLICA

Para Godínez Pérez, politóloga por la UNAM y doctora en Ciencias Antropológicas por la UAM-Iztapalapa, este episodio es uno más en una serie de desencuentros que ha tenido López Obrador con los periodistas de la prensa corporativa y, especialmente en tiempo reciente, con Aristegui.

“No es que el presidente arremetiera desde un principio contra ella. Esto surgió luego que Aristegui decidió presentar en su espacio noticioso piezas periodísticas como los reportajes sobre los hijos del presidente, el de la fábrica de chocolates y el de la casa gris”. Esto es, “a partir de que Carmen decidió subirse al carro de la oposición de manera más abierta. Aunque no quiero decir que toda su vida haya estado de ese lado”.

Las diferencias con López Obrador se ampliaron desde que Aristegui no sólo decidió hacer eco de esas piezas periodísticas, sino que –días antes de la elección de 2022– aceptó “sumarse a la estrategia del bloque opositor para presentar una serie de argumentos con los cuales construir la narrativa de López Obrador como un presidente autoritario, así como la de México en la antesala de una dictadura porque Morena se planteó la posibilidad de presentar denuncias penales contra legisladores que no votaron la reforma eléctrica”.

“Esta narrativa del presidente autoritario y la antesala de la dictadura, se completa con una explicación de la violencia imparable como resultado de la supuesta relación de López Obrador con los grupos del narcotráfico, sin presentar ninguna prueba, por cierto. Carmen hizo eco de esos argumentos, como casi toda la prensa corporativa y personajes como Porfirio Muñoz Ledo. Y fue obvio que esta narrativa se estaba difundiendo en una operación de nado sincronizado.”

“Es en ese contexto que el presidente le contesta a Carmen Aristegui y que ella responde diciendo que son ataques machistas. El público sabrá cómo juzgar ese asunto. En lo personal, considero que el presidente se equivoca” en la forma de lanzar diatribas contra ciertos periodistas. Pero eso no obsta para decir que, a diferencia de lo que se vivía en sexenios anteriores, hoy la discusión reconoce no sólo “lo importante, saludable y relevante de que se dé una crítica hacia el poder por parte del conjunto del periodismo en México”, sino también “la posibilidad de que el presidente utilice su derecho de réplica”.

“Habrá gente a la que no le guste la forma en la que el presidente arremete contra la prensa. Personalmente no creo que eso constituya un abuso de poder. Abuso de poder sería que López Obrador o el régimen censurara o tomara acciones de manera velada (y no abierta en un debate) para castigar o hacer escarmentar a quienes le hacen crítica.

“Prefiero mil veces que la discusión sea pública, abierta y que todos veamos lo que se dice, a que se recurra a las prácticas de sexenios anteriores, al régimen anterior.”

TODO EL PODER

“Carmen Aristegui, por cierto, no es una periodista que vive y trabaja en condiciones difíciles –sigue diciendo Elisa Godínez–. Es una periodista que tiene poder y ha hecho de su nombre una marca muy poderosa. Entonces, no se le puede colocar en un mismo saco con los muchos periodistas que, en todo México, sí la sufren todos los días. Sin embargo, aun con un nombre tan conocido y una marca tan poderosa como la suya, Carmen Aristegui sufrió el embate del poder tanto de parte de Felipe Calderón como de Enrique Peña Nieto.

“Prefiero, mil veces, que ella y López Obrador discutan en público y se digan cosas tan fuertes uno a la otra. No, que sigamos con una situación en la que, por cierto, Carmen Aristegui, pudo hacerse de un nombre y se hizo de una marca tan poderosa como la suya, con una consigna: ‘Yo critico al poder’; o sea, ‘mi valor consiste en ser una crítica del poder’.

“Criticar al poder no es sólo criticar al poder político, específicamente a las figuras de gobierno. Y yo no he visto a Carmen Aristegui criticar al poder económico o, si se quiere, a cierto poder económico. Por ejemplo, nunca he visto que critique al poder económico de Claudio X. González, entre otros”.

UNA PERIODISTA MÁS

Para Ingrid Urgelles Latorre, abogada, maestra en Letras y doctorante en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile, el asunto se puede ver desde distintos ángulos:

“Yo no estoy de acuerdo con los epítetos que usó el presidente contra Carmen Aristegui. No tengo ninguna asociación con ella, no me parece que sea excepcionalmente la mejor periodista ni mucho menos, aunque he estado en su programa de CNN un par de veces.

“Reconozco que Aristegui nos abrió las puertas cuando buscamos que saliera electo Gabriel Boric. Nos ayudó bastante porque la izquierda necesitaba ser oída en un país como Chile donde los medios de comunicación están totalmente concentrados en la derecha.

“Más allá de eso, no considero que tenga ninguna particularidad que me haga admirarla. Si bien, es una reportera que hace periodismo de investigación y no en el sentido que lo hace Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.

“Ahí, también, cabe identificar a los medios de comunicación. Hay unos que son derechamente golpeadores y manejados derechamente, como Mexicanos contra la Corrupción. Y otros que puede que estén dando un giro hacia la derecha. En ese sentido, estoy de acuerdo con Elisa cuando dice que en Aristegui Noticias se articuló una narrativa previa a las elecciones, que tenía que ver con esta supuesta alianza de Morena con el narcotráfico. Me parece grave, pero hay que señalar que esa narrativa se articuló con base en otros periodistas, como Anabel Hernández, y políticos como Francisco Labastida.

“Carmen le da el micrófono a Labastida. Y no voy a discutir si debiera o no dárselo, porque sería caer en una actitud censuradora. Es bueno oír a la oposición, simplemente porque nunca es buena la concentración de medios, ni a la derecha ni a la izquierda. Siempre tiene que haber una oposición, voces disidentes, aun cuando éstas sean un poco extremas y aun cuando, incluso, mientan o (como es el caso de Anabel y de Labastida) no presenten fuentes y sus datos provengan de investigaciones mal hechas.”

PODERES DIFERENTES

“Es necesario oír a Carmen Aristegui porque se necesita un equilibrio de poderes. Estoy en desacuerdo con Elisa al suponer que Carmen es una persona poderosa. Lo es, pero nunca va a ser tan poderosa como el presidente de la república. Hay una brutal diferencia de poder entre ellos.

“Por una parte, tenemos el presidente que tiene su mañanera por la cual él habla todos los días bastantes horas, y donde de hecho pone la agenda mediática. En ese sentido, ha hecho un buen manejo. Pero no se puede comparar ese espacio con el de Carmen Aristegui, quien maneja un solo medio de comunicación. Un medio hegemónico e importante, sí, pero uno solo. Hay un desequilibrio, jamás van a estar en una situación de igualdad.

“Lo que no me gusta de lo que está haciendo el presidente respecto de Aristegui es que le ataque de manera personal. Si a él lo atacan de manera personal, con falta de fuentes, ¿tiene que devolver exactamente el mismo golpe?, ¿atacar de la misma forma? ¿No tendría el presidente que mostrar un poco de grandeza para no caer en las mismas provocaciones ni en los juegos que siempre articula la oposición? ¿No tendría que situarse en otro lugar y no responder igual? Si a él le dicen narco presidente, ¿tiene que decir que ella es una involucionada?

“Es una ofensa personal, pero no voy a dar por hecho que el presidente esté siendo machista. Ese argumento de que cuando ataca a las mujeres, un hombre siempre va a ser misógino, no lo comparto necesariamente. “Hay comentarios que son misóginos y otros que no lo son. Podría decir que el comentario del presidente es quizá medio paternalista, como diciéndole: ‘Tú, niñita, en realidad te formaste con este otro señor horroroso’.

“Ahora, tampoco es un argumento que se sostenga porque, si pensamos en el origen de todos, el presidente se formó en el PRI. Y así como sería injusto decir que, porque viene del PRI, no tiene derecho a pensar de otra manera, decirle a Carmen Aristegui que seguramente sigue pensando como Ferriz de Con, me parece injusto. Fue un comentario excesivo, una ofensa personal.

“Lo que tendría que haber hecho López Obrador es lo que siempre hace el presidente a través de Ana Elizabeth García Vilchis, poner el comentario de Anabel Hernández en el ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’, y desmantelarlo como siempre hacen ahí evidenciando que no tiene fuente.

“El presidente tiene que mantenerse en una postura más objetiva, sin comentarios personales. Desmantelar esas narrativas es fácil para él, porque tiene las mañaneras. No estamos en el caso donde un presidente no tiene una plataforma de comunicación. Yo le hubiese recomendado que, si quería atacar, lo hubiese hecho directamente contra Anabel y Labastida. Desarticular la narrativa” desde el origen.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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