Jóvenes, fuerza creativa en la renovación de las ciencias: Ana I. Zermeño

“Hacer ciencia es una ruta vigorizante y los jóvenes no son sólo capital humano, son una fuerza creativa cuando entran al juego de las Ciencias Sociales; las renuevan debido a que ustedes son miradas que no están totalmente estructuradas respecto a viejas preguntas y, por lo tanto, son como agua nueva que refresca los planteamientos y generan cambios”.

Ésta fue una de las ideas que expuso Ana Isabel Zermeño Flores, investigadora del Centro Universitario de Investigaciones Sociales (CUIS) de la Universidad de Colima, al dictar la conferencia “Miradas jóvenes: una necesidad para el desarrollo de las Ciencias Sociales”, que dictó en el auditorio “Carlos de la Madrid” como parte de las actividades del Encuentro Regional de Jóvenes investigadores 2018 que organizó la UdeC con el apoyo del Conacyt.

Esta renovación de la ciencia es posible, dijo, “porque los jóvenes tienen otro tipo de redes e incorporan sus propios hábitos, como son: el mejor dominio de la tecnología, una mejor forma de ver la realidad en términos de confrontar a las autoridades y tener recursos diferentes que pueden enriquecer cualquier tipo de ciencia”.

Existe un gran bono demográfico en todo el mundo, que necesita ser atendido y aprovechado, dijo la investigadora respecto al tema de los jóvenes, “si no se atiende este bono, puede convertirse en un problema que incida en el desarrollo del país de una forma negativa, porque si los jóvenes no encuentran trabajo, entonces en un futuro tendremos que jalar a una población cada vez más vieja, que no está educada y que no tiene empleo”.

En ese sentido, dijo que se debe buscar la vinculación de la ciencia, la tecnología y la innovación con la educación superior, lo cual implica que los profesores “cambiemos nuestras miradas, nuestras formas y contenidos, para enseñarles a los estudiantes a pensar de manera científica y crítica”.

Además, dijo que en este planteamiento no basta con que existan más universidades y centros de investigación, sino que debe irse más allá de la educación superior; es decir, “partiendo de que se tiene una educación básica deplorable, se debe considerar que lo que se hace en las universidades no alcanza a suplir los problemas de información básica que arrastran la gran mayoría de los estudiantes, como deficiencias básicas en matemáticas y en comprensión de lectura”.

Un pensamiento científico, agregó Ana Zermeño, “no puedes plantearlo de la nada, necesitas teoría y necesitas planteamientos filosóficos para crearlo, y pensar en retirar de la currícula asignaturas vinculadas a las humanidades en los niveles básicos, por supuesto que restringe el pensamiento crítico”.

Para ampliar este contexto, mencionó que también se necesita que quienes están a cargo de tomar las decisiones públicas en el país apuesten por un mayor financiamiento educativo, así como por impulsar más la movilidad y la internacionalización.

Destacó que encuentros como éste “ayudan a impulsar el amor de los jóvenes por la investigación científica, al comprender que hay otras formas de razonamiento y, además, que existen formas de argumentar su razonamiento, de vincularlo, de ser reflexivos, y eso es fundamental para impulsar la ciencia”.

Finalmente y a partir de su experiencia, compartió la idea de que además del gusto por la investigación deben desarrollar su lado político, porque “cuando un joven está dentro de los grupos y entiende la lógica, debe de estar haciendo movimientos políticos, porque a final de cuentas eso es lo que sucede dentro de la producción científica”.

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