¿Los ‘influencers’ se pueden considerar periodistas? Vladimir Nogales, estudiante en Ciudad de Panamá, planteó el 19 de marzo de 2019 esta cuestión al Consultorio Ético de la Fundación ‘Gabriel García Márquez’ para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
El panameño inquiere que las nuevas tecnologías de la comunicación lo están cambiando todo, hasta el idioma. Pero hay más que eso cuando se habla de influencer, creador de contenidos, y otros, como si fueran sustitutos del periodista. ¿Lo sustituyen? ¿Son otras profesiones? ¿O modalidades del periodismo?
Varios expertos respondieron a esta duda. El primero fue el periodista colombiano Jorge Cardona, para quien:
“Las nuevas tecnologías de la comunicación fortalecen y amplían la libertad de expresión, pero no son estrictamente periodismo. Obran como plataformas para la divulgación de ideas sobre diversos campos de interacción humana, pero su condición de espontaneidad las ubica más en el ámbito de la opinión que en el informativo. En cualquier caso, el periodismo profesional tiene unas exigencias en manejo de fuentes, contrastes y contextos que superan la simple creación de contenidos, así ellos se expresen en mayores audiencias”.
De acuerdo a su ficha en la FNPI, Jorge Cardona Alzate estudió Filosofía y es profesor en las universidades Javeriana y de los Andes. A lo largo de su carrera ha trabajado para medios como Radio Caracol o El Espectador, donde hoy es editor general. Es autor de los libros Diario del conflicto y Días de memoria.
SIMPLEMENTE, OTRO FORMATO
La chilena Mónica González da su propia respuesta:
“Asistimos a una gran revolución de las comunicaciones, una que provocó la crisis del modelo de negocios de los medios de comunicación y está cambiando la forma de hacer periodismo y sus formatos. Lo que no ha hecho –y humildemente no creo que lo haga– es sustituir al periodista. Todo lo contrario: esta vorágine de información que llega cada minuto a las redes sociales ha hecho que los ciudadanos valoren aún más una historia bien narrada y documentada, rigurosa, con contextos y efectos; que le ayude a entender qué sucede en su país y en el mundo y cómo lo afecta. Lo que no podemos hacer los periodistas es ignorar las fórmulas y contenidos que usan los influencer para cautivar a su público. Porque ahí algunos estamos al debe”.
Mónica González fundó y dirigió la revista Siete+7 y el Diario Siete. Fue subdirectora y editora de investigación del diario La Nación, subdirectora de revista Cosas y reportera de investigación en las revistas Cauce y Análisis. Es coautora de los libros Bomba en una calle de Palermo (1986), Los secretos del Comando Conjunto (1989), Chile entre el Sí y el No (1988) y La Conjura. Los mil y un días del golpe (2000).
La actual directora del Centro de Investigación e Información Periodística CIPER, con sede en Santiago de Chile, ha recibido premios de periodismo tan importantes como el Louis M. Lyons de Harvard, el María Moors Cabot de Columbia o el Premio Mundial Unesco-Guillermo Cano de la Libertad de Prensa.
Por otra parte, en palabras del español Gumersindo Lafuente: “Los periodistas debemos estar muy pendientes de las nuevas fórmulas de llegar a las audiencias. Es verdad que la tecnología está cambiando la manera de comunicar y que el número y la diversidad de personas que ahora pueden emitir mensajes ha crecido exponencialmente, pero eso no las convierte en periodistas. Aunque en ocasiones algunos de estos contenidos sí pueden tener valor periodístico”.
Según la FNPI, Lafuente es uno de los nombres insignes de la innovación periodística y del periodismo digital de Iberoamérica. Actual subdirector de eldiario.es, Gumersindo impartió en la Fundación Gabo el taller ‘Periodistas cercanos con herramientas poderosas’.
ESTRATEGIA DE VENTAS
Finalmente, el titular del Consultorio Ético, Javier Darío Restrepo, responde al cuestionamiento sobre si se puede considerar periodistas a los ‘influencers’:
“La especulación sobre el origen y la evolución de las palabras resulta reveladora porque esos nombres de alguna manera reflejan los procesos de cambio que se han operado. Las palabras –en este caso periodismo– no cambian porque sí. Las palabras cambian porque:
–Las palabras que han aparecido reflejan la cambiante imagen del periodismo. ¿Se trata de un simple hecho comercial? ¿Está de por medio un entretenimiento insignificante y sin influencia? ¿Estamos ante una estrategia de ventas? ¿O de proselitismo? ¿O se busca el control de la sociedad?
–¿En esas denominaciones está de por medio la percepción del periodista sobre su propia profesión?
–¿Ha ocurrido un choque de imágenes: la que ha recibido de la universidad frente a la que revelaron sus primeras experiencias profesionales? ¿O frente a la que le moldean los primeros éxitos, o los fracasos profesionales?”
Para Restrepo, “es apenas lógico que el negocio del periodismo, regido siempre por criterios mercantiles, derive al influencer o al creador de contenidos.
“Por su parte, un periodismo centrado en el hallazgo y fortalecimiento de contactos, se vuelva práctica de relaciones públicas, o que un periodismo conocido y vivido desde un escritorio de investigador social, reciba una denominación de corte académico.
“Todas esas denominaciones, sin embargo, no pueden abarcar ni designar lo que primitivamente se intuyó y en el desarrollo profesional se puso en evidencia: el periodismo como una profesión de servicio al público a través de la información que, al madurar, deja de ser un oficio y se transforma en una misión de servicio social. Es un contenido que solo lo puede mostrar la palabra periodismo. Los otros términos apenas si alcanzan a ser derivados, unos más pobres que otros, de la irreemplazable versión original”.
Javier Darío Restrepo es maestro de la FNPI desde 1995. Experto en ética periodística, catedrático de la universidad de los Andes y conferencista en temas de comunicación social. Ha sido columnista en El Tiempo, El Espectador, El Colombiano y El Heraldo. Restrepo ha recibido innumerables premios. Y es autor de 22 libros. Sus respuestas en el Consultorio Ético de la FNPI han sido compiladas en los dos tomos de su libro El Zumbido y el Moscardón.
(Cfr.: https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/1995).