Demos por hecho que el auditorio municipal Miguel de la Madrid Hurtado, antiguo mercado De la Madrid (llamado así en honor a don Enrique O., gobernador porfirista y abuelo del Presidente), es una de esas estructuras prefabricadas que el gobierno de Porfirio Díaz compró a la empresa de Alexandre Gustave Eiffel.
El ingeniero francés es el mismo que levantó la torre que lleva su apellido en París, antes incluso que cobrara fama internacional al exponer su estructura de hierro pudelado en la Exposición Mundial de 1889.
En alguna parte de la estructura del hoy Foro Colimita del Volcán Fest, debe estar el crédito. Aunque cabe la posibilidad de que el viejo “mercado grande”, cuyos puestos se trasladarían a un edificio anexo (el actual Mercado Constitución) para dejar la antigua construcción funcionando durante varias décadas como Central Camionera, sea una obra con la tecnología de Eiffel pero no de su autoría.
De todas maneras, el Instituto Nacional de Antropología e Historia la tiene catalogada como patrimonio nacional por ser una estructura centenaria. Fue por eso que la delegación del INAH sancionó al Ayuntamiento de Colima por haber pintado la fachada del inmueble sin consultar a los expertos.
Se conminó a la Alcaldía a borrar el mural en un plazo de diez días hábiles, suficiente tiempo por lo demás para que se desahogue el programa de actividades del cuarto festival internacional del Volcán.
ARTE EN CUEROS
Sin las modificaciones que sufrió este edificio, la nave sería un valioso testimonio de la revolución industrial que en el México porfiriano se manifestó en puentes ferroviarios, quioscos, mercados públicos, iglesias, estaciones del tren y tiendas departamentales. Una de estas estructuras dio origen a una prestigiosa cadena de almacenes: El Palacio de Hierro.
Algunos de estos inmuebles conservan su uso original, otros han sido reconvertidos en mercados de artesanías, museos y recintos culturales de todo tipo. En Colima lo hicieron sede de las expresiones de cultura urbana que, hasta el año pasado, se ubicaron en el Jardín Juárez para molestia de los vecinos de la Concordia que se quejaban del ruido.
El Foro Colimita –nombrado así por el patrocinador, una marca de cerveza artesanal que no acaba de imponerse en el gusto de los colimenses por su elevado precio en relación con las industriales– acreditó el lunes 20 de mayo su vocación alternativa con la presentación del artista del performance Silverio.
Bajo la denominación de DJ, Silverio suele realizar un happening que alcanza su punto culminante cuando el exponente se desnuda. En Colima se limitó a quedarse en calzoncillos, pero eso bastó para desatar una ola de indignación en las redes sociales que secundó a las manifestaciones de rechazo de quienes –se dice en la prensa– abandonaron el lugar.
La verdad es que la mayoría de los asistentes que abarrotaron el auditorio sabían quién es Silverio, y estaban esperando que el artista llevara su secuencia de provocación-participación-improvisación hasta el límite. Por lo menos que se quedara en tanga de hilo dental y no en un bikini ochentero.
EDIFICIO PIALADO
El escándalo por la participación del DJ vino a culminar la polémica surgida al calor de la adecuación del espacio. Abandonado, vandalizado y deteriorado por las inclemencias de un clima muy húmedo y relativamente salino (tampoco es que estemos en la costa) durante varios años, el auditorio municipal fue remozado por la administración de Leoncio Morán.
El alcalde capitalino develó días antes de la inauguración del Festival, un mural diseñado por Hazel Covarrubias y ejecutado por unos pintores de brocha gorda muy solicitados en Las Vegas por su impecable trabajo.
Al margen de la calidad estética de la obra, el mural debe ser removido por determinación del INAH en razón que atenta contra el diseño original. Mas lo cierto es que la tapia que hoy domina la fachada no estaba contemplada en el edificio.
Ese paredón es resultado de la última modificación que sufrió el inmueble, durante la administración de Arturo Velasco Villa. La intervención no sólo cambió el frente, sino que alteró la estructura misma atribuida a los talleres de Eiffel.
En su momento, otro delegado del INAH protestó porque el Ayuntamiento de Colima reforzó con concreto hidráulico la basa de las columnas, y levantó muros tapón a media altura para cerrar el edificio.
Lo más grave es que se añadieron aleros laterales que, a diferencia del resto de las piezas que están ensambladas con tornillos y tuercas, fueron soldadas a la estructura original.
El INAH señaló que recubrir con cemento las basas le restaría elasticidad al edificio. La posibilidad de jugar es lo que le dio a la estructura su resistencia a los sucesivos sismos que azotaron Colima. Y reforzar con concreto la parte inferior de esas columnas es tanto como amarrarle los tobillos a una persona, dicen los arquitectos: eventualmente perderá el equilibrio y caerá.
Velasco Villa se defendió diciendo que la parte inferior de las columnas de hierro estaban sumamente dañadas por la acción de las emisiones de los autobuses que pararon ahí desde los años 60 y hasta mediados de los 80, cuando el transporte foráneo se trasladó a la nueva terminal del libramiento y el suburbano a la central de El Manchón. El humo de los escapes fue corroyendo el hierro y, por ende, debilitando la estructura.
PALETA DE COLORES
Por su parte, el gobierno municipal alega que 16 mil personas, de 18 mil 500 encuestadas, opinaron que pintar el mural fue una buena idea y dijeron gustar de la paleta de colores (aunque pareciera ser la misma que usó el Ayuntamiento para plasmar la señalización vial en el entorno de la antigua Escuela Normal).
Claro, el arte es lo menos democrático que existe y si el INAH considera que el mural es un atentado al patrimonio histórico lo removerán.
Los detractores del alcalde Morán critican que Locho haya ordenado pintar la fachada sin consultar a la autoridad federal. Total, no es la primera vez que es presidente municipal.
Y hasta especulan que calculó el enojo del delegado del INAH, Julio Ignacio Martínez de la Rosa, como parte de una estrategia mediática para victimizarse.
En conclusión, así pintada la fachada es menos lamentable que como estaba antes. Pero no estoy seguro que el diseño de Hazel sea una obra de arte.
RESCATE ARQUITECTÓNICO
Sería deseable que esta polémica derivara en un plan de rescate arquitectónico del antiguo mercado. Desde que se trasladó la central camionera, el barrio donde se alza el edificio colapsó mercantil e inmobiliariamente.
Sin embargo, la intención de rehabilitar la estructura original debería ir acompañada de un proyecto comercial que aproveche la ubicación de un inmueble que está a sólo tres cuadras del jardín Libertad.
El auditorio no puede quedar sujeto al calendario político, habrá que darle un uso continuo y permanente: convertirlo en un mercado verde o destinarlo a la expo-venta de artesanías y manualidades que ahora se instala en el jardín Torres Quintero, a espaldas de Catedral.
Y luego habrá que ir pensando en cómo rescatar la antigua estación de ferrocarril, al sur del Parque Hidalgo, que es una construcción tan valiosa histórica y arquitectónicamente como el mercado De la Madrid.
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