“El periodismo en este momento se encuentra sumamente interpelado por la cuestión de género”, sostiene Gabriela Figueroa, abogada y periodista argentina que acaba de ganar la tercera Beca de periodismo sobre desigualdad de género, a la que convocan Oxfam y la Fundación Gabo.
En entrevista publicada en el portal de lo que originalmente se llamaba Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano “Gabriel García Márquez”, Figueroa señala que el periodismo de género “es algo que en Argentina o en Latinoamérica está de moda”, pero advierte que “si los medios no adoptan una perspectiva de género se quedan afuera porque el relato está siendo superado por la realidad”, y ésta “interpela desde todos los ámbitos a reconocer toda la desigualdad y la diferencia de género”.
El monto de la beca, 5,000 dólares, servirá para apoyar y financiar el proceso de reportería, edición y publicación de una crónica sobre las socorristas en Argentina: mujeres que acompañan a otras que deciden abortar.
NO ES PERIODISMO ROSA
En cuanto a los reparos que tiene la activista sobre la forma como se hace periodismo actualmente en temas de género y derechos humanos, “hay mucho por hacer todavía”, considera.
“Tenemos editores, jefes de redacción, editoras que están sumamente comprometidos con la perspectiva de género, que brindan un espacio genuino para lograr este tipo de historias con perspectiva, o que se lo propongan como parte de la agenda mediática; pero, muchas veces y sobre todo en los grandes medios, suelen ser espacios puramente ornamentales, en donde se le pone una etiqueta o un título de género, pero que en realidad no hay una verdadera visión de género a la hora de tratar determinados temas.
“También tenemos grandes medios que se ufanan de tener ahora editoras o redactoras feministas para determinadas cuestiones, pero que en la práctica, en la cocina de la escritura, en lo que sucede dentro de las redacciones, se siguen dando estas designaciones de roles de género, que reproducen los estereotipos. Por ejemplo, en pensar que son las mujeres las responsables en la redacción, las que tienen que hacer todo y que son los varones los que se divierten de alguna manera, y no son tan responsables o no tienen que serlo.
“También tenemos todavía lo que se dice que es una prensa especializada en lo femenino, pero que se trata de suplementos, con logos rosados, que lo único que hacen es tratar cuestiones de depilaciones, de belleza, de estética. El feminismo no niega que estas sean cuestiones que a las mujeres nos interesan, pero no son las únicas. Queremos que haya editoras, redactoras y jefas de redacción que estén trabajando sobre temas de arte, de política, de economía, de deportes, no solamente de belleza y de estética. Que se piense en nuestras lectoras o en el público en general de mujeres y de disidencias sexuales de los medios como seres completos a quienes les interesan todas estas temáticas y no solamente lo que tiene que ver con lo estético”.
PERIODISMO DEL ACTIVISMO
En ‘“El periodismo actual se encuentra sumamente interpelado por la cuestión de género”: Gabriela Figueroa’, subida a la red el 7 de agosto de 2019 (https://fundaciongabo.org/es/noticias/articulo/el-periodismo-actual-se-encuentra-sumamente-interpelado-por-la-cuestion-de-genero), se explica que el jurado de la Beca destacó de esta propuesta “su iniciativa para contar una historia poco conocida, no generalista y con posibilidades de trascender”, que además se identifica “dentro de una nueva forma de cubrir los temas de desigualdad en el periodismo, donde ya no se habla de ‘las otras’ sino que existe un ‘nosotras’”.
En la entrevista, Figueroa explica cómo entró en contacto con las socorristas argentinas y reflexiona sobre la importancia de contar esta historia en un marco de lucha por la igualdad, y sobre diversos temas como la perspectiva de género en el periodismo y la incursión del periodismo en el activismo.
“Las socorristas son mujeres que acompañan y asesoran a aquellas que deciden no ser madres por el motivo que sea. No quiere decir que las provean de las pastillas, o que realicen prácticas quirúrgicas, sino que realizan una tarea en donde hay una ausencia estatal.
“Las socorristas no solo brindan información, sino que además organizan talleres a través de los cuales informan a las compañeras y ponen a su disposición todas las opciones si es que deciden no continuar con el embarazo. Asimismo, lo que hacen es crear redes con el sistema de salud, con el sistema farmacéutico.
“En el presente es muy fácil pensar en utilizar los motores de búsqueda como Google para saber cuáles son las consecuencias de tomar una pastilla como el Misoprostol, pero no es lo mismo que contar con el acompañamiento de personas físicas, de personas reales que no te juzguen y te acompañen en esta decisión”.
TOALLAS MANCHADAS DE ROJO
Las Socorristas en Red llamaron la atención de Figueroa en el Encuentro Nacional de Mujeres de 2016, por sus intervenciones en las distintas mesas y su participación en las marchas, con sus pelucas color rosa y sus cantos tan particulares.
Cuando en 2018 se dio en Argentina el debate por la ley del aborto legal, que finalmente no fue aprobada, estas socorristas hicieron una intervención muy interesante en las vallas del Congreso: pegaron toallitas femeninas con tinta roja, adicionadas con testimonios de mujeres y personas gestantes que habían sido socorridas por estas organizaciones.
“Si bien existen organizaciones feministas que tienen consejerías o que socorren también los abortos, la organización Socorristas en Red llamó mi atención debido a la coordinación que tienen a nivel nacional. Se trata de diversas organizaciones que tienen presencia en casi todas las provincias del país. Se reúnen una vez por año, intercambian experiencias y tienen una coordinación, no solo en cuanto a acciones sino también a sistematización de datos”.
Figueroa eligió tres puntos geográficos para trabajar su reportaje: Buenos Aires; la provincia de Tucumán, al norte, que se declaró en contra del aborto legal; y la provincia de Neuquén, en el sur, donde tuvo origen la red.
Las socorristas de Buenos Aires cuidan mucho su identidad y seguridad. Incluso tienen una aplicación que, según la ubicación por GPS de la solicitante, le brinda el número de teléfono celular de la socorrista más cercana.
La sociedad en una provincia tan católica como Tucumán es conservadora, “tiene muy fuerte los mandatos heteropatriarcales”. Entre ellos, el deber de ser madre de las mujeres y de las personas gestantes. Aun cuando decidan no tener hijos, las mujeres son fuertemente cuestionadas. Y condenan al infierno a quienes abortan, incluso si son menores violadas.
CUNA DE LA DICTADURA
Tucumán tiene un historia de represión. Ahí se ensayó la dictadura militar argentina que comenzó en 1976. Ahí empezaron las desapariciones de militantes, los secuestros y las torturas. Y aun cuando “subversivo” es un insulto, fue ahí también donde “el movimiento obrero estudiantil se resistió a las reformas antipopulares de la dictadura”.
Ahí nació y vivió Gabriela hasta sus 27 años. En su adolescencia participó en agrupaciones católicas, pero ya cuando cursaba Derecho en la facultad entendió que había muchísimas políticas públicas penales y criminológicas que estaban “claramente militadas” por la Iglesia Católica e iban en contra de los derechos humanos.
En Tucumán se agrede todavía a las organizaciones feministas y a las que luchan por los derechos de la comunidad LGBTI, aunque esos ideales han crecido en los espacios universitarios, los medios periodísticos y las instituciones.
En vísperas de la aprobación de la ley del aborto legal, Tucumán se declaró provincia pro-vida. Mientras la organización local Socorro Rosa fue objeto de muchas críticas, agresiones y hasta causas judiciales por una polémico performance sobre “la Virgen María abortando el patriarcado”.
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