A mes y medio del cierre de campañas, las mediciones para la gubernatura siguen sin favorecer a ninguno de los candidatos del Tumor (Todos Unidos contra Morena).
Uno de ellos, Leoncio Morán Sánchez, de Movimiento Ciudadano, echó a andar una burda campaña para difundir una encuesta que lo sitúa en segundo lugar, siempre y cuando se alteren los porcentajes.
Los estrategas de Locho llegaron al extremo de insinuar que hay un empate técnico entre él y la candidata de Morena, pero no cuidaron que por lo menos las gráficas coincidieran con las cifras representadas. Locho salió La realidad es que, en todos los estudios de opinión serios, la sorpresa es otra: el alcalde capitalino con licencia se ubica en la tercera posición, muy por debajo de la prianista Mely Romero, quien de todas maneras está distante de Indira Vizcaíno.
Cuando conocieron las verdaderas encuestas, sonaron las alarmas en el equipo de campaña de Morán Sánchez. De allí el intento desesperado por propalar sus propias mediciones y, sobre todo, por divulgar una serie de videos muy agresivos contra Indira.
Los mensajes audiovisuales de Locho, pautados en YouTube y Facebook hasta el hartazgo de los cibernautas, no hacen sino confirmar que la exdelegada del gobierno federal va muy arriba en las preferencias.
Si hubiera el empate técnico del que habla la propaganda emecista, es decir, si fuera real este acercamiento entre el primero y quien se supone es el segundo lugar en la carrera por la gubernatura, la actitud de Locho sería otra. No una tan absurda como cuestionar la trayectoria de todos los políticos que militaron en el PRI o, en este caso, trabajaron con un gobierno priista.
Leoncio militó en el PAN, que es ahora aliado del PRI; tiene en su proyecto político a dos exdirigentes del PRI estatal (Federico Rangel y Martín Flores); pero, además, no puede presentarse como un ciudadano ajeno a la política alguien que ya fue diputado federal, secretario particular de una candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, dos veces edil capitalino y que por cuarta vez compite por la gubernatura: la primera, con el PAN, en la extraordinaria de 2005; la segunda, ya con Movimiento Ciudadano, en la constitucional de 2015 y, la tercera, en la extraordinaria que ganó Ignacio Peralta.
EL PADRE, EL HIJO Y EL SANTO
En su cuenta personal, el ingeniero Carlos Maldonado Villaverde dijo haber confirmado el dato a favor de Locho directamente con la encuestadora. Con el manejo del suspenso de un novelista, Maldonado la hizo de emoción para volver creíble no sólo la pesquisa sino el supuesto hallazgo.
Sin embargo, cabe sospechar de los intereses que hay detrás de este esfuerzo por socializar la encuesta cuando su hijo homónimo, el presidente en Colima de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), es uno de los coordinadores de la campaña de Locho.
Menos objetivo es Carlos Maldonado Orozco quien, por cierto, se encargó de concertar reuniones entre los candidatos a la gubernatura con un grupo de constructores afiliados a la CMIC. Dada su relación con Locho, es probable que utilice a la organización que representa para sumarse a la campaña contra Indira.
La aspiración de Maldonado junior, sospechan sus propios compañeros del gremio constructor, es mantener la dinámica de privilegios en el reparto de obras públicas. De empezar a asignarse los proyectos en acuerdo a como dicta el procedimiento legal, el grupo de empresarios que se han beneficiado con la asignación tramposa saldría perjudicado.
¿Y LAS APORTACIONES?
Entre los factores que el nado sincronizado usó para justificar la supuesta alza de Leoncio Morán en esa misma encuesta que confirmó Maldonado senior, figura la alianza que el candidato a la gubernatura de MC signó con Martín Flores, secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE).
Es irónico que un líder sindical haga alianza con el ideólogo de la patronal que ha sido Locho, cuya carrera política arrancó como presidente de la Cámara de Comercio de Colima. No olvidemos que Flores Castañeda regresó a la dirigencia sindical (después de tres periodos encabezados por Víctor Vázquez y tras haberse jubilado como trabajador) para luchar contra un gobierno intervencionista que pretendía imponer una dirigencia a modo.
La administración Peralta les dio la razón a los trabajadores que votaron por un dirigente más aguerrido. Desde el principio del sexenio, el entonces secretario de Administración, Kristian Meiners, hizo evidente su intención de realizar una reforma al sistema de pensiones que implicara borrón y cuenta nueva de los adeudos que los entes públicos (el gobierno del estado, los ayuntamientos y los organismos descentralizados) habían acumulado con el fondo.
Martín luchó por una nueva ley de pensiones que no sólo derivó en la creación de un organismo autónomo –el Instituto de Pensiones del Estado de Colima (Ipecol) que vendría a hacerse cargo de las pensiones y jubilaciones que, hasta antes de la entrada en vigor de la reforma, seguían pagándose con cargo a la nómina– sino que reconoció los adeudos históricos.
Estos pasivos no se limitaban a las aportaciones que la patronal debió hacer al fondo de pensiones, sino que abarcaban principalmente cantidades millonarias por las deducciones que en nómina se hizo a cada trabajador y no fueron enteradas al sistema de retiro.
La alianza de Martín con Locho sorprendió a los burócratas estatales y municipales que participan en el Ipecol, porque el alcalde capitalino hoy con licencia es uno de los patrones que sistemáticamente se han negado a reducir el adeudo institucional con el fondo pensionario. De última hora, abonó una parte.
En este pacto, el compromiso de Locho con Martín fue ceder la candidatura a la diputación federal para la secretaria del Interior del STSGE, Patricia Alcaraz, que Morán Sánchez había reservado para su antecesor, excontendiente y también expanista Héctor Insúa. Y asegurar la cuarta candidatura por la quinta circunscripción en la lista plurinominal del MC a la Cámara de Diputados, que habría sido para Martín Flores y no para su hijo Daniel de haberse tratado de la nominación propietaria y no de la suplencia.
VOTO BLANDO
En reciprocidad a las posiciones que el Sindicato recibió de MC, Martín Flores debió prometer que el voto de los trabajadores y sus familias sería para Locho. Sin embargo, difícilmente conseguirá un voto corporativo incluso para Paty Alcaraz, por el grado de politización que ha logrado la burocracia.
Entre los sindicalizados abundan los priistas convencidos que, además, escucharon de labios de Martín, apenas pasada la elección de Nacho Peralta, una declaración futurista: en la próxima los burócratas irían con Mely Romero.
Entonces se antojaba una meta imposible, porque las diferencias entre Romero Celis y Peralta Sánchez se habían agrandado después que, en 2015, la gestión de Mely como coordinadora de la campaña (en sustitución de Arnoldo Ochoa) terminó con la anulación del triunfo del candidato del PRI.
Las tensiones entre ambos políticos comenzaron cuando, por cuota de género, Mely fue designada candidata al Senado en lugar de Nacho. Por su parte, Itzel Ríos sustituyó a José Manuel Romero en la segunda fórmula cuando lo bajaron del caballo. Para colmo, después de dos sexenios de ser primera minoría en Colima, en 2012 el PRI recuperó los escaños de mayoría que luego volvió a perder en 2018.
Todavía al regreso de Romero Celis al estado, tras haberse desempeñado como subsecretaria de Desarrollo Rural en Sagarpa, JIPS vetó el nombramiento de Mely como secretaria general del PRI local que promovió el dirigente nacional Alejandro Moreno, pero permitió (supuestamente a regañadientes) la llegada de José Manuel a la presidencia del comité directivo estatal.
Volviendo a las expectativas de los burócratas, a media carrera por la sucesión gubernamental Martín Flores y su comité directivo se decantaron por Virgilio Mendoza, pero el apoyo se desvaneció cuando el hoy ecologista no logró ser el candidato de una coalición Morena-Verde-PT.
Los priistas se sienten agraviados cuando Locho acusa a “los políticos de siempre” de llevar como pecado original la militancia en el tricolor, no obstante haber incorporado a su fórmula electoral a cuadros tan connotados como Federico Rangel (candidato de MC a la alcaldía) y Martín Flores.
Muchos de esos votantes duros del PRI dentro del Sindicato, confían en que la alianza de Martín con Locho no sea sino una manera de encaminar al candidato de MC a la eventual declinación en favor de Mely.
EL OTRO PRI
Después de verlo acompañando al candidato a la gubernatura Virgilio Mendoza en diferentes eventos, no fue sorpresa encontrar al exgobernador Mario Anguiano en la cabalgata que realizó el aspirante del PVEM a la alcaldía de Colima, José Manuel Romero Coello.
Así como el exmandatario extendió su sombra sobre Virgilio, ahora cubre con su manto a José Manuel, si bien Mario les resulta a ambos menos perjudicial que Ignacio Peralta y Fernando Moreno a Romero Coello.
El director general del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) en tiempos de Peña Nieto ha estado tratando, desde que concluyó la campaña extraordinaria de 2015, de sacudirse la imagen de Nacho. Protagonizaron (o simularon) un pleito por un asunto nimio (“era un gorrón”, no pagaba su parte de la renta, denunció Peralta a propósito del departamento que compartieron cuando ambos entraron al gabinete ampliado, José Manuel al Imjuve y José Ignacio a la subsecretaría de Comunicaciones en SCT). Y aunque con menos estridencia, Romero Coello también marcó distancia de su primer mentor, el exgobernador Moreno Peña).
No obstante haber sido presidente del PRI estatal hasta que lo relevó Arnoldo Ochoa, José Manuel busca ahora en el Verde captar ese voto de los priistas inconformes con las designaciones de candidatos tan ajenos a la estructura partidista, como Margarita Moreno, su contrincante por la presidencia municipal, y Lizet Moreno, la hija de FMP, novia de Romero Coello cuando ambos estudiaban en la Facultad de Derecho por si el dato resulta de interés para el cotilleo.
Su invitación a “mandar un saludo Mario” y la respuesta de éste, quitándose el sombrero: “Dios me los bendiga”, pretende hacer creíble la separación de José Manuel respecto a Nacho y Fernando, porque nadie puede ser más opuesto a Anguiano Moreno que el gobernador en funciones y Moreno Peña, quien fracasó en su intento de impedir que Mario fuera el candidato del PRI a la gubernatura en 2009.
Pero la maniobra de encubrimiento pierde eficacia cuando recordamos que todos ellos forman parte del Tumor, y que la apuesta de Mario por Virgilio se basó en la pretensión de apropiarse de la candidatura cuatroteísta para Colima.
Romero Coello lo presenta como un activo cuando, en realidad, por decreto del Congreso, Mario Anguiano le debe 500 millones de pesos a la tesorería estatal.
Como sea, MAM es un exgobernador que sí puede pararse en actos públicos sin escoltas (visibles) y sin despertar murmuraciones. Cuando lo agreden en la calle, la gente se siente con la confianza de insultarlo de frente.
LICENCIA PARA AGREDIR
Celebró Carlos César Farías como una victoria jurídica sobre Indira Vizcaíno, la resolución del Tribunal Electoral del Estado (TEE) respecto al acuerdo emitido por la Comisión de Denuncias y Quejas del Instituto Electoral del Estado. El candidato del PT a la alcaldía capitalina lo hace ver como un permiso para continuar su campaña difamatoria en contra de la abanderada de Morena a la gubernatura.
En realidad, del procedimiento especial sancionador del que fue objeto el diputado Farías, los magistrados sólo echaron abajo las medidas cautelares decretadas en su contra por “violencia política en razón de género”. Y en su segundo resolutivo, al girar oficios “a quien haya sido vinculado para el cumplimiento de su inicial determinación”, el TEE corrigió los efectos restrictivos que la sanción del IEE generó en la libertad de prensa.
Cabe aclarar que la censura de las publicaciones que los medios de comunicación tradicionales y digitales hicieron de las palabras de Farías, es algo que nunca pidió la afectada. La denuncia de Morena, presentada el 1 de marzo de 2021, fue por “la posible comisión de actos que presumiblemente constituyen violencia política en razón de género, calumnias y actos anticipados de campaña”, violatorios del código electoral en el estado.
Es claro que hubo malicia en los consejeros del IEE que decidieron extender las sanciones a los periodistas, propiciando las manifestaciones y pronunciamientos de las organizaciones gremiales de periodistas que encabezó el secretario de Prensa y Propaganda del PRI estatal.
La maniobra juridico-política buscaba no sólo transformar al victimario en víctima y a la víctima en victimaria, sino presentar a Indira como una figura autoritaria, intolerante ante la crítica y supuesta represora de la libertad de expresión.
QUIERE SUBIRSE AL RING
En el último esfuerzo por salvar la comedia Carlos César Farías denunció que Indira no acudió al careo, sino que asistieron a la audiencia sus abogados. La estaba esperando para armar un zafarrancho, pero la candidata estaba en su derecho legal y fue correcta su decisión de no hacerle el caldo gordo al protagónico Farías.
El petista está urgido de encontrar oportunidades para catapultar su candidatura, en una campaña donde compite con Margarita Moreno, Pastora Ferráez, Diana Vega y Verónica Zamora por los últimos lugares de la tabla.
Plantados en la determinación de no subirse al ring con quienes pretenden usar de asidero a la candidata de Morena a la gubernatura, el equipo de campaña de Indira dejó pasar la oportunidad de cebarse en la fallida maniobra de Farías.
No era sólo para divertirse, al ignorar a sus detractores dejan que los contrincantes de Indira posicionen en el discurso público su propia interpretación de los hechos. Así ocurrió con Carlos César cuando quiso presentar la resolución del TEE como una licencia para volver a infringir violencia política de género sobre Indira.
Al pavonearse porque el Tribunal le dio la razón, Farías redondeó una estrategia política no exenta de recursos jurídicos, como cuando denunció lo de Altozano y las supuestas irregularidades en la aplicación del programa Jóvenes construyendo el futuro.
Qué dilema para los indilovers: ¿deben dejar hablar a los bocones y permitir que posicionen sus narrativas, o responder y regalarles puntos en las encuestas?