En Perspectivas, uno de los programas de Rompeviento TV, el conductor titular Ernesto Ledesma y la economista Violeta Núñez preguntaron a los invitados del 14 de diciembre de 2021: ¿qué tan marxista o comunista es el gobierno de la Cuarta Transformación?
Roberto Escorcia, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, y Aarón Arévalo, doctorante en Ciencias Económicas por la misma UAM, son dos de los 19 coautores de La economía de la 4ª. Transformación (Juan Pablos Editor, 2021) que coordinó Núñez Rodríguez. Y, en un artículo a cuatro manos, analizaron en el libro la dimensión socialista del modelo económico que sigue el presidente Andrés Manuel López Obrador.
No sólo en la academia y en la prensa financiera sino también en círculos como los del sector privado, economistas de diferentes corrientes económicas y sociales se acusan unos a otros de querer construir a la 4T como una dictadura neoliberal o, por el contrario, como una dictadura comunista, cuando no subrayan las virtudes de un sistema de bienestar en la mejor escuela keynesiana, señala Violeta Núñez.
Profesora-investigadora de la UAM-Xochimilco, donde obtuvo un doctorado en Desarrollo Rural, la también experta en el tema del litio como recurso mineral estratégico acompañó a Ledesma en la serie de programas dedicados a desglosar las tres escuelas del pensamiento económico (marxismo, neoliberalismo o keynesianismo) que podrían estar influyendo en las políticas públicas de la 4T.
Ya que los académicos invitados son expertos en el tema del socialismo y el marxismo, corriente en la que también se inscribe Núñez Rodríguez, pidiéndoles ser lo más pedagógico posible Ledesma pregunta a los integrantes de la mesa: ¿qué es el marxismo?, ¿cómo debemos entenderlo?
Para Roberto Escorcia es una pregunta compleja, cuya respuesta está llena de dificultades. “De entrada, hay que hacer la distinción entre la obra y el pensamiento de Carlos Marx y aquello que conocemos como marxismo, ideario político que se construyó con base en los textos de Marx y que sigue teniendo muchas manifestaciones”.
MARX NO ERA MARXISTA
“Marx –explica Escorcia– desarrolló en sus obras toda una teoría sobre el sistema capitalista. Hizo un esfuerzo por explicar un proceso que él estaba observando y describiría como el modo de producción capitalista. Su teoría tiene como punto inicial, en 1857, el libro Grundrisse o Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. A la que le sigue Una contribución a la crítica de la economía política, de 1859. Y luego una serie de ensayos hasta culminar, en 1867, con la primera parte de su obra maestra El Capital, la cual por cierto está incompleta y tiene muchísimos conceptos todavía por desarrollar.
“Como pensador, filósofo y economista, Marx trata de entender y explicar la lógica del modo de producción capitalista que él mismo estaba viviendo. Su obra cumbre no es un manual de movimientos políticos, es un ejercicio teórico de un nivel muy abstracto.
“Por otro lado, tenemos una masa muy poco uniforme de diferentes movimientos que se autodenominan marxistas, con una carga de ideas que se encuentran en la obra de Marx y, particularmente, coincidirían en la transformación radical del modo de producción capitalista, aunque no necesariamente respetan todas las ideas de Marx. Algunas son extremas y si bien se basan en Marx, no son una expresión política de su pensamiento económico. Con todo, forman una corriente de diferentes estrategias políticas para la implementación de esa transformación.
“Hay que establecer, entonces, un distanciamiento entre Marx y ese marxismo que tuvo expresiones tan radicales como uno las quiera, desde la estalinista que chocaba con otras ramas del marxismo como la de Trotsky. A estas alturas tendríamos dificultades para decir: este marxismo es exactamente lo que decía Marx. Se suele citar, un poco de forma descuidada, una frase atribuida a Marx que, en realidad si la dijo lo hizo a través de Engels: ‘Je ne suis pas marxiste’ (Yo no soy marxista). Y con la que habría buscado desligarse de múltiples movimientos que él ya estaba observando.
“Por lo demás, hubo una correspondencia en que el verdadero marxismo era aquel que lograba construir, en la realidad, principios que aparecían en la obra de Marx. Y, en ese sentido, era más fuerte el marxismo de aquella persona o movimiento que lograba consolidarse en instituciones, en normatividad, en un partido…
“Esto dio lugar a muchísimas interpretaciones y, por supuesto, a debates (por decir lo menos). Alguien podría sostener, incluso, que el socialismo que se vivió en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) era, justamente, marxista. Todo porque no tenemos una definición uniforme de marxismo que lo abarque todo”, expone Escorcia.
PLUSVALÍA Y CAPITAL
Para Aarón Arévalo, existe una pluralidad de puntos de vista. La obra de Marx da pie a ese tipo de fenómenos. Hay varias perspectivas teóricas que son contrapuestas en algunos casos, pero en términos generales los marxistas tienen como punto de partida el análisis del capitalismo como un modo de producción. Son pilares fundamentales de la economía capitalista dos conceptos clave: el primero es la explotación de la fuerza de trabajo y, el segundo, la propiedad privada burguesa.
“Aquellos marxistas que se alejan hasta un 50 por ciento de la obra de Marx, catalogan al modo de producción capitalista como trans-histórico. Y dicen que para transitar a una nueva fase histórica necesitamos transformar el modo de producción, aboliendo la propiedad privada burguesa y eliminando la explotación de la fuerza de trabajo.
“Este es el punto lógico según el cual se constituye el modo de producción capitalista desde la esfera de la circulación. Lo cual da pie a muchas interpretaciones y, también, a muchos ataques. Se argumenta que un marxista está en contra de la propiedad privada y de la lucha de clases. Eso es verdad, pero al afirmar eso se están dejando de lado los fundamentos que constituyen el modo de producción capitalista, y ese fundamento es la forma de organización del trabajo. Como sistema socialmente constituido, el capitalismo crea valor, mejor dicho, plusvalor, y crea capital, a diferencia de otros sistemas de producción.
“Reducir la lectura de la obra de Marx a estar en contra de la propiedad privada y de la explotación de la clase trabajadora, es una mirada limitada. Tendríamos que plantear cómo transformar ese sistema.
“Algo que comparten los marxistas como fundamento ontológico es la pregunta respecto a qué hace posible la construcción de valor, esto es, cómo se constituye el modo de producción capitalista. Faltaría entonces abordar algo en lo que Marx siempre insistió: ¿cuáles son los elementos que hacen posible la construcción de valor?, ¿qué es el valor en este sistema?, ¿cuáles son los elementos determinantes de la creación del capital? y ¿qué es el capital?
“El Capital no es un manual que establezca pasos para transitar a otro modo de producción, señalando como paso número uno, expropiar la propiedad privada; y, como segundo paso, eliminar la lucha de clases. No, es un análisis histórico del modo de producción capitalista desde sus elementos fundamentales: el valor, la plusvalía y el capital”, resume Arévalo.
TEORÍA Y PRAXIS:
Violeta Núñez coincide con sus colegas, pero añade que el marxismo es una praxis basada en la obra de más de 100 tomos de Marx. “No se reduce a El Capital, al Manifiesto Comunista o a Grundrisse, hay una gran cantidad de trabajos de Marx que todavía no conocemos. Se están haciendo grandes esfuerzos para irla mostrando al público”.
Es una teoría “y es una práctica que pretende la transformación del régimen de acumulación capitalista; de su fundamento que es la explotación de la fuerza de trabajo y la gestación de plusvalor, una riqueza de la que finalmente no se apropia el trabajador que la crea sino el capitalista”.
“Estamos inmersos en un régimen de acumulación capitalista, en nuestra relación social de explotación. Eso es lo que se pretende explicar con esta obra que desarrolla Marx, alguien que, insisto, no sólo fue un economista sino también un filósofo, además de periodista y abogado: su tesis doctoral es de derecho.”
Ahora bien, siendo el marxismo una práctica para la transformación, ¿el proyecto de la 4T se acerca al marxismo?, ¿la Cuarta Transformación es un régimen marxista?, insiste Violeta Núñez.
Para Roberto Escorcia, esta pregunta se responde rápido: no.
“Desde mi interpretación, esa transformación radical del modo de producción capitalista no la alcanzo a ver en la inmediatez o siquiera como proyecto a mediano plazo del partido que colocó a López Obrador en el poder. No es realmente un objetivo genuino de Morena la transformación radical. No está pensándose la eliminación de la explotación ni la eliminación de las condiciones para el desarrollo del sistema capitalista”.
NO ES HIJO DE FIDEL
Escorcia dice que, “revisando los dos textos de Andrés Manuel que teníamos hasta ese momento (no habíamos incorporado un tercero que habla de la economía) y escuchando las mañaneras (por fortuna están las transcripciones, porque analizar las conversaciones implicaría invertir muchas horas), no encontramos jamás indicios de algún principio de la teoría de Marx”.
“Habría que preguntarse de qué tamaño sería la transformación que está pensando el presidente. López Obrador habla de la transformación, siempre señala el principio de la transformación, pero en mi opinión falta el adjetivo. No es un proyecto vinculado a una transformación radical y profunda, de raíz; la que tenemos es una transformación inscrita en el viejo debate: revolución o reforma.
“En algunas entrevistas y en reuniones, López Obrador ha dicho que él garantiza el principio de rentabilidad. No está en contra de que haya ganancia. Ha dicho mil veces que está en contra de la ganancia que se obtienen mediante el compadrazgo, la corrupción y el amiguismo. Pero de acuerdo con el hecho que haya una ganancia normal, moral, correcta.
“Eso revela que AMLO desconoce, por ejemplo, que la rentabilidad del sistema capitalista viene de la explotación laboral. Y es curioso que, incluso, en su explicación de la acumulación mexicana diga que no se sostiene en la explotación, no se sostiene en la plusvalía, no se sostiene en la lucha de clases.”
Para el presidente, “la acumulación en México se sostiene por la corrupción. Es decir, está explicando un proceso complejo a partir de un fenómeno superficial: el amiguismo, la corrupción. En el texto hacemos una pregunta irónica: entonces, ¿al eliminar la corrupción se acaba la acumulación en México?”
“No estamos enfrentando desde el gobierno de AMLO la idea de una transformación radical, pese a que él disfruta muchísimo decir que casi es un comunista, haciendo eco de esas acusaciones siempre jocosas de que es hermano ideológico de Hugo Chávez y fiel heredero de Fidel Castro.
“Acusaciones que darían ternura y risa si no fuera porque tienen también un sentido muy peligroso y dirigido: crear el terror alrededor de la idea de que es un comunista, jugando con toda una estructura ideológica que, durante muchos años, a partir no sólo de programas de estudio en las escuelas de Economía sino de artículos periodísticos y hasta de programas de televisión y películas, nos ha venido imbuyendo los valores de la libertad estadounidense”, apunta Roberto Escorcia.
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