ESPAÑOLES Y ESPAÑOLAS

Antes que termine enero de 2020, la Real Academia Española (RAE) deberá decidir si la Constitución del reino debe modificarse, y en qué apartados, para que su lenguaje sea más igualitario con las mujeres. Esta discusión obedece a un mandato del Gobierno del socialista Pedro Sánchez que data del 10 de julio de 2018.

Recién conformado el nuevo gabinete, el Ejecutivo respaldó a la vicepresidente y encargada de Igualdad, Carmen Calvo, en su petición a la RAE para que dictamine, ante el creciente uso de los desdoblamientos que reivindica el feminismo, “la adecuación” de la ley fundamental española “a un lenguaje inclusivo, correcto, verdadero y acorde a la realidad de una democracia que transita entre hombres y mujeres”.

En su nota para El País del 12 de diciembre de 2019 (https://elpais.com/cultura/2019/12/12/actualidad/1576149291_452308.html), Manuel Morales reveló que los académicos de la lengua tienen que debatir es si, por ejemplo, el artículo 2 de la Constitución que ahora señala que la Nación española es «patria común e indivisible de todos los españoles», debe decir también «y todas las españolas».

Las dos sesiones de diciembre no fueron suficientes para desahogar la cuestión, y la respuesta de la RAE se pasó para el primer mes de este año. Pedro Sánchez consiguió el 7 de enero ser investido presidente para un nuevo mandato en una apretada votación, y cabe suponer que aunque el PSOE se vio obligado a formar junto a Unidas Podemos un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias como vicepresidente, la iniciativa de reformar la Constitución española se mantendrá.

Ese mismo 2018 en que Calvo se acercó a la RAE, también Unidas Podemos había instado al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a sustituir el «androcentrismo» de sus escritos por «soluciones no sexistas». No por nada el partido que sumó a Podemos, Izquierda Unida y temporalmente a Equo, para formar Izquierdas Unidas Podemos, contrajo la referencia a la geometría política para enfatizar el femenino plural en el nombre de la alianza electoral.

LENGUAJE INCLUSIVO

Sobre el lenguaje incluyente en la carta magna española, “debatiremos en este pleno y en los siguientes sin solución de continuidad, hasta que haya una decisión”, declaró en diciembre pasado el director de la Academia, Santiago Muñoz Machado.

También explicó que los académicos cuentan como base de trabajo un borrador titulado ‘Lenguaje inclusivo y Constitución’, que finalizaron a comienzos de 2019 los cuatro académicos designados para esta cuestión por el anterior director de la RAE, Darío Villanueva: Paz Battaner, Inés Fernández-Ordóñez, Pedro Álvarez de Miranda e Ignacio Bosque.

Fue este último, por cierto, quien elaboró en 2012 el informe sobre lenguaje inclusivo que fijó la posición de la RAE: ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’. La doctrina Bosque llama la atención acerca de las guías de lenguaje no sexista publicadas por diversas instituciones y que, según el académico, difunden usos ajenos a las prácticas de los hablantes, conculcan normas gramaticales y anulan distinciones necesarias.

Bosque y la RAE, resume Morales, sostienen que en la lengua española el masculino es el género inclusivo y que, por lo tanto, cuando se dice “todos los españoles” también están incluidas las españolas.

EL REY O LA REINA:

Pese al espoleo de la entonces vicepresidente Calvo, Muñoz Machado ha reconocido que los académicos no se pronunciarán sobre el lenguaje inclusivo, “sino de cómo está redactada la Constitución”. “Nosotros no hacemos política lingüística, sino que explicamos cómo se usa el lenguaje”.

El debate sobre el borrador de ‘Lenguaje inclusivo y Constitución’, ha dicho Muñoz Machado, “no supondrá grandes cambios ni sorpresas”. El documento de 30 páginas escritas a cuatro manos únicamente recomienda que se desdoble la palabra “reina”, ya que hasta ahora solo figura con el significado de consorte del Rey. Por lo tanto, prevé que se hable de rey o reina y príncipe o princesa en la parte referida a la Corona (Título II, artículos 56 a 65 de la ley fundamental).

Ahí entra la cuestión del largo y pormenorizado proceso para reformar el texto constitucional, como se recoge en su propio articulado, advierte Morales. La revisión del Título II de la Constitución española obliga al voto favorable de dos tercios en el Congreso de los Diputados y el Senado. Después habría que disolver las Cámaras y las nuevas deberían ratificar la decisión, de nuevo por dos tercios, para finalmente ser sometida a referéndum.

PRINCESA DE ASTURIAS

En la Constitución de 1978 que dio sustento a la democracia española establecida tras la muerte de Franco, la palabra “reina” aparece con un solo cometido: como consorte del Rey. Por eso, cuando cumplió 12 años la primogénita de Felipe VI, Leonor de Borbón y Ortiz, hubo una polémica ante la necesidad de proclamarla Princesa de Asturias y, por lo tanto, heredera al trono, futura reina.

España, junto con Mónaco y Liechtenstein, es la única monarquía europea que sigue discriminando a la mujer en la línea sucesoria. Leonor tiene una hermana menor, la infanta Sofía, pero si los reyes llegaran a tener un hijo varón y no se cambia la Constitución, éste podría arrebatarle la Corona a la princesa de Asturias.

De ahí la trascendencia de lo que recomendó el informe que los cuatro filólogos de la Real Academia Española (RAE) sometieron al pleno de la institución, donde recomendaron que en los artículos de la Constitución referentes a la corona española se opte por rey o reina y, en alusión al heredero, de príncipe o princesa.

“El resto de la norma que rige la democracia apenas necesita cambios en ese sentido según los criterios de los expertos”, reveló Jesús Ruiz Mantilla en su nota para El País del 27 de enero de 2019 (https://elpais.com/cultura/2019/01/26/actualidad/1548493901_381159.html).

Fuera del “Título II: la corona”, el resto del estudio filológico sustenta la doctrina de la RAE en cuestiones de género. El informe de Ignacio Bosque sirve como base a la posición de la Academia en todo el debate que se ha producido a lo largo de los últimos años. El documento indica que la estructura gramatical del español existe un género no marcado e inclusivo, que suele ser el masculino y que, desdoblarlo, afectaría a la economía del lenguaje.

NO IDEOLOGIZAR LA LENGUA

De acuerdo al estudio, comparada con varias constituciones europeas e hispanoamericanas, la ley fundamental española no sale mal parada en su trato del lenguaje inclusivo.

“La RAE trata de mantenerse al margen como institución de las polémicas que suscita el asunto. Pero debaten de forma habitual estos temas y se han sensibilizado acerca de algunas corrientes. La encargada de la elaboración del Diccionario es Paz Battaner y en los últimos años se ha realizado un peinado en multitud de definiciones que resultaban ofensivas y fuera de lugar”, resume Ruiz Mantilla.

La iniciativa de Carmen Calvo tocó de lleno la sensibilidad de los académicos. La más abierta a estas cuestiones de género es Inés Fernández-Ordoñez, la académica más joven del pleno, quien ha tenido encontronazos en los plenos con otros compañeros más cerrados a la flexibilidad del lenguaje en esta materia.

Pero hasta ella misma admite que: “La Constitución está redactada en un tipo de lenguaje formal y administrativo que no es el del habla común de la calle en el que te puedes tomar más licencias. Tiene sus propios códigos, más rígidos”.

Por su parte, el académico Pedro Álvarez de Miranda, autor de El género y la lengua (Turner), avisa que la RAE no diferirá de lo que en su día planteó Bosque. “Nuestro acuerdo en su día respecto a los asuntos inclusivos fueron claros: la lengua no es materia ideologizable”.

LA DOCTRINA BOSQUE

Doctrina es un término poco adecuado para el siglo XXI. Sin embargo, la que formuló Bosque en ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’ evita “polémicas incómodas de cara a la luz pública que, sin embargo, son materia recurrente –y muy exacerbada, a veces– en los plenos” de la RAE, apunta Ruiz Mantilla.

El documento lo suscribieron los 26 académicos de número y sostiene que, si bien existen usos verbales sexistas, las recomendaciones de las guías de lenguaje no sexista publicadas por diversas instituciones difunden usos ajenos a las prácticas de los hablantes, conculcan normas gramaticales, anulan distinciones necesarias y obvian la realidad de que no hay discriminación en la falta de correspondencia entre género y sexo.

La publicación de la doctrina Bosque levantó fuertes debates que no se han diluido, sino reafirmado por parte de varios colectivos en diferentes ámbitos, en España y en todo el mundo.

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