FEMINISMO EN LA LENGUA

Si como vimos en la entrega anterior, para la miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Concepción Company, el desdoblamiento (‘ciudadanos y ciudadanas’, ‘todos y todas’) es una imposición dictatorial de las feministas, para la filósofa española Amelia Valcárcel “no hay tal imposición”.

“La lengua es maravillosamente dúctil y fluida”, señala Valcárcel –una de las líderes del pensamiento feminista en el idioma español, a decir de Sabina Berman–, en la conversación de Largo Aliento que la dramaturga y novelista sostuvo con ambas expertas el 5 de noviembre de 2021, en el programa que Sabina conduce en canal Once (https://www.youtube.com/watch?v=r6QmIn85R-E).

“Lo que puede haber a veces son exageraciones por parte de los dos mandos –sostiene Valcárcel–. Una señora aquí en España rugió el otro día en un mitin que quería que la llamara en masculino, como si con ello le fuera a caer del cielo la sensación de virilidad. Todas estas exageraciones son tontas y feas. Y cuando algo molesta igualmente a la estética que a la ética, lo mejor es no dejarse prender.

“La lengua es fuerte y cuando nos dice que dividamos es porque el mundo que tiene que nombrar se lo pide. En este momento, el mundo que ha de ser nombrado pide que las mujeres se sientan vistas y se vean comparecientes en muchos ámbitos en los que nunca antes estuvieron. No tenemos problemas con las peras, las manzanas ni las gallinas, tenemos problemas con las personas.”

DE MANUALITO:

Company nos recuerda que hay muchísimos manualitos pero, además, se está generando una presión social muy interesante porque no sabemos cómo va a decantarse el fenómeno a futuro, para imponer una especie de lenguaje de laboratorio donde se dice: ‘las ministras y los ministros’, ‘las y los ministros’ o ‘los y las ministras’.

“Hay una posibilidad: desdoblar. Pero, insisto, parece lenguaje de laboratorio. Todos los políticos y todas las activistas lo hacen porque hay presión social para hacerlo. Nadie desdobla los géneros en su casa.

“Y también hay manualitos, en diminutivo porque son muy breves, que han emitido instancias de gobierno y organismos que trabajan diversos temas. En México, la Secretaría de Gobernación y la de Educación Pública emitieron manuales de redacción donde se prefiere desdoblar: ‘las y los investigadores’, ‘las y los maestros’.

“Eso, cuando no invitan a usar un abstracto: ‘la juventud en edad de votar’, en vez de ‘los jóvenes en edad de votar’; ‘la niñez carente de tales derechos’, en vez de ‘los niños carentes de esos derechos’.

“Hay una presión social que se está decantando hacia el desdoblamiento, obligando en instancias gubernamentales y sociales a usar cierto lenguaje. Es una realidad que se está generando una presión muy importante y, probablemente, se está generando también miedo. No sé si haya un ministro o un secretario de Estado que se atreva a no desdoblar en la palestra pública”, sentencia Company.

Respecto a que la gente haga manuales, Valcárcel no tiene problema. “Todo el mundo ha tenido desde el antiguo Egipto la manía de hacer prontuarios. Estos existen para que toda la gente siga una metodología, es decir, un camino común donde ni los que tienen pocas luces puedan perderse. Pero Concepción se está refiriendo a esa especie de consejos del buen uso. Y a estos textos les pasa lo que a las normas ortográficas que emitió la Real Academia de la Lengua (RAE) en 1743: a veces se hace caso de ellos y a veces no. Por lo tanto, elevar esos consejos al cielo de lo político llamándolos imposiciones dictatoriales me parece una verdadera hipérbole”.

CORRECCIÓN POLÍTICA:

El hecho es que hoy en México, en España o en cualquier país donde se hable español, ningún político o política se atreve a no desdoblar el lenguaje, señala Berman.

“Acabas de usar la palabra, atreverse”. Y atreverse es rebelarse a una imposición, acota Company.

Pero las luchas que buscan la igualdad no pasan por esa etapa en que tengas que presionar a los rejegos, a los que en el fondo no quieren hacer el desdoblamiento, objeta Sabina.

Y explica, el ascenso a la igualdad en las mujeres no es una noticia bien recibida por los privilegiados, es muy bien recibida por todas las mujeres. Algunos de los privilegiados, o sea los hombres, la reciben bien, pero son minoría. ¿No es natural que haya esta tensión actual?, pregunta Berman a Concepción Company.

“Claro que es natural y es bienvenida –reitera la también miembro de El Colegio Nacional–. Pero estamos empezando a tener tal presión social que muchos jamás se atreverían a no desdoblar, a no usar esa ‘e’ incluyente o a no escribir las arrobas (@) y las equis (‘x’)” para indicar el neutro en un texto.

“La pregunta que yo hago sería contrapregunta: ¿No desdoblar me hace sexista? Si yo digo nada más: ‘buenas tardes tengan todos ustedes’, usando un masculino, neutro, genérico, ¿soy sexista? Yo creo que no.

“Por supuesto hay que poner cuotas de inclusión, pero no creo que por no desdoblar excluyamos. Estamos llegando a un punto de presión social y de ambiente de miedo y de imposición dictatorial, en donde quien no desdobla ya no es bien recibido. Nos estamos pasando al otro lado.

“El otro punto es: ¿por qué no se desdobla lo negativo? Eso significa que el desdoblamiento todavía no está impactando la gramática. Cuando decimos que en esta pandemia hubo 235 mil muertos, nadie pelea cuántos de ellos fueron muertas. Nunca desdoblamos ‘las violadoras y los violadores de la ley’. El desdoblamiento todavía no llega a esa zona”, resume Company.

¿LA LENGUA ES LA SOLUCIÓN?

Para Sabina Berman, no llega a lo negativo porque el desdoblamiento es el reflejo de una lucha por la igualdad. Lo que nos regresa a una pregunta previa:

Concepción ha dicho que la lucha por la equidad de mujeres y hombres no se da en el lenguaje, que el cambio del lenguaje es un resultado posterior, el residuo de una lucha que se da en los hechos; Amelia, por el contrario, ha dicho que la lucha feminista se da en todas partes. ¿Se da, principalmente, en el lenguaje?, inquiere.

La respuesta de Valcárcel es tajante: “No”. Sin embargo, la filósofa española pide volver al caso anterior:

“Cuando, frente a un auditorio, dices: ‘buenas tardes a todos ustedes’. Si la mitad de tu auditorio son mujeres, estás siendo simplemente descortés. Y no hay ninguna obligación de ser descortés, puedes decir perfectamente: ‘buenas tardes señoras, buenas tardes señores, buenas tardes a todas y todos ustedes’. No pasa nada”.

Es más, respecto al uso de la lengua para desdoblar lo negativo, agrega Valcárcel, “Concepción dice que la lengua no ha gritado el género porque una mujer (allá donde exista el término) ‘violó’ la ley en forma repugnante, haciendo algo horrible. Sin embargo, no hacemos este desdoblamiento porque ‘violadora’ es una palabra que, en sí misma, es casi un oxímoron. Al menos en la península sería muy difícil utilizar una palabra como violadora, porque no se habla de ‘violar’ la ley. Pero entiendo que hablamos de las personas que ‘conculcan’ o ‘quebrantan’ la ley.”

Llamémoslas ‘transgresoras de la ley’, entonces, propone Company, pero Valcárcel continúa:

“Decir: ‘la juventud parece preferir deportes de riesgo’; no es lo mismo que decir: ‘los jóvenes parecen preferir deportes de riesgo’; porque quizá hay en ello un desdoble como el siguiente: ‘la juventud masculina parece preferir los deportes de riesgo, mientras que la juventud femenina, las jóvenes, parecen preferir deportes no competitivos y de bajo riesgo’. Ahí lo que hace la inteligencia de la situación, es buscar el reflejo de lo que quiere contar”.

Respecto a esos términos agregados como ‘la juventud’ o ‘la niñez’, señala Valcárcel, vale decir que “ahí donde la inteligencia nos conduzca con suavidad no pongamos simplemente un obstáculo. Una amiga mía logró que el Colegio de Abogados de España, donde como en todas partes es importante la colegiación, ahora se llame Colegio de la Abogacía, y nadie se ha sentido especialmente molesto porque, a fin de cuentas, la abogacía es la profesión a la que pertenecen abogados y abogadas”.

Company replica:

“No usar lenguaje desdoblado no es descortesía, es usar gramática simple, llana y correcta. Si yo digo: ‘buenas tardes tengan todos ustedes’, no es descortesía”.

“Pero quiero volver a poner en el tapete una cuestión: fórmulas como el desdoblamiento son una cortina de humo en el lenguaje para problemas verdaderamente de fondo: exclusión en salud y exclusión laboral.

“Nos han metido intravenosamente que somos las mejores cuidadoras y nuestro papel fundamental en la vida es ser ‘madre de’, ‘hija de’ y ‘esposa de’. Esos son problemas que no se resuelven con el lenguaje.

“No estoy diciendo que el lenguaje no tenga una función, pero ese debate sobre la inclusión lingüística es una cortina de humo que obstaculiza el avance de la lucha feminista”, sostiene Company.

ACADEMIA MISÓGINA:

En 305 años de existencia, la Real Academia Española sólo ha tenido miembros mujeres en los últimos 40 años. De los 483 académicos que ha tenido la RAE sólo 11 han sido mujeres (2.27 por ciento). En la actualidad (2021), de 46 académicos sólo ocho (17 por ciento) son mujeres y 38 son hombres. ¿Influye que la máxima autoridad de la lengua española tenga este reparto, para su simpatía o antipatía ante el lenguaje inclusivo?

La primera en responder es Amelia Valcárcel: “La Academia Española tuvo una gran oportunidad y la desperdició, cuando doña Emilia Pardo-Bazán se presentó como candidata a un sillón”.

En 1905, Pardo-Bazán fue la primera mujer en ser admitida como socia del Ateneo de Madrid, pero la Academia la rechazó en tres ocasiones: en 1889, en 1892 y en 1912. En 1916 fue también la primera mujer en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad Central de Madrid.

“Doña Emilia era una magnífica escritora y, además, tenía un sentido del humor simplemente grande, habría podido darle un lustre a la lengua castellana mucho mayor que algunas de las otras personas que ingresaron a la RAE.”

Tampoco quisieron los académicos de la lengua a Carolina Coronado, apunta Valcárcel. Y Company agrega a la lista de talentos desperdiciados por la RAE, el nombre de María Moliner, “la mejor lexicógrafa que ha habido en todos los tiempos”.

Pero sí quisieron en 1978 como académica de número a Carmen Conde, la segunda desde que fuera admitida en el siglo XVIII María Isidra de Guzmán y de la Cerda, primera mujer también en ser doctora por la Universidad de Alcalá. En 1784, De Guzmán ingresó como académica honoraria pero, aunque pronunció su discurso de agradecimiento, no volvió a comparecer más.

“De verdad, las instituciones siguen al ser. No lo fabrican, lo siguen. Precisamente porque las mujeres cada vez están en más lugares, buenos y malos, y debido a que las mujeres están en lugares que están a la luz, el lenguaje en este momento mira para verles. Que la RAE mire también y entonces importe académicas. Yo de todas maneras de esto me fiaría lo justo, porque las instituciones son lentas, como enormes animales”, sostiene Valcárcel.

QUITEMOS OBSTÁCULOS:

Mientras la Academia admite cambios espontáneos de la lengua, tiene una verdadera resistencia al lenguaje inclusivo, apunta Berman. Su entonces director, Darío Villanueva, dijo que los idiomas tienen una estructura natural que no debemos alterar ni violentar.

Si pensamos que el lenguaje es por antonomasia lo cultural, decir que los idiomas tienen una estructura natural como hace en su declaración Villanueva, es una defensa lenta, torpe e indecisa de por qué la RAE mantiene cerrada la puerta a la discusión del lenguaje inclusivo, abona Sabina.

Lo que lleva a la conductora a preguntar: ¿está siendo la Academia un lastre en este debate?

Para Concepción Company, “la posición de la Academia de Madrid es bastante radical. Incluso el director actual, Santiago Muñoz Machado, ha dicho que el lenguaje inclusivo es una estupidez. Coincido en que las instituciones son como elefantes, animales lentos, mientras en el mundo están produciéndose cambios importantes”.

“Pero la pregunta es otra: ¿qué es lo que queremos, estar incluidas y dar la batalla en espacios que han sido esencialmente masculinos porque hemos sido excluidas?

En todo caso, ¿el lenguaje soluciona en algo ese problema de inclusión o tenemos que dar la batalla desde otros ángulos?, inquiere Berman.

Para Company, “siempre he dicho que hay que ser mejor que los hombres para estar en los espacios de los hombres. Sin embargo, vemos que los hombres desdoblan sólo porque se sienten presionados socialmente, pero nos siguen excluyendo”.

“Reenfoquemos entonces la pelea hacia una verdadera inclusión, a una verdadera equidad. Y, en ese sentido, sostengo que el lenguaje inclusivo obstaculiza el proyecto de alcanzar la equidad”, concluye la académica mexicana en esta segunda de tres entregas.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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