El Consultorio Ético que Javier Darío Restrepo abrió el año 2000 en el sitio web de la hoy Fundación Gabo, y que el maestro colombiano sostuvo hasta el mismo día de su muerte, el 6 de octubre de 2019, a los 87 años de edad, sirvió también para desglosar conceptos que nos ayudan a formular una teoría del Periodismo.
Por ejemplo, el 22 de abril de 2019 Fredy Agudelo Parra, asesor comunicativo en la Fundación Universitaria de San Gil, en Santander, Colombia (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/1998), preguntaba si debe hablarse de comunicación social y periodismo como una sola profesión o un solo campo de estudio; urge una reflexión sobre sus diferencias.
Para Restrepo, la confusión se dio cuando algunas universidades ofrecieron la carrera de Periodismo bajo la denominación de Comunicación Social. El equívoco creció cuando el plan de estudios dio a esos egresados la posibilidad de trabajar en agencias de publicidad o de relaciones públicas, o de ponerse al servicio de empresas o instituciones. Ese perfil ha derivado en la actualidad hacia “los creadores de contenidos, influenciadores y otros subproductos de la convivencia de comunicación-periodismo”.
Pensar que la “comunicación social” subordinaría y reduciría a la condición de subproducto el estudio del periodismo, ayuda a la comprensión “latente en la propuesta actual de hacer del periodismo una especialización”.
“Mientras tanto ha emergido el papel definido y sólido del periodismo, merced al impulso y a la práctica de los mejores del oficio de hacer información pública sobre lo público”.
Curiosamente, “el impacto de lo digital y la necesidad creciente de una información independiente y de influencia social están creando el ambiente propicio para que ‘esas diferencias sustanciales’ entre periodismo y comunicación… disipen equívocos y ambigüedades y descubran el verdadero rostro de una profesión que, más allá de una simple especialización, provea a la sociedad de unos profesionales en información, indispensables para el desarrollo de la sociedad”.
¿SON PERIODISTAS LOS INFLUENCERS?
Relacionado también con los rasgos distintivos del periodista frente a otros profesionales de la comunicación, Vladimir Nogales, estudiante en Ciudad de Panamá, preguntó el 19 de marzo de 2019 (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/1995) si podemos hablar de los influencers y otros creadores de contenidos como sustitutos del periodista. ¿Son otras profesiones o meras modalidades del periodismo?
Para Restrepo, “es apenas lógico que el negocio del periodismo, regido siempre por criterios mercantiles, derive al influencer o al creador de contenidos”.
Líneas arriba el maestro había advertido cómo esas palabras reflejan la cambiante imagen del periodismo. Pero, ¿se trata de un simple hecho comercial, un entretenimiento insignificante y sin influencia, o estamos ante una estrategia de ventas, de proselitismo, que incluso busca el control de la sociedad?
Está de por medio la percepción del periodista sobre su propia profesión: “un periodismo centrado en el hallazgo y fortalecimiento de contactos, se vuelva práctica de relaciones públicas”, y “un periodismo conocido y vivido desde un escritorio de investigador social” recibe “una denominación de corte académico”. ¿Cabe pensar entonces en un periodista-influencer?
Lo que primitivamente se intuyó y el desarrollo profesional puso en evidencia, es que el periodismo es una profesión de servicio al público a través de la información. Al madurar, deja de ser un oficio y se transforma en una misión de servicio social. Es un contenido que solo lo puede mostrar la palabra periodismo.
YOUTUBER, ¿COMUNICADOR SOCIAL?
El 23 de enero de 2019, un investigador de Lima, Alonso Roberto Pahuacho Portella, preguntaba a los expertos del Consultorio Ético si pueden ser considerados comunicadores sociales los youtubers de opinión o los que hacen crítica de la cultura popular (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/1958).
En todo caso, ¿se les debe exigir, en tanto personajes públicos, que cumplan una ‘función social’ como a cualquier otro comunicador que se desempeña en los medios tradicionales?
Según la Teoría del Periodismo, ¿estos youtubers informan y educan o nada más entretienen?
Álex Grijelmo es claro: “Un comunicador social no ejerce necesariamente el periodismo. El periodismo consiste en obtener información, comprobarla, contrastarla con fuentes diversas, editarla con arreglo y criterios profesionales de lenguaje y de datos, contextualizarla, jerarquizarla y difundirla con criterios de actualidad. Si un comunicador social cumple todo eso, hace periodismo”.
Para Javier Darío Restrepo, “de un usuario cualquiera no se espera lo que sí se debe esperar en el trabajo de un periodista profesional”. La tecnología digital puso fin al monopolio que tenían los periodistas como fuentes y emisores de información, y “ha puesto en las manos de cualquiera persona la posibilidad de emitir”. De ahí el reto para el periodista “de producir una información profesional que justifique la existencia de su trabajo”.
Ese trabajo consiste en dar “orden a la información que hoy se está produciendo, más abundante, diversa y caótica que nunca antes en la historia; a ese orden se agregan la interpretación de los hechos, su explicación, sus dimensiones temporales de antecedentes, contextos y proyecciones, de modo que el receptor pueda tener una visión completa de la historia diaria.
“Para obtener y difundir una información así, digna de seres inteligentes, no únicamente curiosa, el periodista requiere una formación profesional, cada vez más exigente. Estos requerimientos han sido acentuados por la tecnología que puso en evidencia las fallas y las debilidades de la información tradicional”, sentencia Restrepo.
CUIDARNOS ENTRE TODOS
Un tema recurrente en el Consultorio Ético de Javier Darío Restrepo fue la seguridad de los periodistas. El 29 de enero de 2016, Amicar Izaguirre (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/55) preguntaba desde Honduras si, ante la falta de protección para los periodistas en países donde la corrupción, la violencia y la impunidad tienen niveles muy altos, ¿cómo ser lo más objetivos e ir a fondo de un tema sin tener que arriesgar demasiado?
Restrepo es claro: “El periodismo ejercido como servicio público de información siempre tiene sus riesgos, por eso es una profesión calificada como de alto riesgo”.
Hay que aceptar los riesgos en favor del bien de todos. No por la empresa, sino por la sociedad. “Arriesgarse por obtener una primicia es insensato; arriesgarse por el bien de todos es un valor ético que dignifica la profesión y a las personas que la ejercen”.
Pero “una cosa es la valentía profesional y otra la temeridad”. El valiente “no acepta riesgos inútiles o de espectáculo; es prudente al exponerse y estudia con calma los riesgos y las situaciones antes de actuar”.
Poco antes, el 20 de Septiembre de 2015, Luis Fernando Fonseca, de Ecuador (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/87), preguntaba ¿qué se debe hacer en caso de agresiones a los colegas?
A lo que Restrepo respondió: “Cuando se trata de defender la vida de los periodistas, o de la libertad para ejercer la profesión, la agremiación es su mecanismo de defensa”.
Ante un gobernante que asume el control de los medios y los periodistas, éstos no tienen más poder que el de sus palabras. “Esa asimetría se reduce cuando periodistas y medios hacen un frente único para reclamar sus derechos”. Es su derecho como gremio y el de la sociedad a estar bien informada, “lo que el gobernante censor niega con sus ansias de control”.
Una tendencia común en el gremio es actuar aisladamente y dentro de un criterio de autonomía que los separa de los demás. “La presencia del peligro y la amenaza tienen el efecto positivo de romper ese aislamiento”.
Además de defensa, la agremiación es un mecanismo de ayuda mutua que da a los periodistas posibilidades de formación profesional y personal que no siempre son aprovechadas, sentencia Restrepo.
EL DÍA QUE CONOCÍ AL CHAPO
Finalmente, ¿qué le habría dicho Javier Darío Restrepo a Julio Scherer, quien se fue a meter a la guarida de El Mayo Zambada para entrevistarlo, o al actor Sean Penn que, habilitado como reportero de la revista Rolling Stone, se reunió con El Chapo Guzmán?
El 28 de octubre de 2015, Camila Pérez preguntó desde Perú (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/68): En el caso hipotético de que la fuente que utiliza el periodista sea alguien sospechoso de clandestinidad, ¿cuáles serían los pasos para poder hacerle una entrevista sin vulnerar la ética?
Para Restrepo, “el delincuente es otra fuente que debe ser tratada como todas las fuentes”. Y “su información debe ser sometida a la crítica necesaria para garantizarle al receptor que el material obtenido y difundido es verdadero”.
Hay que examinar la fuente a la luz de su idoneidad (¿conoce los hechos o temas que el periodista investiga como servicio a sus receptores?) e independencia (¿informa la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, o está bajo la presión de sus propios intereses, o de una amenaza, o de sus sentimientos?).
Tanto las fuentes que operan en la clandestinidad o en la ilegalidad, como los altos funcionarios, deben ser objeto de cautela porque unos y otros tienen motivos para engañar. Y, claro, la información del periodista es un servicio para el ciudadano, no para autoridades, jueces ni policías.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.