En Breve historia de nuestro neoliberalismo. Poder y cultura en México (Debate, 2021), Rafael Lemus muestra cómo los grupos culturales en torno a las revistas Letras Libres y Nexos ayudaron, durante cerca de 40 años, a construir una narrativa sobre el liberalismo económico.
En la lectura que hizo Alejandro Páez Varela durante la emisión del 26 de mayo de 2021 del programa Los Periodistas, que conduce con Álvaro Delgado en el canal de Sin Embargo al Aire en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=FMO_xpShduI&t=46s)–, esta narrativa se volvió hegemónica no obstante la desigualdad social que el neoliberalismo generó, y pese a las evidencias de que los políticos y empresarios que patrocinaban esas publicaciones culturales eran los causantes y grandes beneficiarios de la disparidad económica.
La narrativa neoliberal todavía tiene muchos adeptos como se vio en las elecciones intermedias de 2021, comenta Lemus. En buena medida la impusieron grupos de pensamiento que, con muchos recursos financieros del Estado y de la iniciativa privada, ayudaron desde la intelectualidad a los grupos de poder que dominaron la escena política durante el neoliberalismo.
Estos grupos culturales y personajes de la cultura como Octavio Paz y Enrique Krauze o Héctor Aguilar Camín, “fueron fundamentales en la construcción de este relato neoliberal del país”, añade el autor.
Lo que el libro estudia más a detalle es cómo, “a partir de los años ochenta, una constelación de funcionarios, empresarios e intelectuales recrea o intenta recrear el relato nacional. Lo que habíamos tenido en México era el relato del nacionalismo post-revolucionario que afirmaba la excepcionalidad del pueblo mexicano, su antiyanquismo, y un cierto atraso del que nos enorgullecíamos dado que éramos excéntricamente modernos”.
A partir del gobierno de Miguel de la Madrid y, fundamentalmente, con el arribo cuestionado de Carlos Salinas a la presidencia, “ese relato cultural ya no le empieza a servir al régimen porque, ahora, lo que quiere este es adecuar el país a las necesidades del mercado global y reconvertirlo al neoliberalismo”.
“Necesitan construir un nuevo relato, pero al mismo tiempo esa narración no puede romper del todo con el viejo cuento revolucionario, pues los gobiernos que están operando el giro neoliberal en México son todavía los gobiernos priistas. Es decir, su legitimidad viene de ser el Partido Revolucionario Institucional, de seguir moviendo las figuras y las imágenes de Madero o Cárdenas.
“Entonces se ven en la tarea de tener que crear un nuevo relato que, simultáneamente, sea el mismo. Es decir, tienen que curar de otra manera el relato que ya existe”. Y en eso van a ser fundamentales Paz (con su revista Vuelta), su heredero Krauze (ya con Letras Libres) y Aguilar Camín al frente del grupo Nexos.
VUELTAS DE VUELTA
Nexos y Letras Libres no sólo contribuyeron a establecer esta narrativa a través de los artículos que publicaban cada mes. También lo hicieron mediante libros que lanzaban las editoriales vinculadas a esas revistas, como Cal y Arena en el caso de Nexos, o Clío (libros y videos) en relación a Letras Libres.
El prestigio intelectual y hasta literario de esos autores les permitió exportar esas narrativas a España y América Latina, sugiere Álvaro Delgado. Y, ciertamente, Letras Libres sostuvo una filial en la península ibérica durante muchos años y todavía se pueden ver las firmas (o la impronta) de estos escritores en diarios de Estados Unidos e Inglaterra.
“El neoliberalismo no es un fenómeno mexicano sino global –admite Lemus–. Es el mismo en todas partes y distinto también. En México tuvo algunas peculiaridades, pero en todos los lugares donde se da el giro neoliberal en los años ochenta y noventa, vemos grupos de intelectuales participando en ese tránsito: facilitándolo, creando discurso para el régimen, produciendo imágenes para el neoliberalismo, condenando otros modelos de desarrollo y satanizando cualquier alternativa de izquierda.
“Vemos esos grupos intelectuales en cada país dedicados a la misma tarea. Y, como los de aquí, vemos cómo fueron trazando alianzas unos con otros. En el libro, muestro cómo en los años ochenta hubo una purga en la revista Vuelta, que termina deshaciéndose de ciertos escritores de izquierda que habían acompañado a Paz en la revista Plural y en los primeros años de Vuelta, como Carlos Fuentes y Julio Cortázar, mientras se va acercando a otros como Mario Vargas Llosa, que también están dando en ese momento un gran giro al neoliberalismo.
“Ya después, en Letras Libres de los noventa y los dosmil, es muy clara la alianza de la revista con el empresariado de Monterrey y, en el caso de su filial en España, con los grandes empresarios españoles que apoyan al Partido Popular (PP).”
EMPRESAS DE LA CULTURA
Podemos hacer un retrato de los intelectuales mexicanos a partir de una imagen recurrente en todos los siguientes años después de la llegada de Carlos Salinas al poder: es la fotografía de la corte en la que aparecen los intelectuales con el presidente en turno, o los intelectuales con los grandes empresarios, apunta Páez Varela.
Nexos y Letras Libres florecen como empresas de la cultura porque, también, son asideros de una idea de política económica que se está instaurando y terminará afectando a millones de mexicanos.
Se necesita la foto como testimonio de una alianza entre las élites de la intelectualidad y los políticos causantes del empobrecimiento de millones de mexicanos, como de los lazos entre los intelectuales y los empresarios beneficiarios de ese modelo, comenta Alejandro Páez.
A propósito, recuerda Rafael Lemus, “hay una imagen que me parece hace una síntesis de mi libro, y que en algún momento propuse como portada: una fotografía en la que aparecen lado a lado, sentados en una mesa, sonriéndose el uno al otro, Carlos Salinas y Octavio Paz”.
“Esa foto fue tomada en un momento crucial en la vida política del país: Carlos Salinas había asumido la presidencia sin mucha legitimidad debido al conflicto poselectoral, y pocos días después Octavio Paz, con todo el prestigio que tenía, con toda la autoridad moral que se le reconocía en esos años, decide refrendar a Salinas de Gortari. Sonríen, se dan palmaditas y el poeta declara que Salinas será el presidente que llevará a cabo la transformación que el país necesita.
“La alianza entre intelectuales y funcionarios será muy clara en el pasaje que reviso en el capítulo 2 del libro: Televisa, la revista Vuelta y, en cierto momento, intelectuales del grupo Nexos coincidirán junto con el gobierno mexicano para crear la exposición ‘México, 30 siglos de esplendor’, que fue expuesta a principios de los años noventa en Nueva York, y luego viajó por otras ciudades de Estados Unidos y México.
“Fue una empresa al mismo tiempo estatal, empresarial y cultural, en la que participan el Estado, un grupo de empresarios y un grupo de intelectuales para exponer el acervo (los archivos, la iconografía y el patrimonio mexicano) de una nueva manera, intentando presentar a México como un país abierto, siempre abierto al intercambio, al comercio, siempre feliz en el colonialismo.
“En ese momento se está negociando el tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, y el nuestro necesita volverse un país atractivo para la inversión extranjera, confiable para sus socios comerciales. La exposición intenta hacer eso. Y para ello, van a colaborar algunos escritores, Paz por encima de todos ellos. Con financiamiento de empresarios, de Azcárraga Milmo notoriamente.”
EL DISCURSO INTELECTUAL
Luego de contribuir a la construcción de una narrativa que justificara y legitimara el neoliberalismo, Krauze y Aguilar Camín dieron el siguiente paso al incursionar en el ámbito de la política. El 15 de julio de 2020 publicaron, junto con otros personajes, un desplegado aconsejando a la oposición unirse en contra de López Obrador, resume Álvaro Delgado.
Ambos intelectuales recomendaron crear una coalición electoral para enfrentar al presidente, a su partido y a los aliados de Morena. Textualmente dijeron que se requería un bloque de partidos para, junto con la ciudadanía, recuperar la normalidad democrática en el Congreso, señala el entrevistador.
“Ya desde antes estaban haciendo lo mismo –evoca Rafael Lemus–: formar alianzas, firmar desplegados, intervenir políticamente en momentos decisivos en la vida del país. Lo hicieron en los ochenta, muy claramente en las elecciones tan reñidas de 1988, lo hicieron en 2006 y lo estuvieron haciendo en la coyuntura de 2021. En todo momento actuando con un discurso un tanto hipócrita de que no lo están haciendo, ese discurso sobre el intelectual clásico que lo describe como una figura más o menos al margen, autónomo de toda institución, que tiene una independencia crítica y, por eso, su palabra parecería tener más autoridad moral que la de los otros.
“Pero si uno hace una historia intelectual de la cultura de México, veremos que esa figura del intelectual nunca ha existido: no tiene independencia, siempre está participando en la política, coincidiendo con un grupo y peleando con otros, tejiendo alianzas.
“No es nuevo lo que están haciendo Aguilar Camín y Krauze, lo han hecho siempre y este discurso que llama a votar contra la izquierda porque esta vertiente pone en peligro la democracia, la normalidad democrática, es exactamente el discurso que manejaba la revista Vuelta en los años ochenta.
“En ese momento ese discurso era todavía más absurdo, porque llegaron a decir que la izquierda cardenista, la izquierda de Cuauhtémoc Cárdenas, amenazaba la democracia mexicana. ¿Cuál democracia? Si aún ahora es difícil justificar que haya una democracia que esté siendo violentada, en ese momento era impensable. Ellos estaban imaginando una democracia que no existía e inventando un monstruo que estaba amenazándola”, recuerda Rafael Lemus.