El régimen de la corrupción institucionalizada y generalizada, derrotado el 1 de julio del 18, en su caída lastimosa fue dejando muestras del aberrante comportamiento criminal con el que se guio a lo largo de las oscuras décadas del priismo y su complicidad o maridaje ideológico con la derecha fascista, o sea del PAN.Como en la dictadura de los 34 años del gobierno del golpista y asesino Porfirio Díaz, que desaparecía a sus opositores, exterminaba indígenas, mataba huelguistas, asesinaba a sus competidores; así la larga dictadura del priismo y sus satélites de derecha, cometieron atrocidades para sostenerse y defender el presidencialismo o el gobierno dictatorial.
Los mexicanos no habíamos tenido la oportunidad de contar con un gobierno democrático, emanado por la voluntad absoluta de los ciudadanos, en la máxima expresión de su libertad de elegir, como el que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, y a los acontecimientos graves de la historia política del pasado, se les da otra mirada, crítica, por supuesto.Antes de que llegara el triunfo, la revolución electoral del 1 de julio del 18; las elecciones -aunque suene duro a los castos oídos de los adversarios del nuevo régimen transformador-, está comprobado que fueron fraudulentas, que se realizaban a modo del poder, para que nada cambiara. Y eso mismo ocurría en el Porfiriato, donde ocho veces el dictador fue electo “por unanimidad” en la farsa electoral.
Es cierto, por hartazgo, el 2000 los electores votaron en su mayoría por un botudo farsante, que pronto desencantó a sus votantes que ahora andan vagando sin saber a donde esconder la cara de vergüenza. Pero aún esa alternancia puede clasificarse como un acuerdo entre los actores del viejo régimen de la corrupcion, como lo fueron también las concertaciones entre PRI y PAN para quitar a 18 gobernadores en el sexenio del criminal Salinas.
El comparativo entre la represión del régimen del dictador Díaz y el régimen priista y su última fase prianista, es oportuno cuando se trata de evaluar sus niveles de antidemocracia. El primero tuvo sus reacciones contra los trabajadores y la democracia usando los aparatos policiacos para asesinar a los obreros y sus familias en las huelgas de Rio blanco, Veracruz; y Cananea, Sonora, máximas expresiones de del esclavismo laboral que toleraba el vetusto dictador. El régimen de Díaz no toleraba la democracia, ni la lucha y la movilización social y política, y si aparecían llamas de libertad política o laboral, la acordada y los rurales a su servicio, teñían de rojo el piso.
Son muchas las similitudes que existen entre el régimen porfirista y el priista que al final se volvió prianista; pero aquí solo ejemplificamos algunos, que permiten ver esa historia política criminal, del pasado, pero también de los años recientes. Y es el caso de la represión con la que el sistema corrupto priista exterminó a los jóvenes que se organizaron para hacer frente a las injusticias en sus regiones, como, por ejemplo, los profesores armados en Madera, Chihuahua el 23 de septiembre; y los guerrilleros campesinos encabezados por profesores en la sierra de Guerrero. Tan solo estas dos movilizaciones políticas contra la injusticia y los cacicazgos protegidos del Estado, ocasionó una implacable persecución mortal bajo la famosa guerra sucia.Hoy se recuerda otro hecho de negra historia política: la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968; un crimen que lastimó terriblemente a la Nación, porque se trató del uso de la fuerza pública para disolver sangrientamente una marcha pacífica de estudiantes y profesores. Este hecho está concatenado a las luchas de los profesores y campesinos de las sierras de Chihuahua y Guerrero, pero también las luchas de sindicalistas obreros y electricistas, y todas estas tenían en común la exigencia de justicia y democracia.
Efectivamente, 2 de octubre no se olvida, y es muy alentador que en esta ocasión no exista el ninguneo que el régimen prianista hacía contra este hecho; y que, por el contrario, se promueva la exoneración absoluta de los profesores y estudiantes que murieron por las balas del poder, y se revisen los expedientes para, aunque sea ya para efectos de la historia, se identifiquen a los autores judiciales que atropellaron las leyes en los juicios y la estigmatización política.
Nunca más deben ocurrir otro 2 de octubre de 1968, ni un 10 de junio de 1971. Y esto mismo, lamentablemente se decía antes de los hechos de la matanzas de Aguas Blancas, en Guerrero en 1995; y la desaparición forzada de estudiantes normalitas de Atyozinapa; dos crímenes de Estado, uno ocurrido durante el gobierno de Zedillo, y el segundo, durante el régimen del traidor nacional, Peña Nieto. Pero ahora, con un gobierno democrático que está construyendo estructuras de libertad, de justicia y de democracia, y como el mismo presidente lo dijo: efectivamente no debe ocurrir nunca más el uso de la fuerza y las balas del poder contra la libre manifestación de las ideas policías y sociales.
PUNTO Y RAYA
EL DE NACHO, INFORME DE UN FRACASO DE GOBIERNO
Le llovió al gobernador Nacho Peralta en su cuarta ocasión de rendir un informe de fracaso al frente de la responsabilidad pública más relevante del estado. Y no podría ser de otra manera, pues el estado se encuentra seriamente afectado por su incapacidad de atender la problemática, particularmente la de la violencia por narcotráfico y la inseguridad en el patrimonio de los colimenses de todos los estratos ante tanto robo aquí y allá.Son graves los problemas de la entidad, es cierto, pero para enfrentarlos se requiere de conformar un nuevo gabinete, y no el desacreditado que se mantiene sin pena ni gloria. Este es un asunto muy importante, porque parece que el grupo político que lo sostiene, le impide quitarse rémoras de ese mismo grupo, que le impiden gobernar. Y el gobernador mismo, que no asume una actitud transformadora, de capacidad política para emprender soluciones. Por eso le llovió, por cuarta vez, en su milpita al presentar su “informe”.¡Hasta la próxima!