CULIACÁN, COL.

En todo México resuenan los ecos de las balas disparadas el pasado jueves 17 en Culiacán. Un operativo que se planeó mal según lo han reconocido tanto la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, como la Secretaría de la Defensa Nacional. Las críticas no se hicieron esperar ante la decisión del Gabinete de Seguridad y el aval del Presidente de la República para abortar el operativo.

Se buscaba aprehender a Ovidio Guzmán, hijo del célebre Chapo, cuando la violencia se desató no sólo en Culiacán sino también en otros puntos de Sinaloa. Cientos o talvez miles de vidas de inocentes se encontraban en juego cuando vino la decisión. Apenas se tuvo información, los conservadores críticos del Gobierno iniciaron su ofensiva, lanzando tantos misiles cuanto pudieron a la decisión adoptada.

Varios acontecimientos confirman lo que ya sabíamos:

  • Las críticas se produjeron por no haber aprehendido a Guzmán, sin que a quienes las lanzaron les importaran los potenciales daños colaterales que se hubieran presentado. Falta gobierno, afirmaron.
  • Hay una estrategia diferente y ésta no pasa por masacrar o permitir que se masacre a diestra y siniestra. Un objetivo claro es preservar tantas vidas como resulte posible.
  • No existe colusión entre la Federación y las organizaciones criminales pues, de otro modo, se hubiera tenido mayor información con respecto a la capacidad de fuego.
  • No existe un manual que diga cómo tomar decisiones o bien, cuáles tomar en momentos de crisis o de emergencia y éste nunca ha existido para estos casos, como nunca ha existido uno para la guerra.
  • Las prioridades derivan de una convicción firme, bien formada, de otro modo, la decisión que en mucho fue instintiva, hubiera sido distinta.
  • Con tanto tiempo de guerra y colusión con el crimen, los arsenales acumulados por el crimen organizado, son mayores de lo imaginado. Recordemos que hace algunos años nos enteramos del alcance del acumulado por el Cartel de Jalisco Nueva Generación, así como de la coordinación de sus ataques.
  • Las labores de inteligencia realizadas por el CISEN y/o por las fuerzas armadas padecen ineficiencia e ineficacia, vistos desde el ángulo que se quiera. Por eso desapareció el CISEN.
  • La lucha y la estrategia de la lucha contra el crimen han de comenzar desde la reconstrucción de los cuerpos de inteligencia del Estado.
  • La lealtad de las fuerzas armadas a su jefe máximo. No importó la previsible cosecha de críticas, lo importante era ajustar la actuación de las mismas a las máximas del Ejecutivo: Respeto a la vida y a los derechos humanos.
  • Esos hechos pudieron haberse presentado en cualquier lugar del País, bien pudieron suceder en Colima, donde las fuerzas locales han permitido desde siempre a las mafias, hacer lo que quieren y los gobiernos locales carecen de un plan y no resultan profesionales ni confiables.
  • Una operación de gran envergadura debe ser enfrentada por las fuerzas federales porque las locales no son confiables. Y claro, cada una debe apoyarse con información derivada de labores de inteligencia.

Está claro que el fin último de cada gobierno consiste en procurar la felicidad de los pueblos y que ésta no podrá lograrse si no se otorga valor alguno a la vida y entonces, todo deberá partir del respeto a ésta por sobre todas las cosas.

México está urgido de vivir feliz y seguro. Estamos cansados de esta vida de inseguridad donde la mayoría de los mexicanos hemos sido orillados a la inseguridad que ha derivado de gobiernos insensibles y veleidosos que se preocupan más por exhibirse y llevarse cuanto han podido sin que les haya importado que la mayoría de los mexicanos vivamos por debajo de la línea de subsistencia; y si algo provocan que nos suceda, es que formemos parte de esas largas listas de daños colaterales.

La Ley está hecha para que se cumpla, pero no a rajatabla; tienen que existir prioridades y ninguna podrá resultar tan importante como la preservación de las vidas de los propios mexicanos. El que junta estas letras apoya la decisión adoptada por el Gabinete de Seguridad y sabe, por supuesto, que llegará el momento en que Ovidio Guzmán López será detenido y juzgado y que, en su momento, habrá de pagar por los crímenes cometidos. Todo a su tiempo.

Sólo la experiencia adquirida durante la operación podrá quitar la novatez de quienes la padecen. Nadie nace sabiendo todo lo que la vida le demandará, pero golpe que no aniquila, fortalece y de este error habrá de obtenerse la experiencia necesaria para que el propio gabinete y todos los mexicanos podamos vivir felices y seguros. Y lo lograremos aún nosotros a quienes nuestro Gobernador nos lo prometió durante su campaña, aunque después de tomar posesión de su puesto se haya olvidado de hacer cualquier cosa para honrar esa promesa

Ah, pero eso sí, si se hubiera insistido en lograr la detención y se hubiera desatado el derramamiento de muchos litros de sangre, los conservadores críticos estarían criticando tener un gobierno insensible y sin respeto a la vida de los mexicanos. Así que, como diría Peña Nieto: estos personajes no encuentran chile que les embone. También de eso, podemos estar seguros. Y no sólo por este asunto, el gobierno que encabeza López Obrador será criticado por todo lo que haga o lo que deje de hacer. Ese es el juego de sus detractores. No podemos esperar que haya unidad nacional en torno a sus objetivos y a sus logros.

El Presidente ha expresado que un dirigente puede exponer su vida, pero no tiene derecho a exponer la vida de otros. Yo estoy de acuerdo con esa afirmación. El PAN obviamente no, por eso demanda al Presidente; pero también, por eso, hace el ridículo. ¿Podría esperarse algo distinto de semejantes personajes y de tal Partido? Ya nos han demostrado de qué pasta están hechos.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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