¿Incapacidad, improvisación, irresponsabilidad, moda?

Comala y Villa de Álvarez se encuentran unidas por una carretera bellísima, de eso nadie tiene dudas. Sobre todo, el tramo de la Parotera, que nos permite admirar sus bellísimos árboles, los volcanes que son un símbolo de nuestra entidad o el Cerro Grande que luce imponente. Los comaltecos disfrutamos ese paisaje más que los otros colimenses pues viajamos por esa carretera con mayor frecuencia que los demás y por supuesto, lo presumimos.

Eso convierte a ese tramo carretero en un escaparate y como todas las vidrieras exhibe lo bueno y lo malo. Luce mucho más una obra que se realiza allí que otra que se construye en el pueblo, sobre todo porque ante el crecimiento de la mancha urbana, muchas obras solo pueden ser disfrutadas por una parte de los comaltecos y no por todos: Hacer funcional, por ejemplo, el Jardín de Aguajitos o realizar una obra en la colonia Cuauhtémoc, significaría un beneficio solo para quienes viven allí; en cambio, una obra como el Andador de las Parotas, la vemos todos aunque no la usemos, y es vista (y disfrutada) por muchos aunque no sean comaltecos. Entonces los gobiernos veleidosos y arrogantes como han sido los que hemos padecido, prefieren esas obras de relumbrón sobre las que realmente mejoran la calidad de vida de los comaltecos. Desean que las obras les ayuden a mejorar su deteriorada imagen y lo hacen con propósitos políticos (es decir, electoreros) y no en vez, para procurar la felicidad del pueblo.

Una obra pública (o privada) se construye y se conserva para que servir a un fin muy específico: Una escuela, una carretera o un hospital deben servir para los fines que determinaron la necesidad de realizarlas y nadie supone que un día decidan trasladar a los internos del Centro de Readaptación Social al Hospital Universitario o que se instale en una escuela, a un grupo de tianguistas. Las improvisaciones se realizan solo en momentos de alguna emergencia: Ante un sismo, un ciclón o las amenazas del Volcán, se improvisan albergues donde sea posible, aunque deban cancelarse temporalmente algunos servicios básicos, pues un gobierno es, ante todo, un administrador de los bienes públicos.

Y así, desde hace varios años, se ha insistido en usar la carretera que une Comala y Villa de Álvarez para que los domingos acudan quienes deseen caminar, correr o pedalear sus bicicletas, para estar acordes con la moda de hacer ejercicio para bajar de peso. Para ello suelen cancelarse los carriles que se usan para que los vehículos transiten de Comala a La Villa, y los contrarios han de contener el tráfico en ambas direcciones. Dado que es una carretera muy transitada, eso provoca retrasos y otros inconvenientes al pueblo (como distraer patrullas y elementos policiacos, por ejemplo) y crea también un peligro mayor entre los viajeros. Por eso se decidió, hace décadas, ampliar la carretera a cuatro carriles.

Han pasado muchos años desde que empezó esa práctica: Actualmente debiera usarse para ello, el Andador de las Parotas, igual que muchas personas acuden al mismo todos los días, incluidos los domingos, otros muchos pueden hacerlo, pues hay capacidad para recibir a muchos más, comaltecos o no, pues la mayoría de los usuarios no son de Comala. Y muchos de los andariegos y corredores así lo han entendido: Por ejemplo, el último domingo, saliendo de Comala a las 10:30 aproximadamente, la carpeta de la carretera permanecía cerrada para menos de diez personas (entre caminantes, corredores y ciclistas), mientras había muchas más usando el andador. Y ese domingo no fue una excepción.

Esto lleva a concluir a quien junta estas letras que no es necesario el cierre de la carretera y que hacerlo significa descuido, dejadez, irresponsabilidad, incapacidad, improvisación y falta de oficio de nuestras autoridades. No saben qué es lo que requerimos los comaltecos y hacen algo solo por cumplir con una moda oficial: Inducirnos a hacer ejercicio. Creo que, si ellos no lo entienden, el pueblo debería marcarles cuáles son sus prioridades. De otro modo, buscarán otras opciones de uso para la carpeta asfáltica y después, trasladarán (con todo y sus camas de hospital) a quienes se encuentran internos en los diferentes nosocomios públicos para que también ellos disfruten del bellísimo paisaje del lugar, o bien, organizarán allí algunos torneos de fútbol, béisbol o básquetbol o cualquiera otra ocurrencia que pudieran tener. No valoran las consecuencias de sus decisiones.

Debemos tener muy claros los motivos que llevan a construir una carretera y que sepa, nadie ha construido todavía una carretera de usos múltiples. Quizás quieran convertir la nuestra en pionera. Talvez eso sea parte de la magia del pueblo. O más bien, es probable que refleje la improvisación y la incapacidad de la autoridad para responder a las modas gubernamentales. Si eso ocasiona problemas, inconvenientes o peligros, pues, ni modo, eso no les importa. Ya tendremos otras autoridades que actúen de otro modo ¿Cuándo? Eso tampoco es su problema, es el nuestro.

¿Para qué esperar a que ocurra un accidente mayúsculo? Deberían actuar ya, como si les importara la población. Urgen gobiernos cercanos a la gente. Ojalá pronto tengamos uno.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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