LA MUERTE DEL CHAYOTE

Si el chayo es una forma de corrupción, ¿cómo la podemos evidenciar y combatir desde la trinchera ciudadana?, le preguntó una estudiante de la maestría en Derecho Constitucional de la UNAM a Sanjuana Martínez, en la parte final de la conversación que sostuvo la entonces recién anunciada directora de la agencia oficial de noticias Notimex con John Ackerman.

En el programa Diálogos por la Democracia (https://www.youtube.com/watch?v=R6oZB7raQdA) donde el académico de la Universidad Nacional tuvo como invitada a la autora de reportajes tan contrastantes como Sí se puede, el movimiento de los hispanos que cambiará a Estados Unidos o Soy la dueña y La señora Calderón, sobre las ex primeras damas Angélica Rivera y Margarita Zavala, Sanjuana Martínez respondió:

“Estamos esperando” que con este nuevo gobierno de López Obrador el gran pastel de la publicidad gubernamental, que en el sexenio pasado fue de más de 4 mil millones de pesos anuales, “sea repartido equitativa y transparentemente. Esa sería la muerte del chayo, para decirlo claro”.

Explicó Sanjuana que “en el país antes había pasquines impresos y ahora hay pasquines online que, solamente por suscribir un contrato, se llevan 300 o 500 mil pesos mensuales de los gobiernos locales o de los municipios. Tendría que regularse todo este dinero porque es de los mexicanos”.

Y cuestionó: ¿cuántos miles de millones se gastaron Fox, Calderón y Peña Nieto en cuidar su imagen en los medios?

“Ese dinero ya no se puede gastar así. El nuevo gobierno ha dicho que va a cambiar la manera inequitativa de otorgar la publicidad oficial.

“Lo necesitamos porque los engendros alimentados por el chayo le han hecho un gran daño al derecho a la información. Y ese dinero se lo han arrebatado a los ciudadanos”.

PERIODISTAS MILLONARIOS

Un estudiante de Antropología de la UdeG preguntó después si conoce Sanjuana casos de periodistas que, a cambio de manipular la información, recibieron mucho dinero por parte de personajes ubicados en las altas esferas del poder:

Esos nombres, comentó Martínez, “son evidentes y públicos, porque el dinero canta, no lo puedes esconder. De pronto ves a un periodista que es dueño de un yate, y descubres que ha recibido prebendas escandalosas”.

Esos influyentes periodistas “resultan dueños de grandes propiedades, de ostentosas mansiones y además lo publican orgullosos. Sabemos así que han vendido la pluma y que a cambio de entrevistas o reportajes recibían enormes cantidades”.

Por supuesto, “ellos dicen que eso no es ilegal. Pero no es ético ni moral enriquecerse vendiendo el derecho a la información de los mexicanos”.

Finalmente, un alumno de la Escuela de Periodismo ‘Carlos Septién’ inquirió respecto al grupo de periodistas perseguidos al que perteneció Sanjuana en los sexenios anteriores: ¿Cómo defender los ideales y a los compañeros de labor que padecen esta situación?

Para Sanjuana Martínez, “tenemos el oficio más hermoso del mundo, como dijo Gabriel García Márquez. Es una profesión a la que hay que amar con pasión para ejercerla. Y comprometerse socialmente para ser agentes de cambio”.

“Pero también hay que asumir los riesgos. Cuando sabes que eres una periodista incómoda para el poder –que todos los periodistas deberíamos serlo–, cuando sabes que eres crítica y que te gusta desvelar las zonas oscuras, debes entender que vas a estar sometida a amenazas, a persecución, a difamación, incluso hasta a la cárcel. Yo he estado 24 horas encarcelada, como Lydia Cacho.

“Nuestro papel es encender la luz para ver cómo corren las cucarachas, no para matarlas. Es una frase con la que el gran maestro polaco Ryszard Kapuscinski describe el papel del periodismo: exhibir la podredumbre, abrir las cloacas del poder e intentar generar cambios.

“Todo eso conlleva asumir riesgos. Incluso he sido sometida a tortura sicológica, porque saber que tienes a tu enemigo persiguiéndote genera miedo. Pero ese miedo no paraliza.

“En mi caso, me ayuda a medirle el agua a los camotes, porque ya hay suficientes compañeros muertos. Por eso hay que ir cambiando de temas para salvar la vida y cuidar a los tuyos. Tengo dos hijos.

“Sin embargo, tenemos una responsabilidad social. Ahorita es tiempo de pensar en México antes que nada. Y para ello hay que asumir los riesgos. Y a mucha honra”, concluyó Sanjuana Martínez.

PARA QUÉ SIRVE EL TÍTULO

En su blog ‘Lo que diga McLuhan. Periodismo para estudiantes: apuntes, documentos, reflexiones, actualidad…’, Silvia Tinoco colocó en 2014 un post con la pregunta: ‘¿Para qué sirve un título universitario?’

http://loquedigamcluhan.blogspot.com/2014/07/reflexiones-para-que-sirve-un-titulo.html.

Y lo ejemplifica con un episodio de la serie Masters of Sex protagonizada por Michael Sheen y Lizzy Caplan, quienes interpretan a los famosos sexólogos Masters & Johnson.

William Masters era ginecólogo pero Virginia, quien llegaría a ser su esposa pero comenzó como su secretaria, no tenía formación médica.

Separada de su primer matrimonio y con dos hijos, Johnson “se gana fácilmente el puesto de investigadora… gracias a su iniciativa, inteligencia y facilidad para tratar con los demás (y convencerles de que participen en el estudio” sobre la sexualidad de los años 50).

Para salvar los obstáculos laborales que supone su falta de preparación académica, en el capítulo 8 de la primera temporada Virginia “asiste a clases nocturnas para terminar sus estudios universitarios y conseguir sus credenciales. Una noche, se encuentra en casa estudiando para el examen de anatomía junto a sus hijos, que la ayudan a repasar conceptos. Todo bien hasta que su hijo le pregunta:

– ¿Por qué necesitas un título si ya tienes trabajo?

– Porque un título es como algo mágico. Sigues teniendo tu trabajo, pero cuando tienes título la gente cree que sabes de lo que hablas.

– ¿Entonces es para que te vean mejor?

– Sí, es así. Y por eso los dos irán algún día a la universidad, para que la gente los vea bien desde el principio.

La ‘titulitis’ como se le llamó en su día sigue vigente, comenta Silvia Tinoco.

“Es cierto que en Periodismo vivimos con el dilema de profesión u oficio: si es cuestión de hacer carrera o de aprender practicando. Yo tengo mi título universitario y no me arrepiento de ello.

“Hoy puedes elegir una buena universidad en la que establecer la base teórica de la profesión y luego especializarte. O decantarte por una formación más práctica [como Derecho o Economía] y acabar en un curso o master específico [en Periodismo] sin necesidad de hacer toda la carrera.

“¿La elección será cuestión de mentalidad y recursos?”, se pregunta entonces la bloguera.

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