Si recordamos las enseñanzas de nuestros profes de física de la secundaria y de la prepa, podremos acordarnos de la Tercera Ley de Newton que establece que siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido opuesto sobre el primero. Si revisamos la Wikipedia, encontramos que dicha Ley, con frecuencia se enuncia así: A cada acción siempre se opone una reacción igual, pero de sentido contrario. En cualquier interacción hay un par de fuerzas de acción y reacción situadas en la misma dirección con igual magnitud y sentidos opuestos. La formulación original de Newton es: Actioni contrariam semper & æqualem esse reactionem: sive corporum duorum actiones in se mutuo semper esse æquales & in partes contrarias dirigi. Es decir, Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto.
Así, en política, la reacción se entiende como lo contrario de revolución y un reaccionario es lo opuesto de un revolucionario. Lo mismo hay definiciones para la reacción desde la química, la psicología y muchas otras disciplinas. Y esto viene a cuento porque en la actualidad, la política nacional sufre el embate de la reacción. Y no se trata de simples actitudes de pataleo, sino hay mucho más de fondo atrás de lo que a simple vista podemos ver. En principio, nos permite medir el tamaño de las acciones que intenta el presidente López Obrador para lograr eso que se ha llamado la Cuarta Transformación que revoluciona la política, la sociedad y la economía mexicana y que promete, si se le permite, entregar un País al final de su mandato, completamente diferente del que recibió. Y el mandato que masivamente le entregamos en las urnas, fue precisamente en ese sentido.
El Presidente ha expresado en muchas formas su intención de demoler la política neoliberal que nos acompañó los últimos 36 años y liberarnos de la corrupción que nos ha caracterizado y reconstruir las instituciones para que las nuevas, apoyen el desarrollo del País y sean la base para que todos los mexicanos logremos mejores condiciones de vida a través de una mejor distribución del ingreso. Los neoliberales no están contentos ante tal propósito, porque sus privilegios se esfuman y la mejoría de muchos impide que tengan los privilegios que les han acompañado durante ese largo período en el que han imperado sus políticas. Desean conservar su status para mantener tantas extravagancias a las cuales se acostumbraron. Marx concluía que es posible que un proletario se aburguese, pero un burgués, jamás podrá proletarizarse. Eso es lo que se encuentra en juego.
Los neoliberales han secuestrado algunos términos inclusive, como eficiencia, modernidad o austeridad. Sólo ellos pueden ser eficientes, modernos o austeros, aunque la práctica nos demostró lo contrario. Y no sólo en México. Podemos encontrar su lucha, en general, en todos los países. Han sido tan crueles y tan bárbaros esos neoliberales que han producido un efecto de rechazo en todas partes: En Brasil tuvieron que encarcelar a Lula para evitar que accediera nuevamente a la Presidencia y en Argentina, intentan lo mismo para evitar el retorno de Cristina Fernández. En España, ante el avance del Socialismo, que luce imparable, los franquistas neoliberales intentan presentarse como los guardianes del bienestar. Los sondeos en Inglaterra prometen futuro a los laboristas de Jeremy Corbyn. Bolivia se resiste a su avance y en muchos otros países, la lucha se presenta.
El neoliberalismo comienza pues a ser algo del pasado porque ha destruido en vez de construir y los neoliberales se defienden (es decir, reaccionan) con todas las fuerzas que tienen y que no son pocas; El sistema aeroportuario propuesto para la Ciudad de México es malo y evitará que el turismo internacional continúe su crecimiento: Los turistas vienen por nuestra cultura y tesoros; por eso, entre otros, iniciarán vuelos directos Estambul-Ciudad de México y Cancún-Estambul servidos por Turkish Airlines, una línea que no tenía presencia en México. El Tren Maya será un fracaso, pero los ferrocarriles turísticos están en auge, como el Chihuahua al Pacífico, cariñosamente llamado Chepe. El peor negocio es la refinación de petróleo, por eso las petroleras privadas continúan construyendo refinerías en todo el mundo y se ha firmado un importante apoyo de refinanciamiento a Pémex por parte de HSBC, J. P Morgan y Mizuhi Securities en condiciones muy favorables. La lucha contra el huachicol fracasará, pero hasta hoy, avanza con firmeza. Y la lista de embates puede continuar.
En resumen, López Obrador es un ignorante que nada puede hacer o concretar, sin embargo, muestra avances para que entidades como la banca internacional lo respaldan más que muchos mexicanos y como bien sabemos, la banca internacional no se caracteriza por ser parte de una liga filantrópica internacional: Ellos van tras los negocios, de eso no hay duda; y si apoyan planes de crecimiento y consolidación de Pémex, algo deben estar observando más allá del fracaso y la inviabilidad financiera que vaticinan los neoliberales, es decir, los reaccionarios.
Convendrá hacer un esfuerzo por entender lo que realmente sucede en el País y tratar de poner en blanco y negro los propósitos de los neoliberales reaccionarios antes de apoyarlos. Ellos ya nos enseñaron de qué madera están hechos y ya nos mostraron los resultados de sus políticas. México está en el caos porque allá lo llevaron ellos. El esfuerzo debe ser para reconstruirlo y regresarlo a la senda del desarrollo de la que no debió apartarse. Hay luz más allá de los nubarrones. Pero recordemos que una ballena herida de muerte golpea tan fuerte, que resulta capaz de partir un barco por la mitad.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.