¿QUIÉN LE DIO RADIO A ASTILLERO?

Julio Hernández López ‘Astillero’ venía buscando un espacio en radio o en tele, donde cayera. Estuvo en Imagen y antes en Televisa con Víctor Trujillo. Volvió con Brozo al espacio de Debatitlán que tiene el payaso los viernes, en Aire Libre. Por cierto, en 2006 Astillero fundó y fue conductor en la primera televisión por internet de América Latina: Otratele.

Para llegar a conducir a inicios de 2019 la segunda emisión de Radio Centro Noticias, parte del grupo que lo acaba de designar director editorial, ¿qué tuvo que ceder Julio Astillero?, ¿cuál fue el ofrecimiento de la familia Aguirre?

La pregunta se la hace el monero (Antonio) Helguera quien junto con su compañero caricaturista en La Jornada y coautor de la página humorística Mono Sapiens en Proceso, (José) Hernández, estuvo en el programa del 22 de junio de 2019 (‘Se abren espacios en medios públicos para nuevas voces y se desata la histeria: Hernández y Helguera’. https://www.youtube.com/watch?v=K06Y6zXSz1c).

En su turno de entrevistado, merced a la dinámica del cubilete que organiza el conductor cada viernes según la cual quien saca mejores dados hace la pregunta, Astillero responde:

“Lo único que tuve que ceder fue el horario. Originalmente era de 8 a 10 de la noche porque yo quería un programa más personal, más de literatura, más suavecito, más tranquilo, más reposado. Pero las circunstancias hicieron que se abriera el espacio de una a tres de la tarde”.

En Imagen, dentro del noticiero matutino con Francisco Zea, se transmitía la cápsula ‘En palabras de Julio Hernández Astillero’. ¿Por qué no continuó el proyecto?, le pregunta Helguera: Porque “terminó mi ciclo. Hubo problemas económicos y entonces me dijeron que te vaya bien”.

Pero si tú tienes muy buena relación con Ciro Gómez Leyva, acota Hernández:

“Siempre se dice eso, pero no. Yo fui invitado a entrar al canal antes de que saliera al aire, y antes de que se decidiera que Ciro Gómez Leyva iba a ser el conductor del noticiero. Altos mandos de Imagen me invitaron a hacer un comentario a la semana, en el programa que hubiera. Tampoco Ciro fue el que me avisó que terminaba este ciclo”.

Astillero rechaza también la versión de que el espacio en Imagen lo consiguió a través del Sindicato de Trabajadores de La Jornada: “Nunca he tenido una relación con el Sitrajor”.

DESTROZAR Y DESTRONAR

En su turno de hacer la pregunta, el monero Hernández le formuló a Julio Astillero un cuestionamiento que se quedó con ganas de hacerle unos años atrás en el Chamuco TV, cuando empezó a transmitirse en Rompeviento, el canal de televisión por internet.

Astillero había dicho en aquella entrevista que no había gente pura en la política, que todo el que entraba a la política tenía que hacer cosas poco éticas. Y bueno, si Julio Hernández fue presidente del PRI estatal en San Luis Potosí y, con Colosio en el CEN, había sido secretario adjunto de Programas Especiales, desde donde lanzó el proyecto del Movimiento para el Cambio Democrático, ¿qué hizo el periodista que no fuera ético cuando estuvo dentro de la política?

“Muchas cosas –responde Astillero–. La política implica ambición de destrozar o destronar al contrincante, con las mejores malas mañas de las que puedas echar mano. Con mucha frecuencia la ambición política te lleva a sacrificar los ideales y las cuestiones inmediatas, en función de alcanzar esos objetivos de vanagloriar al jefe, de quedar bien con él, de obstruir lo que sea.

“Eso lo viví yo y siempre lo he dicho. De alguna manera esa experiencia me permite estar hoy como columnista después de veintitantos años, porque conocí ese interior de la política. Pero no solo lo conocí: lo practiqué, lo viví.  Y ese deseo de quedar bien con el jefe y de estar por encima de los demás, es una escala ascendente en la cual vas avanzando y te va envenenando porque, finalmente, estás desesperado.

“Por eso no confío en el discurso ni en los señalamientos de los políticos por sí mismos, porque sé que en la planta baja o en el sótano de ese edificio tan bonito, lo que se cocinan son cosas horribles. Me resultó muy difícil el tránsito de periodista a político porque cuando nos reuníamos en sesiones políticas se hablaba muy mal de los periodistas, pero salíamos de ahí a poner la mejor sonrisa y a procurar a los periodistas”.

LA CARICATURA DE AMLO

De vuelta en su rol de entrevistador, Astillero le pregunta a Hernández si como caricaturista ha cometido conscientemente algún engaño al lector, si ha sacrificado el pincel para no perjudicar a alguien:

“No, en todo caso ha sido por incapacidad creativa, pero no porque yo me detenga. Prefiero después tener un pleito con los editores, que autocensurarme”.

¿Qué tan caricaturizable es López Obrador en esta etapa que arrancó en julio del año pasado, primero como presidente electo y luego ya en funciones? ¿Es más fácil o más difícil hacer caricaturas no sólo de Andrés Manuel sino de su gabinete, formado por personajes poco conocidos?

“Afortunadamente llegó al relevo Marcelo Ebrard –responde Hernández–. Hace unos días Helguera publicó un cartón en el que el canciller fungía además como secretario de Gobernación, nuevo secretario de Seguridad Pública y director del Instituto Nacional de Migración. Faltó el título de coordinador en México de la campaña de Donald Trump, pero la lista se puede ir actualizando cada semana hasta que diga Presidente de la República”.

A Hernández siempre le genera un cierto grado de dificultad hacer su trabajo cada día, “pero de que es distinto con AMLO es distinto, sin duda. De entrada, simplemente porque por lo menos los dos anteriores presidentes habían llegado al poder con un pecado de origen: Felipe Calderón mediante un fraude electoral y Peña Nieto a billetazos, con una compra masiva de votos que también es una especie de fraude. López Obrador, todo lo contrario: llega con una legitimidad que nadie le puede regatear”.

Por eso nada en el ambiente político para un caricaturista, es distinto. Pero hay momentos en que Andrés Manuel es muy caricaturizable: “las mismas características del personaje, ese protagonismo que eclipsa a su gabinete, su misma personalidad…”, desglosa Hernández.

Lo que no debemos olvidar, subraya el monero, es que “la caricatura utiliza la forma para hacer crítica del fondo. Mal haríamos en quedarnos solamente en la forma, en criticar el acento tabasqueño o las frases como ‘me canso ganso’, y no ir realmente al fondo de las cosas, no hacer una lectura correcta de lo que estás viendo como caricaturista”.

NO HAY MONEROS DE RELEVO

Pareciera que se vive un boom de la caricatura política en México de algunos años para acá, porque ciertamente antes publicar un cartón “era una bronca”, pero Hernández cree que es al contrario: “No veo una generación de caricaturistas que venga detrás de nosotros, una generación de relevo que esté haciendo cosas interesantes”.

Hubo un boom en los noventa, cuando sale la revista El Chahuistle que funda Rius, El Fisgón y Helguera, “a la que otros caricaturistas nos sumamos después”, sigue diciendo Hernández. “Se vivió un momento importante”.

El tramo de 1997 a 2000 es un lapso muy interesante políticamente en el país. El 94 fue un año importante pero tres años después hubo elecciones por primera vez en la Ciudad de México y la oposición ganó la mayoría en el Congreso también por primera vez. Después de 2000, con el triunfo de Fox “como que se aguada todo y tuvimos un retroceso”, concluye Hernández.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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