Durante el mes de julio cambió el paisaje de Comala. Ahora vemos todo el día y por todo el pueblo la actividad de los moto taxis, que nos gusten o no, llegaron para cubrir una necesidad de la población que ni el Ayuntamiento ni la Secretaría de Movilidad tuvieron la capacidad de detectar oportunamente, dada su lejanía de la población y de las necesidades que cotidianamente enfrentamos los comaltecos (y en general, los colimenses). También intervienen en esa ausencia de las autoridades en lo sustantivo, su alarmante incapacidad y su insensibilidad.
Hay celos entre las autoridades, pero también incapacidad, miedo y compromisos: Movilidad defiende a los concesionarios de los servicios tradicionales mientras don Aldo, por lo que se dice, tiene compromisos con los dueños de los moto taxis; y en este maremágnum, nadie tiene el compromiso de cuidar el interés general. Los ciudadanos estamos solos, huérfanos, pues nadie tutela nuestros derechos.
Como dijimos, hay legislación concurrente y eso debe entenderse como que, entonces, corresponde al Ayuntamiento tomar las riendas de este asunto y autorizar o no el nuevo servicio porque, además, se presta exclusivamente en el ámbito del Municipio. Las funciones remanentes permanecen en su lugar original, el municipio y no se transfieren al gobierno estatal. La Secretaría de Movilidad debiera normar sólo si los diputados reformaran la legislación vigente. Pero don Aldo que al principio se había mostrado favorable a la autorización y según se dijo, las conversaciones estaban muy avanzadas, se echó para atrás cuando vio la reacción de algunos concesionarios del servicio público y sobre todo, la sobre reacción de alguno, cuyo destino es siempre, convertirse en el prietito del arroz y que nunca se ha preocupado por atender las rutas urbanas de autobuses, con cuya concesión cuenta (alguna de ellas nunca ha funcionado y la otra funciona con mil deficiencias). Sus declaraciones amenazantes deben castigarse de manera ejemplar antes de que las concrete (pero aquí también se observa la ausencia, la insensibilidad y la incapacidad de las autoridades. Nada al parecer les importa).
El miedo de don Aldo es tan solo, muestra de su incapacidad política y administrativa. No tiene asesores políticos ni jurídicos que pongan freno a sus carencias (que son notables) y si los tiene, para nada sirven. Y este asunto lo mide en ambas materias. Pero, como quiera que sea, los comaltecos no tenemos la culpa de sus deficiencias. Para su causa diremos que su indefinición y falta de firmeza, primero lo hizo quedar mal con los concesionarios tradicionales y después con el grupo de los moto taxistas. Y de paso entonces, con todos los demás comaltecos. Y otra vez repetimos que lo que natura non da…
El paisaje comalteco como dije, se ha modificado. Ya no se sabe si estamos en Comala o en Calcuta o en Bombay porque además de los moto taxis cada vez aparecen por sus calles, más de esos horribles vehículos Versa, de origen indio. Pero si el de los moto taxis es un servicio útil a los comaltecos, bienvenido el cambio de paisaje, que ya nos acostumbraremos; aunque pudieran resultar un poco menos feos si se pintaran de un color atractivo y no lucieran ese letrero mal hecho que anuncia el número de teléfono para contactarlos (se les avisa que ya se inventaron los rotuladores). Y si se tolera (como ahora) o se autoriza su funcionamiento, debe ser mediante el uso de reglas claras. Y eso significa que deben ponerse a trabajar ya, tanto la autoridad como los prestadores del nuevo servicio.
Por otro lado, diremos que el turismo ha respondido bien durante la presente temporada vacacional. Las fuentes de este juntador de letras afirman que ha crecido el número de visitantes al pueblo, aunque no lo haya hecho la cantidad promedio que gasta cada uno de ellos. Pero, sin embargo, sigue resultando notable la carencia de muchos servicios que demandan los visitantes. También en este asunto resulta notable la falta de definición y por tanto de acción por parte del Ayuntamiento, que debiera fomentar que se cubran los deficientes porque además de que podría incrementar los ingresos de algunas familias comaltecas, no atender estos asuntos, limita la capacidad de crecimiento de esta actividad e inclusive, podría mermarla a futuro.
Comala va al garete, sin rumbo. Crecen algunas actividades productivas y decrecen otras porque le falta dirección. Ser Presidente municipal significa conocer el municipio y a su gente y tener la capacidad de generar ideas e implementarlas con una visión muy clara de futuro. Hay que buscar satisfacer necesidades antes de que surjan; deben identificarse las oportunidades de negocios y tomar previsiones, han de organizar a los comaltecos para que haya un mejor presente y, sobre todo, un mejor futuro. Ya no queremos presidentes municipales improvisados, que lo son porque quieren serlo (es decir, por veleidad) sino otros que sepan serlo y que cuenten con vocación de servicio, pues el Presidente municipal es un servidor público y no lo puede ser alguien que sistemáticamente se niega a recibir a un comalteco para que le trate su asunto y lo envía con el Secretario del Ayuntamiento. Debemos avanzar. Un Presidente municipal debe organizar algo más que fiestas.
Finalmente, llama la atención que en lo que va de la temporada de lluvias se han perdido varios árboles en las proximidades de la carretera Comala-Villa de Álvarez y en otros lugares del municipio, como Nogueras. Puede ser que se deba a que las lluvias borrascosas sean más severas esta temporada, pero puede ser por falta de atención oficial a los propios árboles y por la incapacidad para detectar los potencialmente peligrosos y en su caso, retirarlos antes de la temporada de lluvias y evitar una desgracia. De cualquier manera, resulta notable la ausencia de la autoridad también en este renglón.
Comala pues, está cada vez más lejos de ser el paraíso que presumimos. Paro aquí el recuento de problemas, pero podrían juntarse muchas más letras al respecto. Poco a poco, los iremos abordando.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.