En recuerdo de mi buen amigo Mario Acevedo Manzano, con la esperanza de que haya dejado concluida su historia del centenario Ejido Tepames.
El 9 de diciembre de 2005, para la puesta en escena de la detención por parte de la AFI de los supuestos líderes de una banda de secuestradores, Israel Vallarta y Florence Cassez, no sólo se prestó Televisa con su conductor Carlos Loret de Mola sino también TV Azteca, que se incorporó a la cobertura a la 6:49 de la mañana con su enviada especial Ana María Gámez.
Cuando en 2012 terminó el gobierno de Felipe Calderón y Genaro García Luna dejó de ser secretario de Seguridad Pública, Javier Alatorre leyó en su noticiero Hechos un comunicado de TV Azteca reconociendo que la transmisión de aquel día fue “una farsa”.
También Loret se dijo engañado por García Luna: “Yo no me di cuenta de este montaje, no me di cuenta de esta trampa”. Mas no por eso perdió su espacio matutino, aunque vale decir que no fue tomado en cuenta en 2016 para sustituir a Joaquín López Dóriga como titular del noticiero de la noche.
Llamaron a Denise Maerker a conducir 10 en Punto, lo que tiene una carga de ironía pues ella fue quien en su momento denunció al aire la farsa de la transmisión en Las Chinitas, luego que una de las reporteras del programa semanal Punto de Partida, Yuli García, revisara los videos y descubriera que Loret hasta pidió a los agentes que salieran y volvieran a entrar para sincronizar la irrupción de la AFI al lugar con la vuelta de comerciales: “Eso está bueno, está chingón. ¿Será que se pueda regresar?”
Muy diferente fue la suerte del reportero que cubrió la recreación, Pablo Reinah: lo despidieron un mes después, el 5 de enero de 2006. Al año siguiente la AFI reconoció que no le había informado a Reinah que se trataba de un montaje, pero eso no le ayudó para regresar a trabajar a Televisa.
La televisora vino a romper su relación contractual con Loret de Mola apenas hace unos días, en una despedida que no ha sido explicada suficientemente por el conductor ni por la empresa. En las redes sociales, los amlohaters han sugerido que el Presidente pidió la cabeza de uno de sus más feroces críticos, mientras los amlovers filtraron presuntas razones empresariales.
Según algunos youtubers, los altos ejecutivos de Televisa estaban molestos con Loret porque si bien dejó de criticar a López Obrador en el noticiero y en espacios como Tercer Grado, seguía divulgando fake news en su columna Historias de Reportero de El Universal y en su espacio en W Radio.
NARRATIVA INCREÍBLE
Del montaje en Topilejo, se ha centrado mucho la crítica en la persona específica de Carlos Loret de Mola como el conductor que estaba a cargo de la transmisión, señala Julio Hernández López ‘Astillero’. Pero el comentarista de Radio Centro se pregunta: ¿puede un conductor montar solo todo esto o se requiere de la complicidad de la empresa?, ¿fue una operación institucional?
En el equipo de Loret de aquel tiempo estaba como productora Azucena Pimentel, quien es ahora parte del equipo de coordinación en la oficina de Comunicación Social del gobierno federal, donde trabaja con el coordinador adjunto Jesús Cantú.
En una mesa de análisis con las periodistas Nancy Flores, reportera de Contralínea, y Daniela Pastrana, editora de Pie de página (piedepagina.mx), transmitida el 27 de agosto de 2019 (https://www.youtube.com/watch?v=Sxv8xIWuToM), José Reveles, autor entre otros muchos libros de El affair Cassez, una historia de novela (Temas de Hoy México, 2018), responde a Julio Astillero:
“En la medida que el conductor de un noticiero no tiene autonomía editorial, es lo segundo. Las televisoras fueron avisadas con mucha anticipación, llegaron con las cámaras todavía oscuro a videofilmar ‘un rescate en vivo’, dentro de un cuartito que habían habilitado la noche anterior: pusieron luz, una división de panel de ésas que se ponen y se quitan, camas en los dos cuartos en que se dividió la cabañita dentro del rancho Las Chinitas.
“Todo se fabricó: hasta los rehenes fueron sembrados. Es hora que todavía no sabemos quién lo secuestró. Puesto que no lo secuestraron Israel ni Florence, alguien más tuvo que haberlos secuestrado si es que algunas vez estuvieron secuestrados.
“Porque ésa es otra: hay toda una narrativa de contradicciones mediante la cual llegas a pensar que nunca estuvieron secuestrados o que los rehenes fueron tomados como préstamo de otro grupo de secuestradores”.
CONOCEMOS LA MENTIRA
Reveles sospecha que las víctimas presuntamente liberadas por el alto mando de la Policía Federal, Luis Cárdenas Palomino, forman una terna que fue integrada sobre la mesa: Cristina Ríos y su hijo Christian, junto a Ezequiel Elizalde.
La presunción nace de que Ezequiel, un jovencito de 18 o 19 años, “decía que su papá era un tipo que hacía escuchas telefónicas y que servía para resolver secuestros pero también para secuestrar”, y aseguró más tarde que “a él lo metían en el grupo de rehenes reales nada más para estar escuchando qué decían los rehenes, haciéndose pasar por secuestrado.
“Todo está tan enredado que no sabemos cuál es la verdad; sabemos cuál es la mentira: eso no ocurrió, al menos no con las personas que fueron enviados a la cárcel”.
Cassez estuvo más de siete años en prisión e Israel Vallarta, sin haber sido sentenciado siquiera, todavía está detenido como estuvieron encarcelados su hermano y sus sobrinos, entre otras personas a las que presumiblemente los gobiernos de Fox y Calderón les imputaron delitos para justificar la existencia de la banda de los Zodiaco.
“Esto se da gracias a la corrupción de la autoridad y a la complicidad de las televisoras que, con tal de aparecer como si tuvieran una exclusiva, venden su alma al diablo y no les importa mentir junto con la autoridad, porque no están en búsqueda de la verdad sino de la propaganda”.
QUE ACEPTE SU ERROR
Para no presentar su testimonio ante la autoridad judicial, Carlos Loret de Mola ha invocado su condición de periodista y apelado al secreto profesional. ¿Opera la secrecía de las fuentes en este caso o él debería presentarse a dar testimonio?, pregunta Julio Astillero.
Para Daniela Pastrana, “apelar al secreto profesional en un caso así es impresentable. En su caso, yo reconocería que fue un error, aceptaría que fue un montaje, que estuvo mal lo que hicieron y quiénes fueron.
“La única forma de que mejoremos el periodismo en este país, es dejando de lado prácticas que no son aceptables. Ya no se puede montar una cosa así y engañar a la gente conscientemente, diciendo que es algo en vivo.
“Hablando de Televisa, la primera vez que yo entendí que montaban cosas fue hace como 25 años cuando estaba en Reforma y cubría rumbos como Iztapalapa. Me mandaron a cubrir las mañanitas a la Virgen Morena y cuando llegué a la Basílica descubrí que las habían grabado el día anterior.
“Podemos contar no sé cuántos montajes y no sé cuántas acciones cuestionables. Recordemos cómo entró Televisa en Atenco al frente de la policía, creando esta narrativa de campo de batalla. Pero ya es momento de cambiar, porque justamente las audiencias han ido cambiando: la gente está informándose de otro modo.
“Si las crisis que hemos tenido en los últimos diez años en los medios de comunicación no nos han hecho a entender que hay que cambiar nuestra relación con las audiencias, no sé cómo vamos a entender. Los periodistas y los medios tenemos que rectificar y empezar a preguntarnos por qué se ha ido perdiendo esta relación de credibilidad con las audiencias, que en algún momento sí teníamos.
“Cuando yo era niña, ‘lo dijo Jacobo y ya’. Pero eso ya no ocurre. Los periodistas tenemos que aceptar que no somos esos personajes que saben más que todo el mundo, que se creen más que todo el mundo, que no se equivocan nunca, que son perfectos. Se pueden cometer errores y se pueden rectificar, eso no nos quita el profesionalismo”, señala Pastrana.
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