SCT: INVERSIÓN MILLONARIA

En la reunión que sostuvo Ignacio Peralta con el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, el gobernador de Colima se abstuvo de hacer el mismo reclamo que expresó unos días antes por la supuesta falta de inversión federal en el estado. De llegar a hacerlo, le hubieran callado la boca.

El martes 10 de septiembre que estuvo en Manzanillo, el titular de la SCT anunció una serie de proyectos “para potenciar con eficiencia la red de transportes multimodales, que unan y trasladen con seguridad tanto a personas como mercancías”.

Tras reconocer “lo limitado de los recursos”, Jiménez Espriú comentó que los temas prioritarios son aquellos destinados a “detonar el desarrollo económico y social en la región cercana al puerto”.

Y sí, las reuniones de trabajo fueron “para conocer proyectos de conectividad e inversiones, así como el programa de prevención y protección del puerto”.

El boletín oficial (https://www.gob.mx/sct/prensa/infraestructura-red-de-desarrollo-economico-e-inclusion-para-todos-los-mexicanos-jje?idiom=es) no registra alguna petición de Nacho Peralta para sacar el ferrocarril de la capital, pero sí menciona que “se tiene en proyecto el Libramiento Sur de Colima de cuatro carriles, para mejorar la movilidad en la zona metropolitana”.

MÁS Y MÁS PUERTO

De entre los funcionarios que acompañaron al secretario de Estado (el subsecretario de Transporte, el titular de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario y el coordinador general de Puertos y Marina Mercante, junto al director general de la API Manzanillo), Cedric Iván Escalante Sauri, subsecretario de Infraestructura, desglosó las “diversas obras carreteras que se impulsan en el puerto de Manzanillo”:

Entre ellas el Paso Inferior Vehicular a la entrada del recinto portuario, con inversión de 200 millones de pesos, el Libramiento Jalipa y el Viaducto Tapeixtles para librar la vía del tren y la saturación de camiones de carga que circulan por la entrada principal.

Además de la ampliación del Libramiento Manzanillo, con una longitud de 13.5 kilómetros e inversión de 500 millones de pesos, se labora en la protección del Puente Tepalcates II y en el avance para licitar la construcción de uno nuevo.

En materia portuaria, el recinto está en proceso de ampliación en el Vaso II de la Laguna de Cuyutlán, cuya inversión total será de más de 20 mil 303 millones de pesos, provenientes de recursos fiscales, privados y de la propia Administración Portuaria Integral.

Actualmente, la API de Manzanillo “cuenta con una superficie concesionada de mil 899.89 hectáreas, con 28 posiciones de atraque y tres en proceso para el traslado de la carga comercial, productos petroleros, gas y servicio de cruceros”.

“Asimismo, mantiene 14 terminales e instalaciones marítimas para atender las mercancías de las diferentes líneas de negocio. En 2018 movilizó 36.1 millones de toneladas de carga (comercial y productos petroleros); tres mil 079 contenedores, y servicios de cruceros.

“El recinto portuario, con ubicación estratégica para la logística mundial, conecta a 145 destinos del mundo, a través de 41 líneas navieras y 13 de contenedores. A nivel nacional, su zona de influencia es con 17 estados; maneja 64.4 por ciento de la carga contenerizada que arriba por el Pacífico y representa 44.05 por ciento de los contenedores del país”, resumió el subsecretario Escalante. 

LES BRILLAN SUS OJITOS

El Libramiento Sur de Colima, que según la SCT será de cuatro carriles aunque escuché en círculos locales que el gobierno estatal se conforma con uno de dos, forma también parte de la logística portuaria.

Los retrasos por cruzar la zona metropolitana afectan el negocio transportista que se basa en la eficiencia para trasladar las mercancías entre el puerto de Manzanillo y su destino (o viceversa) lo más rápidamente posible.

Desde la perspectiva de los habitantes del valle, esta obra mejoraría la movilidad urbana pues el libramiento Ejército Nacional se ha convertido en una extensión del tercer anillo periférico.

Es curioso cómo la administración Peralta pide obras fantásticas al gobierno federal, pero no se compromete a complementar esos proyectos.

En su momento, el actual Paseo Miguel de la Madrid fue construido trampeando las regulaciones y, de este modo, una infraestructura carretera terminó siendo un circuito interior.

Pero no sólo acabó como arteria urbana lo que se justificó presupuestalmente como una autopista, sino que la obra se quedó hasta donde alcanzó la simulación legal.

El Gobierno del Estado simplemente le cambió el nombre a lo que nació como avenida Manuel J. Clouthier, rebautizada por un ayuntamiento priista como Gobernador Fernando Moreno, luego otra vez consagrada al Maquío por los panistas, hasta que Ignacio Peralta le impuso finalmente el nombre del presidente De la Madrid al tramo donde el tercer anillo no se llama Gobernadora Griselda Álvarez ni avenida La Petatera.

Pero ninguna de las administraciones estatales que han pasado completó el proyecto para hacer del periférico y su continuación hacia el entronque con la autopista en El Higueral, una vía de verdadero flujo continuo (es decir, sin semáforos ni cruces ferroviarios a nivel), con laterales y rampas de acceso funcionales. Y tampoco la ha dotado de un sistema de alcantarillado para evitar encharcamientos e inundaciones.

Pese a que los actuales libramientos y periféricos están en uso pero sin el debido equipamiento, se promueve la construcción de uno nuevo en la zona oriente que efectivamente le hace falta a la ciudad de Colima para terminar de incorporar el viaducto Ejército Nacional a la movilidad vehicular interna.

Los visionarios empresarios que hicieron grandes negocios usando las dependencias oficiales para comprar terrenos a bajo precio por donde luego pasaría el tercer anillo, se deben estar frotando las manos al imaginar las enormes posibilidades de especulación inmobiliaria que ofrecen las parcelas ejidales en la zona oriente de los municipios de Colima y Cuauhtémoc.

NO TIENE QUE PASAR POR AQUÍ

En la dinámica de crecimiento en cuanto al número de contenedores que entran y salen por Manzanillo, un Libramiento Sur de Colima se antoja insuficiente a cuatro carriles.

Al paso que va el aumento consistente en el volumen de carga contenerizada, cuyo movimiento se concentra en el transporte carretero cuando lo que debiera impulsarse es el ferroviario, vamos a necesitar un libramiento de seis u ocho carriles. Los mismos que debería tener la autopista entre Manzanillo y Guadalajara.

Es hora de plantearse acabar con la irracionalidad de una autopista trazada para tocar el mayor número de núcleos de población en el estado (Cuauhtémoc, Colima-Tecomán-Armería-Manzanillo), cuando lo que debiera buscarse es la distancia más corta entre el puerto y el centro logístico de Jalisco, donde se cruzan los ejes multimodales Pacífico-Golfo de México y Centro-Frontera Norte.

En el tiempo que Humberto Silva Ochoa fue secretario de Planeación, esa dependencia del gobierno estatal elaboró un proyecto para abrir una carretera transvolcánica que una al puerto marítimo de Manzanillo con el puerto seco de Guadalajara, a través de Minatitlán y la región de Jalisco conocida como el Llano en Llamas.

Los estudios preliminares demostraron que una inversión público-privada para construir una autopista confinada, de uso exclusivo para el transporte de carga, es viable financieramente. Se pagaría en pocos años y libraría a los usuarios de la autopista de la pesadilla de morir aplastados por un tráiler doble remolque.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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