El Universal publica en su edición del lunes 17, declaraciones de Peralta bajo el título “Esto apenas comienza, la economía va a colapsar: Gobernador de Colima”. Allí, Peralta exhibe sus carencias y contradicciones como economista y como político al pontificar en contra del Presidente y del Subsecretario López Gatell. Itamita y priísta, su prédica se ubica perfectamente en el pasado superado, en la justificación de sus propias faltas y errores y en la visión neoliberal, superada también, de los neocones que tanto daño han hecho a México.
Al que junta estas letras, humilde egresado de la UNAM, y no del oráculo del ITAM, que después no pasó por aulas de una universidad inglesa de medio pelo, no le queda claro si el gobernador habló a título personal o como representante de la inconstitucional Alianza Antifederalista de Gobernadores, pero resulta lo mismo.
Primero diré que la verdad económica no es la verdad neoliberal y que seguramente, a quienes militan en las filas de esa corriente, debiera darles pena opinar después de su fracaso no sólo destruyendo a México sino a muchísimos otros países y desprestigiando tanto a la ciencia económica como a los verdaderos profesionales de la misma. Después diré que respecto a la sindemia que cursamos, sí, las letras que junto dicen sindemia, ésta se agrava exponencialmente en Colima y Peralta no tiene derecho a opinar si su secretaria de salud es una administradora de empresas turísticas y la medida más importante que ha propuesto es inconstitucional porque atropella los derechos humanos que está obligado a tutelar. En concreto, nada ha hecho por combatirla.
Su política de ataque al virus SARS – CoV 2 consiste en obligar al uso indiscriminado de cubrebocas, que es tan sólo un instrumento auxiliar. Mis opiniones al respecto se hicieron en otras entregas de esta columna. Este niño héroe, en vez de enredarse en la bandera antes de lanzarse al vacío, se enredó en el barbijo. No cabe duda que habla por hablar, como el perico, pues no ha logrado enfocar el problema. Si la conducción de la salud es mala como dice, porque no hay consensos, yo alabó que así sea, pues con las opiniones de Peralta y los demás malos gobernadores, la crisis sanitaria sería ahora, inmanejable.
La crisis económica existe, desde luego, y se origina en el parón a la economía, y no en causas estructurales como otras crisis que hemos sufrido. Pero no puede opinar quien, siendo economista, paró la economía antes de tiempo y después, la abrió antes de tiempo. No sabe de epidemiología y tampoco tiene a alguien que lo asesore. La crisis tiene y tendrá un costo para los mexicanos y por supuesto, para sus gobiernos, lo que le obligaría a ahorrar y a optimizar el uso del presupuesto, no a sobreendeudarnos como era la costumbre neoliberal. Sus dichos, dejan ver el dolor por no obtener más dinero. Los costos para los colimenses tanto en términos de salud como económicos se incrementan por su impericia y su manejo irresponsable de la crisis. De eso, la culpa no es de López Obrador ni de López Gatell.
Efectivamente, el puerto colimense es de la mayor importancia y como todos los demás, al igual que los aeropuertos o las aduanas terrestres, son administrados por la Federación, sin embargo, no podemos dejar de reconocer que como consecuencia de la importancia del Puerto de Manzanillo, existe una importante derrama que favorece un buen número de negocios, prósperos, muchos de ellos, que se ubican en territorio colimense, y estos generan empleos y utilidades y por tanto, impuestos de los cuales sí participa el gobierno estatal. Debiera haber muchos más y mucho más prósperos, pero el Gobierno estatal ha fracasado en su política de promoción económica. Peralta lo sabe mejor que nadie. Él pudo haberlo hecho como secretario de Fomento Económico y ahora, como gobernador, así que mejor que nadie sabe de esa falla y sus causas. Quizás, con la intención de ser estrictos, pudiéramos afirmar que el propio Peralta ha sido una de las fallas.
Desde Manzanillo se debería haber desarrollado el resto del Estado. Manzanillo, a pesar de todo, ha sido el motor económico colimense de las últimas décadas. Manzanillo ha motivado que la propia ciudad de Colima dejará de ser una ciudad de destino para convertirse en ciudad de paso y no hemos sabido capitalizar esas ventajas. Nos hemos quedado con lo malo y no con lo bueno de nuestra ubicación territorial, eso es el resultado de malos gobiernos y de políticas neoliberales. Desde hace mucho, Manzanillo es la capital económica de Colima y con el dolor de Peralta, cada vez, su ayuntamiento es más independiente.
Al parecer sus comentarios con respecto al Puerto, más reflejan su dolor por ya no tener mano en el reparto de algunos beneficios que, según se dice, obtenía del anterior administrador. Las cosas han cambiado y ahora ya no puede continuar por el camino que iba.
Resulta curioso que Peralta desee ahora que su opinión sea tomada en cuenta por un gobierno federal que, para fortuna de los mexicanos, ya no es neoliberal, si ésa nunca le fue solicitada ni considerada por los neoliberales cuando gobernaron México ¿lo consideraban de segunda clase? Sus amplísimos conocimientos sobre finanzas públicas, aquí cuestionados, se evidencian en la ruina económica del Estado. Ojalá no se consideren sus opiniones, como resulta sencillo suponer que será, pues arruinarían a toda la Nación.
Los logros de Peralta se miden por el par de golpes legislativos que ha logrado con sendos congresos locales. Eso le ha permitido su tránsito por el Ejecutivo con los excesos y caprichos que le conocemos, pero eso no lo convierte, siquiera, en gobernante. Su último éxito, la Ley Nasobuco, que claramente viola derechos humanos, no se propuso ni por parte de Arnoldo Ochoa y ahora sí se hizo realidad. ¿Y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, existe todavía?
Al juntar estas letras, no deseo parecer obsesivo contra Peralta, pues preferiría no referirme más a él, pero se exhibe y debo expresar lo que pienso. Y ya llegarán las respuestas de Andrés Manuel o de Hugo, ésas serán contundentes, pues como se ha hecho evidente, Peralta no puede en su empeño de luchar en contra de la 4T. Insisto en que mejor sería usar la razón para convencer, en vez de imponer y que, con el Gobierno Federal y los otros poderes locales, mejor dialogar y colaborar en vez de atacar e intentar mostrar una superioridad de la que carece. Con la confrontación Peralta pierde, lo cual no me importa, pero también pierde Colima, y eso sí me importa, y mucho.
Su mala fe se trasluce a lo largo de sus declaraciones, para demostrarlo, sólo una observación al respecto. Dice Peralta que la mala conducción de la crisis de salud por parte de López Gatell nos ha costado 53 mil muertos. Entonces, eso significa que si la hubiera conducido bien, no habría muertes (¿o tampoco sindemia?). Pudiéramos analizar las declaraciones yendo punto por punto, pero no vale la pena y además, me da flojera. Deseando no ofender, sólo diré que se trata de opiniones irresponsables, lo cual es nada extraño en Peralta.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.