Ante el maldito coronavirus nos hemos inventado un nuevo santo, tan milagroso que ha sido capaz de hacer a un lado a la mismísima Virgen de Guadalupe, esa que es símbolo de identidad de todos los mexicanos, esa de la cual, el Papa Francisco dijo que los mexicanos podremos ser católicos o no, judíos o incluso, ser ateos, pero somos guadalupanos. CON SAL Y LIMÓN, ya se ha ocupado de Gil Cordero, de esta imagen medio turca y medio andaluza y extremeña, de cómo llegó a la Nueva España, de cómo nos aglutinó, de los anti aparicionistas como el célebre Padre Mier (Fray Servando), de la cultura y el arte guadalupanos y mucho más.
Se trata ahora de ese nuevo santo que es un simple pedazo de trapo, muchas veces, mugriento y mal usado pero del cual sentimos que nos protege del virus, que de él depende nuestra supervivencia y que también nos protege de muchos otros males: El cubrebocas.
Ese cubrebocas que, entre nosotros, se ha convertido en un símbolo de lucha y de oposición en contra del Presidente de la República, pero que es popular en todo el mundo por diferentes causas. Es un auxiliar en la lucha contra la pandemia y con una eficacia muy baja, alrededor del dos por ciento bajo el supuesto de que lo usemos todos y bien, según los estudios científicos, pero la infodemia y la necesidad de sentirnos protegidos le ha conferido un poder mágico y le ha otorgado una capacidad tal, que sus seguidores fundamentalistas pueden estigmatizar a quienes no lo usan, sobre todo gracias a que gobiernos mal informados o mal intencionados han impuesto su uso indiscriminado, aunque irrespete los derechos humanos de los individuos.
Es el caso de Colima, donde un gobierno que no representa mayoritariamente a los colimenses ha hecho aprobar una ley que obliga su uso, contando con la complicidad de un Congreso que no nos representa porque para esto y otras cosas fue víctima de un golpe legislativo mediante la compra de la voluntad de varios diputados que un día se dijeron parte de la 4T, pero que nunca han sabido lo que significa. Pero como se aprobó la Ley, se solucionó en automático la crisis sanitaria y ya no hacen nada más que avisarnos todos los días del avance exponencial de la infección. Ahora en la casona de la Galván se exhibe un rótulo que anuncia que se solucionan crisis por decreto. Esa es la política de salud que diseñaron alguien que sin lograr demostrar que lo es, se ostenta como economista y una licenciada (dixit), en administración de empresas turísticas, quienes, también por decreto, son además médicos, virólogos, infectólogos, epidemiólogos, salubristas y no sé qué tanto más.
El mentado hilacho tiene otro significado: Cállate. Es un tapabocas más que un cubrebocas. En otros países se usó para callar los miles, los millones de voces que reclamaban mayor justicia e igualdad de sus gobiernos, las de los ciudadanos que no pudieron continuar con sus protestas, lo mismo en Chile que en Francia, en Hong Kong, y en muchos otros países. Ahora se protesta contra la obligatoriedad de su uso en Alemania, en España y otros lugares. En Colima se busca que no protestemos por el mal gobierno ni por sus pillerías. Mejor que nos dediquemos a pelear entre ciudadanos por el uso del adminículo de marras y mientras, callemos lo sustancial, lo que realmente importa, o bien, al estigmatizar a unos y alimentar el fanatismo de otros, peleemos entre nosotros sin tocar a los malos gobernantes. Una política que seguramente envidiarían Stalin y Hitler, entre otros tiranos.
Al respecto, estudiosos de diferentes países han comenzado a esbozar hipótesis como la aludida y bueno fuera que antropólogos, sobre todo antropólogos sociales, sociólogos, psicólogos y otros especialistas profundizaran en estudios al respecto, aprovechando que está de moda y nos permitiría entender mejor las circunstancias por las que atravesamos. Por lo pronto, que no nos extrañe que al reabrir los templos, veamos al Señor del Rancho de Villa, usando semejante objeto, dizque para concienciarnos, podrían decirnos.
Y como si la hipótesis fuera cierto, o para dar la razón a los que lanzan la hipótesis, los conservas, los neocones de nuestro México, cada vez más frenéticos, exigen a Andrés Manuel, su uso, para que se calle, sobre todo ahora que tenemos a Lozoya y a García Luna como los cantantes más populares, los que encabezan los éxitos del hit parade. No quieren que el Presidente hable más. Y callarlo es cada vez más urgente, porque las elecciones del 2021 están cada vez más cerca y sienten urgencia de pararlo para que las cosas vuelvan a ser como antes.
No todos quieren el cambio, aún en el pueblo hay quien no lo desea. Muchos, aún de los del pueblo, desean que la corrupción continúe. El martes primero, tomé un taxi en María Ahumada frente a City Club para ir a Residencial Esmeralda, Héctor Michel, el chófer del taxi número 8 del Sitio Penal, me dijo que él prefiere a los gobiernos emanados del PRI, porque el actual no ha cumplido lo que prometió, mientras los derivados del tricolor, aunque roban, nos dejan robar a todos. Adivinaron, su tarifa por ese recorrido fue de cuarenta pesos. Esos son los que se oponen a la 4T, y esa es la razón de su oposición.
Los santos milagrosos no nacen, se hacen y siempre habrá razones que nos los explican. Sin embargo, en la medida que sintamos que el barbijo nos proporciona seguridad, descuidaremos las medidas fundamentales como el confinamiento cuando es posible, las medidas de aseo, la alimentación saludable, la sana distancia y otras que sí son importantes, no auxiliares como el trapo. Creen que a las autoridades irresponsables e insensibles, las exenta del diseño y aplicación de un programa para contrarrestar los daños reales que ocasiona la pandemia. Debemos estar atentos y hacer cada uno, lo que nos corresponde y respecto al nasobuco, ¡úsalo y cállate! Porque el gobierno de Peralta lo que intenta es usarte y callarte.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.