NO CORRIERON A LORET

Para Darío Celis, el columnista de El Financiero, conductor de programas en Imagen y colaborador en temas económicos de ADN 40, era impensable que Miguel Alemán Magnani y sus nuevos socios Alejandro del Valle, Carlos Cabal Peniche y Carlos Aguirre Gómez, se quedaran sentados viendo cómo el grupo español Prisa seguía manejando la línea editorial de estaciones como W Radio.

No invirtieron mil 248 millones de pesos en la compra a Televisa de la mitad de las acciones de Radiópolis, sólo por las potenciales ganancias. Buscan también la influencia política que el manejo de la información en las emisoras les pueda dar. Alemán y sobre todo Aguirre, cuya familia es dueña de Grupo Radio Centro, conocen a la perfección la industria. Carlos fue director de GRC hasta 2013, cuando lo sustituyó su hermano Francisco.

La toma indudablemente hostil de Radiópolis fue por negocios, nada personal. Y tampoco es cierto que el episodio fuera instigado por la 4T o que supuso una maniobra de censura contra el conductor Carlos Loret de Mola, descarta Darío Celis.

“Tan no es cierto que esta operación ya se había decidido hace un año”, en julio de 2019, cuando Alemán entregó la mitad del monto de la operación y se comprometió a liquidar el resto en tres meses, aunque luego no pudo y tuviera que pedir prestado al banquero Cabal Peniche.

“Y tan no es cierto que Alemán Magnani siempre ha querido a Loret de Mola en las filas de Radiópolis”. El propio Miguel le avisó a Loret y a Martha Debayle, “dos personas valiosas” por sus niveles de audiencia y de publicidad, de la reconformación empresarial y de lo que había sucedido en la asamblea de accionistas del viernes 21 de agosto de 2020.

UN CONTRATO LEONINO

“Para esa asamblea supuestamente le corrieron la invitación a Prisa, pero la empresa española ni se enteró”. Y entre las decisiones corporativas que ahí se tomaron, acordaron quitar a Francisco Cabañas como director general de Radiópolis y nombrar a tres de los cincos accionistas del consejo de administración. Los tres consejeros que eran de Televisa, ahora serán de Miguel Alemán”.

Entrevistado por Julio Hernández López en el espacio de Astillero Informa del 26 de agosto de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=1Nd998SxhtE), Darío Celis explica que en el contrato leonino que Miguel Alemán aceptó continuar al no poder liquidar en tres meses el faltante de 624 millones de pesos, el empresario mexicano admitió condiciones que incluso fueron más allá de lo que Televisa acordó con Prisa en 2001: como designar al director general o más asientos en el consejo, además de ratificar el control editorial.

Aunque en el marco de la asamblea llegó “la seguridad armada de la nueva administración a tomar posesión de las instalaciones”, son cambios corporativos, insiste Celis. “En ningún momento se ha hablado de modificar los programas, de correr gente ni de cambiar la línea editorial. Hasta ahora no, desde el primer momento se ha mantenido la postura de los nuevos accionistas de dejar como está la parrilla de conductores y talentos”.

SÍ FUE UNA TOMA HOSTIL

Darío Celis reconoce que “sí fue una toma hostil”, pero no tanto como un asalto que hiciera recordar al chiquihuitazo: la captura en 2002 de la antena de Canal 40, entonces operado por Javier Moreno Valle, por parte de un escuadrón armado de TV Azteca.

En Radiópolis simplemente llegó la seguridad del nuevo grupo accionista a tomar control del área legal y financiera, a sellar oficinas y asegurar computadoras, porque los abogados de Miguel Alemán habían venido demandando el acceso a los estados financieros y el plan de negocios, como parte del litigio corporativo entre Grupo Coral y Grupo Prisa.

“Sí fue una toma hostil”, al grado que “el señor Francisco Cabañas fue retenido en la Fundación Miguel Alemán mientras se daban estas estos actos”. Pero “no había otra manera, Prisa no iba a entregar en charola de plata el control editorial”.

El asunto no va a parar ahí, se habla incluso de acudir a instancias internacionales. De hecho, los abogados de Miguel Alemán extendieron la noche del 25 de agosto “un aviso de conciliación que ya está corriendo”. Grupo Prisa tenía a partir de entonces 15 días para llegar a un acuerdo con Alemán, en torno a dos cosas:

“Aceptan una nueva reestructuración corporativa en donde ellos ceden el control editorial o se muestran abiertos a la oferta de compra de su 50%. Si a partir del día 16 no hay una respuesta, el asunto se va a dirimir a la Corte Internacional de Comercio de París. Habría, entonces, un arbitraje internacional entre Grupo Coral y Prisa”.

Pese al aviso, considera Celis que el conflicto no se va a arreglar conciliatoriamente. Prisa estaba en ese momento resuelto a pelear el caso con uno de los mejores abogados litigantes en el tema. Y veremos seguramente un juicio largo, porque es farragosa la ley en esa materia y tiene tantas lagunas que cada parte puede interpretarla a su favor.

UNA ACCIÓN EXCEDIDA

Al día siguiente, el 27 de agosto de 2020, respecto al caso específico de W Radio, Julio Hernández López entrevistó en Astillero Informa (https://www.youtube.com/watch?v=mtXdPtwol4I) a Alma Rosa de la Selva, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM –donde se imparten las licenciaturas de Comunicación y Periodismo– y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

¿Fue legal y, en todo caso, operativo que se mantuviera durante tanto tiempo un contrato de inversión con 50% de capital extranjero y el resto nacional? Por lo demás, ¿se puede hablar de un golpe desde el poder presidencial, equivalente al chiquihuitazo de Fox?, pregunta Julio Astillero.

Para la académica, “la historia de la participación de una empresa española en la radiodifusión mexicana comenzó en 2001, cuando Prisa compró el 50% de las acciones de Radiópolis. Eso estaba prohibido en la ley en ese entonces y, a la fecha, lo más que se permite es 49%. Cien por ciento se permite ahora en materia de Telecomunicaciones pero no en radio y televisión, por lo que esa participación sigue excedida” en un punto porcentual.

A partir de que Televisa le vendió la mitad de sus acciones, Prisa –que entre otros medios es propietaria del periódico El País– ha tenido injerencia en uno de los grupos radiofónicos más importantes del país. Legalmente se llama Radiópolis pero, hasta que le vendieron su parte a Miguel Alemán Magnani, hablábamos de Televisa Radio.

“A partir de los problemas financieros de Televisa, en julio de 2019 se realizó la operación de compra-venta de las acciones de lo que fue su bastión radiofónico y su origen como empresa, porque en Radiópolis está incluida la célebre XEW que es la Catedral de la Radio en México”.

(Compró las acciones Grupo Alemán, cuyos propietarios han tenido injerencia en la propia Televisa desde que el presidente Miguel Alemán Valdés se asoció en los años 50 con Emilio Azcárraga Vidaurreta, en lo que se llamó Telesistema Mexicano. Su hijo, Miguel Alemán Velasco fue vicepresidente ejecutivo y fugaz presidente de Televisa durante 1986, cuando Emilio Azcárraga Milmo quiso trasladar su imperio mediático a Estados Unidos, hasta que le aplicaron la ley antimonopolios. Por lo demás, la familia Alemán se retiró del consorcio en 1998, cuando en medio de los reacomodos en el consejo de administración para darle todo el poder a Emilio Azcárraga Jean, vendieron su 14.4% de acciones).

“Para entrar al negocio de la radio, [el tercero de la dinastía Alemán] tuvo que enfrentarse a los problemas financieros que viene arrastrando la industria radiofónica en razón de la convergencia digital. Seguramente hay números rojos en la contabilidad y es probable que Miguel Alemán Magnani esté buscando generar un nuevo proyecto: renovar y posicionar a Radiópolis, porque ahora es Radiocentro el grupo que está dominando el espectro en cuanto a mayor cobertura y mayores audiencias.

“Eso mismo explica la presencia de Carlos Cabal Peniche como socio capitalista. Y se infiere que el banquero quiere una empresa rentable en el terreno de los medios”, observa De la Selva.

NO ES OTRO CHIQUIHUITAZO

“En cuanto a la supuesta toma de las instalaciones –dice la investigadora–, es un total despropósito compararla con el chiquihuitazo del 10 de octubre de 2002. Aquella fue una toma violenta, con un comando, de instalaciones que son federales. A partir de esta operación paramilitar, TV Azteca se adjudicó la señal de Canal 40”.

Ricardo Salinas Pliego había hecho inyecciones financieras importantes a la empresa de Javier Moreno Valle, “y por su propia voluntad y consideración” decidió que la frecuencia le correspondía.

“No hay punto de comparación, aunque lo ocurrido en la W fuera un exceso de parte de Alemán y de Cabal Peniche. Ciertamente no es manera de emprender un nuevo proyecto empresarial, por un lado, ni de obtener autoridad sobre la línea editorial por otro”.

La intervención administrativa en Radiópolis “lleva a una disputa legal complicada. Veremos un litigio prolongado, con fuertes reclamos legales por la forma en que ahora pretenden incidir en la línea editorial”.

“Sin embargo, lo que más interesa en este asunto es la intención de involucrar al presidente López Obrador, vinculándolo con Cabal Peniche. Quienes promovieron esta versión [entre ellos el expresidente Felipe Calderón] se presentan a sí mismos como adalides de la libertad de expresión y de una pluralidad que, en realidad, nunca ha existido en W Radio.

“Desde hace tiempo he seguido a la W y, la verdad, como pionera de la radio comercial mexicana tendría que haberse sumado a los vientos de pluralidad y de libertad de expresión que hoy soplan”, concluye Alma Rosa de la Selva.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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