En incontables ocasiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro quiénes son sus enemigos: expresidentes, dueños de los medios de comunicación, columnistas críticos o empresarios. Contra ellos dirige sus dardos y denuncias cada mañana, señala El País.
Pero en agosto de 2020 reveló en las redes sociales que los dibujantes (Antonio) Helguera, (Rafael Barajas) El Fisgón, (José) Hernández y el columnista de La Jornada, Pedro Miguel, son esos “amigos inteligentes y críticos” con quienes gusta pasar una tarde de sábado.
En conversación con Jacobo García [‘Los amigos (muy amigos) de López Obrador’, El País, 24 de octubre de 2020; https://elpais.com/mexico/2020-10-25/los-amigos-muy-amigos-de-lopez-obrador.html], los cuatro hablaron de lo que suelen charlar con AMLO: de todo menos rock o fútbol “que no le interesan nada”.
Ese mismo día comieron en Palacio Nacional con el Presidente y dos de sus hijos (uno de los grandes y Jesús Ernesto, el más pequeño) paella, chiles en nogada y café con pastelitos:
“Nos llevó al departamento que mandó construir Felipe Calderón”, cuenta Hernández, y les mostró que la puerta de acceso tiene un vidrio blindado. “Es una puertita como de la estatura de Calderón”, completa Pedro Miguel.
Les enseñó también las sillas de 250 mil pesos que Calderón mandó comprar para ese departamento donde, por cierto, no residía pues siempre vivió en Los Pinos. En la antigua sede virreinal, Calderón también mandó construir un domo con vidrio blindado, como “para bombas atómicas”, que dañó la estructura del palacio. AMLO mandó quitarlo porque estaba hundiendo el edificio.
Como miembros de su movimiento, todos lo conocen desde los años ochenta. A El Fisgón, “con Andrés Manuel me pasa con mucha frecuencia que no estoy de acuerdo con cosas que dice. Pero ahora, mi reflejo es preguntarme: “¿Qué es lo que no estoy entendiendo?”. Y sí, me doy cuenta que con mucha frecuencia, a la larga, él tiene razón”. Básicamente, “es un dirigente político muy sofisticado”.
En la foto grupal que se publicó en redes los quisieron presentar como caricaturistas oficialistas, mas para Barajas eso es “querer simplificar”, ver las cosas “con la lógicas del presidencialismo priista”, cuando lo que está en juego en el movimiento “es la lucha contra el modelo y las lógicas neoliberales… un fenómeno que se está dando en todo el planeta y que en pocos lugares ha avanzado hasta donde ha llegado México. Estamos peleando con fuerzas sumamente sofisticadas y poderosísimas que incluyen, entre otras cosas, al Frente Monetario Internacional, al Gobierno de Washington, al Grupo de los Siete, a la ultraderecha internacional…”
MONEROS OFICIALES
¿Y cómo ven los moneros de izquierda las criticas diarias del Presidente a la prensa?
A Pedro Miguel el asunto le merece una reflexión: Una sociedad donde el 95% de los medios estuviera en manos del Estado, no se podría llamar democracia. Pero tampoco sería democrática si los medios estuvieran casi todos en manos de la iglesia, de los sindicatos o… de los empresarios como ocurre en México.
En ese sentido, les pregunta El País, ¿los medios de izquierda han renunciado a su papel crítico para convertirse en una correa de transmisión?
“De ninguna manera –responde El Fisgón–, así no ha sido”. Y prueba de ello es cómo operan estos medios de la izquierda, que son poquísimos y además están vinculados a la sociedad civil, tienen una base que los otros no tienen.” Son los casos de la revista El Chamuco o La Jornada, donde ellos publican.
La Jornada fue el único medio que le dio cobertura al movimiento de López Obrador desde los 90. Fue el único periódico que cubrió a los zapatistas y, antes, al Frente Democrático Nacional, apunta Helguera. En 1988 “fue el único periódico que no se dedicó a calumniar a Cuauhtémoc Cárdenas”. Tampoco en 1994 o en 2000, las otras dos elecciones en las que fue candidato presidencial.
Hay “una línea de congruencia y consistencia”. No se alinearon, es la misma línea de siempre”. Y “no se explica el triunfo de López Obrador sin La Jornada”, porque es un medio “vinculado con la sociedad”, un medio para la sociedad que no es propiedad de empresarios sino de periodistas. “Es la gran diferencia entre los medios de la derecha” y los de izquierda, señala Helguera.
Y Hernández agrega: “el 90% de los medios son de los empresarios. La Jornada es el único periódico tradicional que no pertenece a un empresario”.
Tras rechazar, apelando a diversas anécdotas, que López Obrador busque reelegirse, señalan que la Presidencia es la culminación de todo su trabajo político y que tocará a otro seguir adelante. Lo cierto es que, por ahora, Andrés Manuel “trabaja el doble”.
UNO, LÍDER SOCIAL, OTRO NO
AMLO es un líder cuya estatura moral no crece en 2006 con el plantón ante el fraude electoral que le robó la Presidencia, sino con el desafuero. Su actuar como jefe de Gobierno de la Ciudad de México marcó una diferencia tajante frente a la presidencia de Vicente Fox. Fue un jefe de Gobierno “sui géneris”, y el desafuero trató de impedir su candidatura”, dice Hernández. Quisieron “cerrarle el paso al puntero”, añade El Fisgón.
Para Helguera, “el tema se remonta al otro fraude de 1988”, cuando imponen a Salinas y el neoliberalismo en México. El tema “era el neoliberalismo y los hampones que llegaron con él; el saqueo, la corrupción, la injusticia, la concentración de la riqueza, la infiltración del narcotráfico, etcétera”.
En ese momento, “la opción para muchos de nosotros era Cuauhtémoc Cárdenas, pero Cárdenas no era un líder social”. Es hijo de un expresidente. Viene de una élite política, pero “no era un líder social”, señala Helguera. De hecho, “era un junior”, suelta El Fisgón. Si bien Pedro Miguel matiza: era miembro “de un clan familiar”.
Como sea, continúa Helguera, Cárdenas “no era la figura. O sea, en su momento sí todos nos fuimos con él y se creó un movimiento social importante en el 88 alrededor de Cárdenas, pero él no supo sostenerlo”.
Es cuando aparece López Obrador. “Viene poco a poco desde Tabasco”, empieza sus luchas locales allá en la Chontalpa con el tema de la contaminación de los pozos petroleros. “Él también fue candidato en 88”. Y le hicieron fraude. “Participa en elecciones allá, le hacen fraude, lo reprimen, lo persiguen y su movimiento va creciendo”. Viene al Distrito Federal en “sus éxodos”.
En síntesis, “él sí es un líder social que empieza desde abajo”, es “la figura que era necesaria para aglutinar a la sociedad en contra del neoliberalismo”. Tomó muchos años “porque no se puede hacer de un día para otro”, pero el movimiento él lo construyó, “con la sociedad por supuesto”, resume Helguera.
Para Hernández, “la diferencia entre Cárdenas y López Obrador se puede ver en un detalle”, que no es pequeño: “después del fraude electoral, con el Zócalo a reventar, Cárdenas nos dice a todos: ‘Regrésense a su casa’”; en 2006, también con el Zócalo a reventar, López Obrador dice: “Nos quedamos aquí” y comienza el plantón”.
Es “la gran diferencia entre alguien que efectivamente no es un líder social (puede ser un político democrático, con intereses democráticos, alguien no tecnócrata como era el grupo que estaba llegando en ese momento al poder) y un personaje que sí es un líder social” como López Obrador, sostiene Hernández.
MEDIOS QUE SON PARTIDOS
En cuanto a los códigos de comunicación que usa Andrés Manuel, Hernández señala que a él también le pasa “que hace algo López Obrador, dice algo y yo digo: ‘Está mal. Es un error, una gran pifia’, y después lo entiendo”.
Cuando empezó el sexenio, en las mañaneras empezó a pelearse todos los días con dos o tres medios, “específicamente con el Reforma”. Y el monero se decía: “¿Qué necesidad hay de eso? Está mal”. Pero luego entendió que el Presidente no está haciendo “una pelea mediática sino política”.
Los partidos políticos, después de la elección de 2018 casi desaparecieron. Tres de los principales están a punto de la extinción. “No hay realmente una oposición articulada en partidos políticos o en organismos políticos”. Y los personajes de la oposición “se fueron a los medios”. Reforma dejó de ser un periódico, un medio de comunicación, y se convirtió “en un organismo político que está haciéndole política al presidente. Entonces, el presidente le está contestando, haciendo política también”, define Hernández.
ACADÉMICOS Y ECOLOGISTAS
Como gobierno, el lopezobradorismo se ha distanciado aparentemente de colectivos tradicionalmente vinculados a la izquierda: ecologistas, feministas, zapatistas. ¿Cómo explicar eso?
Pedro Miguel reconoce que “hay una franca desilusión de sectores de clase media que han estado en el activismo… El zapatismo nunca estuvo. El zapatismo está en sus propias lógicas”. Pero otros movimientos y organizaciones sociales que apoyaron a López Obrador, siguen estando con él, como el sector democrático del magisterio (no los que se manifiestan en Michoacán) o las bases de electricistas y petroleros (no sus dirigencias).
Oenegés de clase media (ya sean ambientalistas o feministas), añade Pedro Miguel, “tuvieron una gran ilusión porque se contaron una mentira, que López Obrador estaba proponiendo: ‘Por el bien de todos, primero… la clase media’”. Y no era así.
“Cuando tienes que beneficiar a decenas de millones”, perjudicas a “decenas de miles” porque estos otros “tienen ahorro, tienen excedente, tienen capacidad de movilidad y posibilidad de conseguir otros trabajos”. Las decenas de millones, no. Algunos de la clase media se han quedado en el desempleo, han perdido contratos o se han quedado sin subsidios porque “resulta que las ONG eran OSG” (organizaciones sí gubernamentales) “que vivían del presupuesto como se ha demostrado”.
Entonces, claro, “están furiosos”, comenta Pedro Miguel. No sólo no les ayudó sino que perjudicó a “artistas, activistas, científicos, académicos”. Pero hay investigadores que han vivido con ingresos de subsecretario, eran privilegiados, “estaban teniendo un nivel de vida muy superior” al que les corresponde. Y en un país donde la mitad de la población está en la pobreza, eso debía cambiar. “Entonces, hay una reasignación de presupuestos que ha provocado ese malestar específico y de ahí, pues todos los ataques, pero, mira, yo creo que en lo fundamental son ataques injustificados”.
Y al ataque ambientalista de que éste es un Gobierno petrolista al que sólo le interesan las refinerías, el periodista y militante de Morena responde:
“A todos los gobiernos del mundo les interesan las refinerías” si tienen petróleo. Quien diga lo contrario, miente. Noruega, Finlandia o Corea del Sur “quieren refinerías. Y México también”.
En segundo lugar, “hay un programa para incrementar sustancialmente la participación de las [energías] renovables. No es eólico, no es fotovoltaico, no es mareomotriz. Es decir, no está en la línea del campo de intereses de las trasnacionales energéticas, [pero] está en la línea de la soberanía energética del país. Son las hidroeléctricas que las dejaron oxidar durante 30 años […] para recortar la producción de electricidad del Estado y dejar que entraran los privados”, sentencia Pedro Miguel.
FEMINISMO FELIPISTA
El Fisgón habla del tema de las mujeres: “Hay una cosa que no está en la mira… de la media mainstream”. Y es lo siguiente: “el colectivo feminista más grande del país está en Morena y en la 4T. El feminismo es diverso y es el gran movimiento de nuestro tiempo, pero pensar que no está en Morena es un despropósito”.
Da un par de datos, muy claros: cuando se dio la toma de la CNDH [Comisión Nacional de Derechos Humanos], firmaron una carta 11 colectivos de mujeres y 65 círculos de estudios. De las ochocientas y tantas activistas suscribientes, casi todas se identifican con la Cuarta Transformación. Y ahí señalaron con certeza que nunca en la historia reciente “había habido tantos avances en términos de procuración de justicia a favor de las mujeres, nunca”. Hay que poner el movimiento feminista en contexto.
Pedro Miguel objeta la acusación feminista de que AMLO “tiene un discurso [de género] anticuado y fuera de época, y que irrita mucho” a ciertos sectores del feminismo. “Sí, hay un discurso que está totalmente desfasado. Yo en eso no tengo ningún problema en reconocerlo […] lo hemos hablado con él”. Pero hay un hecho sustancial: la secretaria de Gobernación, la primera mujer en ocupar esa Secretaría, tiene un discurso para nada “desfasado”, sino “constructivo, propositivo” en materia de género. La designó López Obrador para “atender toda la problemática de las mujeres”. Es el puesto más importante del gabinete. Si el presidente se muere, Olga Sánchez Cordero “ocupa el cargo”.
Pero además, señala Helguera, cuando Sánchez Cordero “habla de temas de mujeres, no la pelan. Y mira que es radical la señora. Muy feministas [los medios], pero cuando ella habla la nota aparece escondida”. No la destacan para presentar a la 4T “como un Gobierno machista y antifeminista”. Si “le cierran la boca a la secretaria de Gobernación, no la publican, no difunden cuando ella habla, ¿quién es el machista?”
“Esa es parte de la batalla de los medios –observa El Fisgón–. Es la batalla por la agenda. Por eso son tan importantes las mañaneras”. A lo que añade Pedro Miguel: “no le falta razón a López Obrador cuando denuncia las infiltraciones de la derecha en el movimiento feminista, porque ve la organización ésta de Las Brujas del Mar. Yo no sé si es feminista o si es felipista más bien”.
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