“Imagínense, cuando el combate al huachicol, se tuvieron que cerrar los ductos y se trajo gasolina de Estados Unidos, si no nos hubieran vendido, cuánto tiempo hubiésemos durado sin gasolina. ¿Cuánto tiempo dura el gobierno con un bloqueo, que no nos vendan gasolina? Pues 15 días, un mes, en esa crisis teníamos reserva de gasolina para una semana, entonces tenían que entrar los barcos a Tuxpan uno tras otro”: Andrés Manuel López Obrador
Si hay alguna lección del apagón eléctrico en los estados del norte del país que vivimos hace unos días, es que como país debemos apostar por la autosuficiencia en el sector energético, en salubridad y en alimentos, ya que dejó al descubierto la gran dependencia nuestro país al gas natural producido en Estados Unidos y la falta de otras opciones de generación eléctrica en nuestro país.
Resulta que hace unos días el estado de Texas (la fuente principal de gas natural para México) suspendió las exportaciones de gas natural hacia nuestro país luego de que las bajas temperaturas que azotan el sur de Estados Unidos impidieran la transportación de gas vía ductos y el gobierno de Estados Unidos decidiera priorizar el consumo de gas para su país.
Aunado a esto, los precios del gas tuvieron una volatilidad de hasta 5,000%. El millón de BTU de gas pasó de cotizarse de 3 dólares hasta 600 dólares debido al aumento extraordinario de la demanda.
El gas natural de Estados Unidos es el combustible bajo el cual funcionan las centrales de ciclo combinado que producen energía eléctrica en nuestro país. ¿Por qué? ¿Por qué no se diversificaron las fuentes energéticas? Porque los gobiernos neoliberales apostaron por un sistema de generación eléctrica dependiente del gas de Estados Unidos.
Por ello, desmantelaron una gran cantidad de plantas hidroeléctricas y construyeron enormes gasoductos para importarlo de ese país, comprometiéndose a importar el gas natural desde Estados Unidos por los próximos 35 años, pese a que los contratos fueron renegociados al inicio de la Cuarta Transformación. Los gobiernos del viejo régimen le apostaron a importar el gas porque ahí estaba el negocio, la corrupción, el moche y el soborno a empresas extranjeras.
Pese a esta situación, el 40% de la generación eléctrica de la CFE y el 60% de la producción nacional necesita gas natural, en su mayoría importado, pues la reforma energética provocó un descenso en la producción de gas natural en Pemex.
Cobran así mucho sentido las palabras que dijo el compañero presidente en la mañanera:
“Aquí vendría la pregunta: ¿y qué?, ¿nosotros no tenemos gas en México? Se apostó a comprar el gas, hasta se dejaba que se quemara el gas en Campeche, el negocio era comprar el gas porque ahí estaba el moche, la corrupción, los sobornos con empresas extranjeras”
Por eso quedó patente la importancia de la seguridad y autosuficiencia en materia energética, tecnológica, alimentaria, y en otros rubros de la economía nacional. Y para ejemplos ya lo está poniendo la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, que en conjunto con la Comisión Federal de Electricidad pronto instalará en la Central de Abastos de la central fotovoltaica más grande del mundo, con una inversión total de $400.74 mdp, y que le ahorrará al gobierno de la ciudad de México 73.5 mdp al año, disminuirá la emisión de Co2 y beneficiará a más de 440,000 usuarios que tendrán iluminación a través de la energía solar.
Ese es el camino de la Cuarta Transformación. Tenemos un horizonte basado en la autosuficiencia energética que priorice a la par de la extracción de crudo la producción doméstica de gas y las energías alternativas y limpias con el fin de sentar las bases de un estado justo, sustentable y con bienestar para todas y todos los mexicanos.