El sábado 10 de abril, en su segunda mañanera, la candidata de Morena a la reelección Griselda Martínez habló de la problemática del agua en Manzanillo, y de soluciones que no se limitan a llevar una pipa para repartir su contenido en las colonias, como presumió su contrincante del PRIAN en la elección municipal, Jorge Luis Preciado.
La mañanera es un ejercicio de comunicación que la alcaldesa con licencia emprendió en Facebook para romper el cerco informativo que le han decretado medios y periodistas, en venganza porque Griselda canceló los convenios publicitarios que el gobierno municipal tuvo con ellos durante los trienios anteriores.
Para la ciudadanía porteña, el tema crucial no es el servicio sino las tarifas de la Capdam. Para el Ayuntamiento, en cambio, la situación financiera del organismo operador del agua es motivo constante de preocupación:
“Encontré una Capdam en serios problemas” económicos y claros “síntomas de enfilarse hacia la privatización”, dice la edil con licencia. Estos síntomas se revelan en el desmantelamiento paulatino del organismo, el nivel de endeudamiento y los intentos por ocultar los malos manejos, al grado de provocar un incendio en las oficinas del organismo en septiembre de 2017 “para tratar de ocultar los actos de corrupción que ahí se llevaron a cabo”.
Griselda recuerda que, “al tercer día de llegar a la administración, nos encontramos que nos íbamos a quedar sin agua en todo el municipio y sin poder rebombear las aguas negras, porque la CFE iba a cortar la electricidad. Los que se fueron quedaron a deber alrededor de 10 millones de pesos, y los tuvimos que pagar nosotros”.
LA GOTA DE AGUA
Ante un ejercicio de nado sincronizado en la prensa de opinión que explica los supuestos negativos de Martínez Martínez en las encuestas, con el argumento de que Griselda se ganó la antipatía de muchos porteños al cobrar el agua, la candidata de Morena subraya que “había que sanear las finanzas de Capdam” y pagar las enormes deudas que se acumularon con proveedores, el IMSS, el Infonavit y el sistema de pensiones. Su administración ha pagado 44 millones de pesos para cubrir los pasivos heredados de anteriores gobiernos.
Uno de los regidores de oposición en el cabildo que presidía Griselda, señaló en diversos foros que la alcaldesa cometió un error político al andar de ‘cobrona’ con los pequeños consumidores del agua, cuando lo recaudado entre los grandes usuarios del servicio bastaba para dar viabilidad financiera a la Comisión. Según el concejal, cobrar la cartera vencida de Capdam tuvo además de un enorme costo social un tremendo costo político para la munícipe.
Pero el compromiso de Griselda “es rescatar al organismo”, “seguirlo saneando”, impedir que “se privatice”, luchar para que “siga siendo parte de la administración municipal” y continúe siendo una empresa “pública”, operada con responsabilidad.
Y en cuanto al enfoque periodístico que le carga como error de estrategia política olvidar que ‘alcalde que cobra, paga’, Griselda denuncia “una guerra sucia que pretende sorprender al ciudadano con el supuesto incremento a las tarifas de agua”.
“Nada más irreal, es falso que las tarifas se hayan incrementado [durante su gestión], son las mismas que ya estaban en las administraciones pasadas y el compromiso es no permitir que se incrementen, seguir manteniendo las actuales tarifas si es que volvemos a ganar la presidencia municipal”, dijo en su mañanera.
LAS GRANDES AGUAS
Griselda explica que “el municipio de Manzanillo no es autosuficiente en el suministro de agua potable, por muchas razones: la principal es que la corrupción no permitía la inversión en nuevas fuentes de abastecimiento; otra razón es la falta de mantenimiento al acueducto Armería-Manzanillo, que requiere reparaciones que nunca se llevaron a cabo en 35 años, desde su construcción. Nosotros hemos invertido en su mantenimiento, pero sustituirlo costaría más de mil millones de pesos, dinero que no tiene Capdam ni el Ayuntamiento”.
E hizo un llamado a racionalizar el uso del agua. “Debemos buscar cómo reducir los consumos, porque traer el agua de Armería es muy costoso, se requieren sistemas de bombeo que consumen mucha energía eléctrica”.
Y sí, la cartera vencida es parte del problema. “El 60 por ciento de la población no paga el agua. Grandes consumidores de agua (industrias, comercios, hoteles o restaurantes), casas-habitación y hasta fraccionamientos completos no tenían contratos de agua. Tenemos que buscar que esa gente se regularice, porque todos estamos obligados a pagar nuestro consumo de agua”.
Un dato importante: en Manzanillo “hay gran cantidad de huachicoleo de agua. El agua que nosotros extraemos de los diversos pozos, incluidos los de Armería, suma 22 millones de metros cúbicos de agua”, pero la gente paga apenas el equivalente a 8 millones de metros cúbicos.
La candidata de Morena revela que “ya se trabaja con la Conagua para buscar nuevas fuentes de abastecimiento, y no depender solamente del acueducto que viene de Armería”. Pero el gran problema es el financiamiento: para mejorar los servicios, Capdam requiere mil millones de pesos para redes de agua, drenajes y plantas de tratamiento, pero solamente tiene 257 millones de presupuesto al año.
De ese dinero, el 60 por ciento se va solamente a sueldos. El organismo tiene una enorme carga burocrática, cuesta mucho sostener una nómina que asciende a 154 millones de pesos al año. De energía eléctrica, Capdam paga 62 millones de pesos anuales. Y sólo para mantener las plantas de tratamiento operando a fin de que el agua que sale de ahí no contamine al ambiente, se tienen que invertir alrededor de 5.4 millones de pesos en químicos cada año.
La Capdam paga a la Conagua 5.8 millones de pesos al año por extracción. Y eroga 3.9 millones de pesos en comprar combustibles. Restando todos esos gastos, “nos queda alrededor de un 10 por ciento de ese pastel para mantener las instalaciones del organismo de agua: redes de agua, alcantarillado y drenaje, así como las plantas de tratamiento. Pero además hay que comprar equipo, herramientas (desde papelería hasta refacciones) y vehículos. “Todo lo que se requiere para brindar los mejores servicios”.
BAJAR LAS TARIFAS
“Todos tenemos el derecho humano y constitucional al agua”, reconoce la edil con licencia. Pero es una realidad que “Capdam no ha podido hacer obras porque no tiene presupuesto”.
En el caso de la administración morenista en Manzanillo, “ejercimos el recurso para resolver las más urgentes necesidades en redes de agua y drenaje, invirtiendo 87 millones de pesos en su mantenimiento. Algo que no ocurría antes”.
Su mensaje a la población, por muchos costos políticos que tenga, es muy claro: “si todos pagamos el agua, por lo menos el 80 por ciento de los usuarios, yo me comprometo a hacer una revisión seria y presentar la propuesta al Congreso para disminuir la tarifa”. Pero eso sólo se podrá “si la mayoría paga”.
Concluyó Griselda: “No venimos a prometer nada imposible, no venimos a robar sino a resolver los problemas de los manzanillenses. Hemos demostrado que sabemos administrar y que nos conducimos con honradez y honestidad por Manzanillo”.
LA CAJA CHICA
Habiendo escuchado el planteamiento de Griselda Martínez, me sorprende que no haya usado en su retórica de campaña lo que es un lugar común en la percepción ciudadana sobre el papel que jugó el organismo operador durante los gobiernos municipales anteriores al actual: la Capdam fue la caja chica de los alcaldes porteños.
La candidata de Morena deja en claro que el dilema electoral en esta materia es mantener el estatuto público del servicio de agua, frente a las propuestas de privatizarlo.
Todos los argumentos acerca de cómo resolver la crisis financiera de Capdam, responden a dos paradigmas: concesionar partes o todo el proceso del agua para, con recursos privados, hacer frente a las necesidades de inversión, o, en todo caso, mejorar la recaudación y depurar la administración para que el organismo pueda ser eficiente, sin perder su carácter público.
En los estertores del neoliberalismo todavía hay quien pugna por privatizar los bienes y servicios que han sido públicos. En la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez se privatizó el servicio de saneamiento, pero a punto de vencerse la concesión de la planta de tratamiento ya podemos apreciar que la asociación publico-privada resultó un mal negocio para los contribuyentes.
Aun en la tercera vía que implica acoger en un solo organismo estatal a todos los operadores municipales o intermunicipales del agua, e incluso integrar dos grandes organismos operadores metropolitanos (uno para la zona metropolitana de Colima y otro que aglutine a los prestadores del servicio en Tecomán, Armería y Manzanillo), el dilema radica en mantener la naturaleza estatista de estos entes o privatizar las empresas.
Si Griselda defiende el carácter público de todas las etapas del ciclo de agua (desde el suministro hasta el saneamiento, pasando por la conducción de aguas pluviales, aguas negras y en Manzanillo, además, las aguas de mar que el oleaje fuerte suele meter a la mancha urbana), ¿se revelará Jorge Luis Preciado como el adalid de la privatización?