CUBRIR TEMAS ENERGÉTICOS

El debate sobre las implicaciones que tendrá la reforma eléctrica, la manera en que la prensa y las redes sociales han tomado partido a favor o en contra de la iniciativa del presidente López Obrador, dificultando una conversación serena de las circunstancias que motivan la propuesta, nos recuerdan lo complicado que es hacer periodismo sobre temas tan especializados como la energía.
Entre julio de 2018 y febrero de 2019, la Fundación Gabo impartió en varias ciudades de Colombia un ciclo de talleres sobre ‘La industria petrolera como asunto periodístico’. De la relatoría de Óscar Escamilla (https://fundaciongabo.org/en/recursos/relatorias/relatoria-del-ciclo-de-talleres-la-industria-petrolera-como-asunto-periodistico), publicada en el sitio web de la fundación creada por el premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, tomamos algunos de los consejos que deberíamos seguir los periodistas mexicanos en el caso que nos ocupa en estos momentos, para darle cobertura y análisis al tema de la reforma eléctrica, la nacionalización del litio y, en general, la soberanía energética a la que, según el gobierno de la 4T, apunta esta reforma.
Impartido por Ginna Morelo, Aldemar Moreno y Marcelo Franco, el ciclo de talleres que contó con la participación de más de 100 reporteros regionales, fue convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), con el apoyo de Consejo de Redacción.
 
UN ASUNTO COMPLEJO

Escamilla empieza resaltando la complejidad que comparten la industria petrolera y el periodismo que la relata. “Complejos son los asuntos petroleros, su estructura y lógica, su terminología, su relación con el Estado y sus vínculos con las comunidades donde operan; también lo es su carácter global y a la vez local, y todo el proceso que va desde la exploración, la explotación, el transporte y la transformación de ese aceite de color oscuro, de olor penetrante e inflamable”.
“También resultan ser complejas las relaciones profesionales y hasta económicas entre periodistas y este sector en las zonas de operación, como difícil es para los reporteros entender el complicado engranaje que mueve a esta industria y la serie de factores, razones y decisiones de orden político, económico y hasta global que conlleva su operación.
“Complejos son además los intereses de todo tipo expresados por las comunidades, por organizaciones y académicos en asuntos como los ambientales, por los gobernantes regionales y por el ejército de proveedores, operadores y comerciantes que viven de la economía que genera la labor de este sector productivo en sus territorios.
“De todas esas complejidades, de los juegos de relaciones que se tejen alrededor de la industria petrolera y del trabajo de los periodistas regionales se sirvieron, debatieron y expusieron” los alumnos de los cinco talleres.
Morelo, Franco y Moreno “contaron con el apoyo académico de expertos en temas económicos, medioambientales y petroleros, además de la participación activa y propositiva para el debate de Nohora Celedón, periodista de asuntos económicos del portal La Silla Vacía, con amplio recorrido en el cubrimiento de los temas de hidrocarburos”.
Ginna Morelo es (al menos era en ese momento) editora de la Unidad de Datos del diario El Tiempo. Ganó junto a un grupo de periodistas el Premio de la FNPI en 2018 en la Categoría Cobertura por el trabajo titulado «Venezuela a la fuga». Y es autora o coautora de seis libros y manuales sobre conflicto, memoria, narrativas de paz y medio ambiente. Cofundó y preside Consejo de Redacción, la organización que promueve el periodismo de investigación en Colombia.
Aldemar Moreno es periodista con máster en filosofía, ha sido editor en jefe de la revista Dinero. Docente universitario, ganó, junto con un grupo de periodistas de esa publicación, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría de investigación en prensa por una serie de reportajes sobre la quiebra de la firma Interbolsa. Es autor del libro “Moneda sana: siete capítulos clave en la historia moderna del Banco de la República”.
Finalmente, Marcelo Franco es periodista, investigador y docente argentino. Era en ese momento director de la Maestría en Periodismo de la Universidad Icesi de Cali. Se ha desempeñado como gerente de estrategia de contenidos de Clarín Global y como editor jefe de Clarín.com, además de consultor en comunicación interna para empresas de la Organización Techint. Ganó el Premio Cemex + FNPI en la categoría Internet en su primera edición en 2004.
 
LISTADO DE DIFICULTADES

Los talleristas son periodistas en regiones “donde hay una amplia y variada operación petrolera”. Y muchos de ellos expusieron “sus dificultades para el cubrimiento del tema”, además de hablar “de la difícil relación con las fuentes oficiales del asunto, de la dimensión que están tomando los asuntos ambientales, de las expectativas y reclamos de las comunidades tanto a la prensa como a la industria”.
En los talleres conversaron de sus temores, de sus precariedades, de sus debilidades y fueron críticos con la industria y con su propia labor. Por señalar algunas de esas condiciones, lamentaron que no haya voceros regionales o personas autorizadas de la industria para hablar con la prensa local.
Subrayaron que el periodismo de investigación es costoso y el reportero trabaja con limitaciones económicas en esa región. Hay una evidente actitud parcializada de las autoridades hacia la industria, en desmedro de las comunidades y de los periodistas. Y muchos periodistas carecen de conocimiento de la industria y de las comunidades.
Por otra parte, hay mecanismos perversos para desacreditar la información de algunos medios regionales que divulgan temas puntuales o denuncian. Se hace mediante la versión o desmentidos que algunas empresas petroleras o con vínculos con esa industria le dan a medios o periodistas con los que están aliados.
Es claro que a los periodistas de la región sólo los busca la industria cuando los necesita. Las fuentes oficiales de la industria son prevenidas frente a los periodistas regionales. Y, evidentemente, la industria petrolera tiene poder y mucho dinero.
Los verdaderos actores están invisibilizados, mientras que el dominio del discurso recae en los voceros oficiales de una industria donde hay intereses económicos, sociales y ambientales en juego.
Los talleristas encontraron que el tema minero-energético no es una prioridad en la agenda periodística del país, cuando debería ser relevante como asunto económico. La prensa sólo lo aborda cuando hay problemas o hechos noticiosos.
El periodismo carece de una mirada crítica hacia la industria. En este tema también impera el centralismo informativo de Bogotá. En varias regiones se ha trazado una línea porosa entre la publicidad y el periodismo frente a la industria petrolera. Ya que, en algunas de estas regiones, quienes pautan en los medios regionales, muchos de ellos digitales, es la industria petrolera. Eso puede conducir a pactos de autocensura: “tráteme suave”.
 
EL TRABAJO DE FUENTES

“La más repetida de las dificultades expresadas en todos y cada uno de los talleres fue la ausencia de voceros oficiales de la industria o el silencio de estos ante temas y casos puntuales o coyunturales, que reñía con la necesidad de muchos de los reporteros de acceder a la versión de la contraparte en sus informaciones.
“Las respuestas ante el tema fueron diversas: desde reconocer que algunas de estas empresas no tienen vocería regional, hasta que los encargados de hablar con la prensa están en Bogotá y en ciudades capitales o que sus delegados para casos específicos deben esperar las recomendaciones e instrucciones dadas desde la sede central de esas compañías, ubicadas en distintos lugares del mundo, antes de entregar una versión o respuesta oficial.
“Los maestros de los talleres ofrecieron una serie de posibilidades que fueron más allá de una respuesta del tipo llave que abre el portal de las soluciones”. Entre la variedad de respuestas de los maestros estuvo que:
-Por tratarse de un tema tan especializado, es necesario y hasta prioritario que los periodistas estudien a fondo el tema, conozcan y se familiaricen con su lenguaje técnico, entiendan su manera de operar en toda la cadena de exploración, explotación y producción, y que reconozcan la relación y vínculos entre la industria y el Estado.
-Resulta importante para el periodista establecer contacto con las fuentes especializadas, tanto del tema central como de los asuntos que le resultan conexos, en función de querer entender y conocer cómo opera la industria; antes que fuente o entrevistado, lo ideal sería que esos interlocutores sean asumidos como guías y maestros del tema puntual cuando haya dudas en asuntos puntuales.
-Es claro que en las regiones la labor periodística no resulta fácil y que los periodistas no tienen el espacio suficiente para hacerlo, porque además de los temas petroleros deben cubrir otros asuntos. Sin embargo, los reporteros deben hacer un esfuerzo para capacitarse y entender la complejidad de esta industria.
-Hacerlo les permitirá descubrir que las fuentes no son solamente las oficiales o los voceros autorizados, sino que existen una serie de expertos, empleados de la misma industria, académicos, líderes locales que saben del tema y que pueden orientar la explicación de los hechos puntuales que se pretenden divulgar o que son objeto de investigación periodística.
-Hay una necesidad urgente de diversificar las fuentes arquetípicas del tema, lo que puede conducir a dar con académicos, grupos de investigación o con profesionales de áreas que pueden resultar lejanas al tema pero que han trabajado el asunto petrolero desde sus propios saberes (abogados, antropólogos, geógrafos, economistas, estadígrafos, expertos en salud ocupacional, etc.). Las nuevas audiencias están atentas a las voces diversas y diversificadas, muchos conocen –por su contacto permanente con Internet o por iniciativa propia, entre otras razones– de equipos de estudio o expertos cercanos y remotos, de manera que ya no vale solo la voz del “gran experto” que todos suelen citar, hay que sumar nuevas expresiones a las corales de los temas.
-Tener un conocimiento mayor del asunto petrolero también le permite a los periodistas encontrar los lugares, incluso acudir a la oferta digital disponible en los sitios de Internet, tanto de la misma industria como del Estado o de instituciones especializadas. Esos repositorios no solo aportan información, también son fuente para establecer relaciones de hechos políticos, económicos y sociales alrededor del sector o que les resulta cercana. En palabras de la maestra Ginna Morelo: “son datos que están allí para hacerles y hacerse preguntas”.
-En caso de una investigación periodística y ante la negativa de una fuente oficial del tema petrolero frente al hallazgo de un reportero o medio, cabe la posibilidad de acudir a herramientas legales como el derecho de petición y, en situación extrema, a la tutela. Las autoridades están en la obligación de responder y no pueden negar el acceso a la información, salvo que esta tenga algún tipo de reserva plenamente justificada.
-El periodista y el medio de prensa siempre cuentan con el recurso válido de decirle a las audiencias que se hizo todo lo posible por obtener la versión de la contraparte, pero que no fue posible. Pero eso obliga a que la revelación esté muy bien sustentada para que, aun saliendo sin la versión de la empresa o persona señalada, la denuncia se defienda por sí sola.
-Es indiscutible para las industrias, incluida la petrolera, el peso actual de los movimientos sociales y la presión que ejercen sus peticiones a través de las redes sociales. Esas nuevas corrientes que se están dando al interior de la opinión pública pueden servir para generar movimientos de presión sobre temas puntuales, de los que el periodismo puede sacar provecho en función de su labor.

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *