¿ENJUICIAR PERIODISTAS?

El ferrerasgate (un caso de manipulación informativa contra el politólogo español Pablo Iglesias, en el que se acusaba al entonces líder del partido Podemos de tener una cuenta bancaria en las Granadinas donde, supuestamente, el gobierno venezolano de Nicolás Maduro depositó 272,000 dólares) y otras revelaciones que exhiben a periodistas de diferentes países por dar noticias a sabiendas que la información era falsa, avivó el debate respecto a la posibilidad de enjuiciar a periodistas.

Hay en todo el mundo diversas iniciativas que buscan combatir al mal periodismo mediante la creación de tribunales de ética periodística o, incluso, de juzgados penales para periodistas. Y en la Red Ética de la Fundación Gabo, la abogada especialista en derecho constitucional y quien fuera Relatora Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), Catalina Botero Marino, reflexiona sobre la cuestión:

“Una de las más severas amenazas contra el buen periodismo es el mal periodismo, es decir, el periodismo amarillista que exagera con la misma decisión con la que oculta y, con ello, contribuye a la desinformación”. Al mismo tiempo, “la desconfianza producida por el mal periodismo es caldo de cultivo perfecto para que los gobiernos autoritarios acaben con las garantías para el periodismo serio y riguroso que tanto los incomoda”.

LEY MORDAZA

Coincidente con Botero y frente a quienes –en la cuenta de Twitter de la fundación para el nuevo periodismo iberoamericano creada por Gabriel García Márquez– han dicho que es imperiosa la necesidad de contar con tribunales de ética periodística para exponer (crucificar) a aquellos periodistas que hagan mal su trabajo, la Red Ética se muestra en desacuerdo con este tipo de iniciativas pues podrían terminar siendo utilizadas por gobernantes autoritarios para silenciar a periodistas que no son de su agrado.

El desaparecido Javier Darío Restrepo, creador del Consultorio Ético de la FNPI cuya labor orientadora continúa ahora la Red, expresó en repetidas ocasiones su negativa a integrar este tipo de tribunales de ética periodística, o a estimular de alguna manera su creación: “La ética de la profesión no puede urgirse ni vigilarse a través de tribunales. El tribunal es una entidad al servicio de lo jurídico que puede sancionar el incumplimiento de las leyes o declarar la inocencia de quien las ha incumplido y ha sido acusado”.

En la línea de Restrepo, Catalina Botero señala que “la pregunta que surge entonces es cómo enfrentar el mal periodismo. Hay quienes creen que resulta indispensable judicializarlo penal o civilmente. Sin embargo, el remedio en estos casos puede ser peor que la enfermedad”. Para ella, las herramientas válidas son la rectificación cuando lo que el periodista ha publicado resulta ser completamente contrario a la verdad, pero jamás la judicialización de un periodista que ha expresado libremente su opinión.

PEOR EL REMEDIO…

La Fundación Gabo convocó el 17 de marzo a un tuitdebate con el propósito de responder a preguntas que nos hacemos muchos en un ecosistema comunicacional como el actual, donde se han instalado las fake news y la posverdad. Las interrogantes fueron:

¿Enjuiciar periodistas pone fin al mal periodismo? ¿Por qué los tribunales de ética periodística son una mala idea? ¿Por qué en países como Inglaterra, este tipo de tribunales demostraron funcionar en casos específicos como el de News of The World? ¿Por qué la idea de crear tribunales que se especialicen en enjuiciar periodistas vuelve tan recurrentemente? ¿Además de exigir una rectificación, qué otras formas de sanción son válidas cuando un periodista ha hecho mal su trabajo? ¿Cómo manejar las demandas por difamación, tan frecuentes hoy en día para silenciar periodistas?

Para la tuitera Wendy Funes, “el ‘periodismo de calidad’ es una peligrosa trampa, según los estándares, para censurar y atacar el ejercicio. Existe periodismo con normas ética y técnicas y otro montón de formas de comunicación y libre expresión que no son periodismo aunque se vendan como tal.”

Por su parte, el titular de la cuenta Im-Pulso piensa que “sería absurdo que el periodista que difama, miente o injuria fuera juzgado por mal periodista –ser mal profesional no es delito; en todo caso, debería ser juzgado por difamación, falsedad o injurias”.

ENTRE PARES

En el desarrollo del tuitdebate, la Red Ética introdujo nuevas preguntas:

En países como Chile, instituciones como el Colegio de Periodistas tienen el poder de expulsar a aquellos miembros que han ejercido mal el periodismo. ¿Qué opinas de este tipo de acciones? Y Laura Juan responde que esa sanción, expulsarlos del gremio, “debería aplicarse a todos los sectores profesionales”.

En todo caso, pregunta la Fundación, ¿sería una alternativa válida si las instituciones dedicadas a mediar en los pleitos sobre ética periodística fueran las universidades? Y una respuesta acertada es la que da Rodolfo Guzmán, para quien el problema de convertir a las universidades en tribunales profesionales es que no todas las casas de estudio son ‘universales’.

Finalmente, a la pregunta de ¿cuáles otras formas de sanción social distintas a las judiciales serían efectivas para lidiar con aquellos medios que se dedican abiertamente a hacer mal periodismo, amarillista y mentiroso?, Laura Silvia Gamba contesta: “No leerlos, no compartir sus publicaciones”.

(Cfr. https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/debate/enjuiciar-periodistas-pone-fin-al-mal-periodismo).

¿PERRO NO COME PERRO?

Otro tuitdebate interesante fue el que alentó el mexicano Gerardo Albarrán de Alba como bloguero invitado de la Fundación Gabo, al reflexionar sobre la pertinencia de hacer periodismo sobre la propia actividad periodística y mediática, ámbito tradicionalmente desalentado bajo el principio de ‘perro no come perro’.

“Son muy pocos los reporteros que documentan la corrupción del gremio y de la industria; muchos menos son los medios que ventilan el tema en sus páginas, sus estaciones de radio, sus canales de televisión o sus portales en la red”, se lamentaba en ese entonces Albarrán de Alba.

Criticar o no a los colegas y otros medios fue un tema recurrente en el Consultorio Ético que Javier Darío Restrepo mantuvo hasta su muerte, y lo sigue siendo en la actual Red Ética. En su podcast, Yolanda Ruiz abordó nuevamente la cuestión respondiendo a una pregunta del periodista Mario Espinoza, que dice:

“Mi país, Bolivia, está polarizado y los medios de comunicación siguen esa tendencia. ¿Debe hacer el periodista periodismo de periodistas o medios? ¿Está entre los deberes criticar y denunciar al periodismo oficialista o al de oposición? Insisto en que los medios están polarizados.”

Ruiz recomendó que “como todos los ciudadanos, los periodistas debemos estar abiertos al escrutinio de los ciudadanos y a la crítica. Que esa crítica se haga desde los mismos colegas, no solamente es ético, sino necesario”. De todas formas, recalcó que este tipo de críticas se deben hacer con mucho profesionalismo, evitando convertir a los periodistas en parte de la farándula, frivolizando su labor.

SI ES PARA BIEN…

Este dilema también fue objeto de varias respuestas de Javier Darío Restrepo, y en ellas coincidía en dar el aval de publicar críticas, siempre y cuando se trate de un ejercicio que al final sirva a los lectores y a la sociedad a entender mejor la realidad.

“Desde este punto de vista no aparece ninguna contradicción en el hecho de que un medio señale los errores de otro medio, si esto es necesario como advertencia para el receptor de información y no un truco deshonesto para combatir a los medios de la competencia”, afirmó Restrepo en respuesta a un periodista colombiano. El autor de La constelación ética insistía en que la primera lealtad del periodista no es ni con su empresa ni con los otros medios, sino con el lector, oyente o televidente.

La Fundación decidió entonces convocar a otro tuitdebate para responder a preguntas como las siguientes: ¿Hasta qué punto criticar a colegas de otros medios de comunicación? ¿Qué pensar de los periodistas que han convertido estas críticas a colegas en su principal bandera? ¿Qué tan destructivo o mordaz puede llegar a ser ser el lenguaje utilizado en estas críticas? ¿Pierde credibilidad ante sus lectores el medio que jamás publica críticas a otros medios? ¿En realidad existe ese “pacto de silencio” para que los periodistas no se critiquen unos a otros? ¿Cómo proceder cuando encontramos que colegas de otros medios plagian o reciben coimas para publicar cierta información?

DENUNCIAR MALA PRÁXIS

En el curso del tuitdebate se fueron planteando otras preguntas:

– ¿Y qué tan dados son los periodistas de cada país a criticarse públicamente unos a otros?

“Se critican completamente, dado que la polarización y corrupción de muchos del gremio es alta, lo que impide la falta de credibilidad. Por ello, se confía más en el periodismo independiente”, escribe Laura Pinzón. “Es una lucha eterna de los malos contra los buenos y viceversa hasta el infinito”, apunta Adán Sandoval. Y la cuenta Agenda Samaria advierte que: “Los hay cazapeleas y seguirles el juego es desgantante”.

– ¿Y qué opinan del dicho que reza ‘entre periodistas, perro no come perro’?

Otra vez, Laura Pinzón subraya que: “No debe ser así. Por sobre todas las cosas se debe propender en apoyarnos bajo el ejercicio ético de esta profesión, no al encubrimiento de las faltas. Los que al final ‘pagan los platos rotos’ son quienes consumen nuestra información”. Adan Sandoval señala que el adagio “ya quedó obsoleto para el gremio periodístico”. Mientras Alejandro Jiménez Schröder sentencia que “el ejercicio periodístico es para informar, no consolidar y mantener el poder. He visto guerras viscerales entre periodistas motivadas por lo personal y carecen de profesionalismo. El encubrimiento de faltas de ética ha permitido consolidar periodistas ‘intocables’”.

– ¿Y qué pensar de los periodistas que utilizan sus espacios de opinión para criticar a colegas de otros medios?

A Laura Pinzón le parece correcto “siempre y cuando hayan argumentos y no falacias. No se puede caer en la doxa, se deben corroborar los juicios emitidos”. Para Adán Sandoval, “si hay sustento en los señalamientos, considero que es saludable, pero si la ‘crítica’ se centra en las cuestiones personales cae en el calificativo de basura”. Javier Borda Díaz opina que “si se quiere hacer una crítica y se calla por solidaridad de gremio, sería una autocensura y eso está mal sobre todo para un periodista. Claro, la crítica debe ser desinteresada, argumentada y con mucho cuidado de no afectar al propio medio en el que se trabaja”. Y, entre otros, Rosalía Rozen considera que “si es una crítica por mala praxis, malas prácticas del periodismo, bienvenido sea. Si es por una rivalidad de egos o ideologías para influir, nefasto”.

TODO POR MEJORAR

– ¿En qué casos les parece válido utilizar el medio donde trabajan para publicar críticas hacia el trabajo de otros colegas?, pregunta la Red Ética.

Cuando lo que se publica ponga “en entredicho el trabajo y rigor periodístico, que no sólo afecta al medio que publica sino a todo la comunidad periodística, las audiencias tienen el derecho de recibir información con la mayor calidad posible”, sostiene Adán Sandoval.

– Y, en todo caso, ¿qué pensar de aquellos medios o colegios de periodistas que prohíben en su código ético el criticar a otros medios y colegas?

Otra vez Sandoval opina que esos lineamientos editoriales-éticos pretenden “mantener una neutralidad u objetividad. Sin embargo, hoy las nuevas plataformas de comunicación rebasan esos códigos”. Raymundo Cárdenas añade que “los medios somos parte del sistema democrático y, como tales, estamos sujetos al escarnio y escrutinio público de la sociedad y nuestros pares”.

– ¿Pero qué decir de aquellos periodistas que han convertido estas críticas a colegas en su principal tema a abordar en sus programas y columnas?

Para Sandoval, “muchos de ellos usan el genero periodístico de la opinión, se escudan en esa fachada, pero su trabajo en campo es nulo y solo recaban trascendidos”.

– ¿Qué tan destructivo o mordaz puede llegar a ser ser el lenguaje utilizado en estas críticas? ¿O debería usarse un lenguaje respetuoso?

Laura Pinzón cree que “se debe usar un lenguaje respetuoso pero por sobretodo, argumentos válidos”.

– Y a la pregunta de si estaría dispuesta a iniciar una columna o una sección dedicada a revisar lo que hacen otros medios, Pinzón contesta afirmativamente: “Es necesario evidenciar los errores y las fallas cometidas por el gremio para mejorar y que no se vuelvan a repetir”.

(Cfr. https://fundaciongabo.org/es/etica-periodistica/debate/es-etico-el-periodismo-que-se-dedica-criticar-otros-medios-y-periodistas).

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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