“¿Qué diablos es el periodismo militante?”, se pregunta Témoris Grecko al participar en la mesa redonda que, sobre esta cuestión, convocó la XII Feria Internacional del Libro del Zócalo el sábado 8 de octubre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=_ONJkQrqSgY).
“No hay una definición aceptada, compartida o consensuada en la que podamos estar de acuerdo. Las que hay en internet fueron hechas, principalmente, por quienes hacen periodismo militante para explicarse y, también, justificarse. Pocas aproximaciones encontré desde el ámbito académico, y tampoco son muy concluyentes.
“Quienes tratan de explicar con una definición su papel como periodistas militantes, curiosamente niegan que pueda haber un periodista militante del lado contrario. Aseguran que solamente los que defienden causas como la justicia, la verdad o la libertad, hacen periodismo militante. Los otros no.”
El periodista y documentalista acaba de estar en Brasil cubriendo las elecciones presidenciales y observó que, ese mismo discurso, es el que utiliza la extrema derecha. “Lo trae Bolsonaro y los extremistas que le dieron su apoyo”: Santiago Abascal, el dirigente del partido español Vox, o Javier Milei, el “locuaz” argentino ideólogo de la derecha libertaria. Todos dicen lo mismo acerca de la libertad.
“Cada vez es más difícil llegar a entender qué es el periodismo militante. Hace unos años tuve una confrontación por eso con ‘el prócer’ Carlos Marín. Nos encontramos en una boda y, después de saludarnos cariñosamente, me dijo: ‘¿Y desde cuándo te convertiste en un periodista activista?’ A lo que yo le respondí: ¿Y desde cuándo te convertiste en un periodista de causa… de causa pagada con un financiamiento que, a veces, lo acabamos pagando como contribuyentes sin saber?”
ÁMBITO DE LA AMBIGÜEDAD
“Hay periodistas militantes que no militan por convicción sino por conveniencia. El caso Ayotzinapa, por ejemplo, obligó a la sociedad mexicana y en concreto al sector de la cultura y el periodismo a tomar una decisión: estar con la justicia o en contra de la justicia”.
Lo que dice el autor del reportaje en libro Mentira histórica: Estado de impunidad, impunidad de Estado (2016), y director del documental Matar, morir. El Ejército en la noche de Iguala (2015), es que:
“Si ves los argumentos que emplearon los militantes que defendieron la verdad histórica, esos promotores de la versión de Murillo Karam y del peñanietismo decían estar por la verdad y la justicia.
“El primer libro que se publicó a la carrera sobre el caso Ayotzinapa fue el de Esteban Iliades, una joven promesa del grupo Nexos al que estaban apadrinando Héctor Aguilar Camín y Héctor de Mauleón: La noche más triste. La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa (2014); una defensa de ‘la verdad histórica’ de Murillo Karam, o sea, una defensa de la mentira.
“Ese joven que entonces tenía 28 años, comprometió su prestigio de periodista en formación al sostener mentiras, una manera patética de empezar una carrera. El libro de Iliades llevó ese título para enfatizar que los intelectuales de Nexos empatizan con los desaparecidos y con sus madres y padres. Pero todo era un engaño.
“Para ellos, todos los que no estamos de acuerdo con su versión somos periodistas militantes o periodistas de causa. Como todo se juega en este ámbito de la ambigüedad, de no saber de qué estamos hablando, acabamos no entendiendo realmente qué es lo que hace cada uno y con quién”, remata Grecko.
TRAICIÓN A LA AUDIENCIA
“Una manera de aproximarnos al concepto de periodismo militante es a través de definir qué objetivos buscas o a quién sirves. El periodismo tiene que servirle a alguien. En principio, tendría que servirle a la sociedad, ser un instrumento de la sociedad.”
Es lo que dice Témoris Grecko al participar, junto a la periodista independiente y activista de causas como el juicio a los expresidentes, Alina Duarte, en una mesa moderada por el reportero de Proceso, Arturo Rodríguez. A la charla estaba invitada también la lingüista Violeta Vázquez-Rojas, pero no pudo asistir.
“Con Violeta tenemos una larga amistad, pero también divergencias. En este punto, ella trata de reducir las críticas a cierto periodismo diciendo que el periodismo siempre debe molestar al poder. Yo le he rebatido aclarando que no se trata de molestar al poder con una actitud infantil de molestar por molestar. Además, ¿a cuál poder estás molestando?
“Los poderes políticos, económicos o sociales tienden a generar una comunicación orgánica alrededor de ellos. Los intelectuales orgánicos son como los voceros o los periodistas orgánicos de esos poderes. Los tiene Peña Nieto y los tiene Andrés Manuel; los tiene la extrema derecha y los tiene la extrema izquierda. Sin embargo, cuando realizas esa vocería o portavocía debes preguntarte: ¿cuáles son tus prioridades?, ¿qué es lo que pones por delante?”
Y pone como ejemplo el periodismo narrativo que, hace unos 10 o 15 años, tuvo un boom en América Latina. Este periodismo trata de informar contando una historia al lector con técnicas literarias, con talento narrativo, con belleza en las palabras.
“El problema que discutimos con un grupo de colegas, donde hubo incluso rozones, es cuando pones por delante la narrativa, la calidad literaria por encima del rigor informativo. Cuando escribes que ‘el asesino miró a la víctima con ojos llameantes, en esa soledad que se encontraban, y después la ultimó’, el lector se pregunta cómo supo el periodista que el homicida tenía los ojos ‘llameantes’, si el único que lo vio de frente fue la víctima que luego murió.
“Cuando empiezas a mover las cosas de lugar, a poner cosas que imaginaste y que no ocurrieron con el fin de tener un tratamiento literario más bello y que atrape al lector, estás pasando información que no es cierta y, eso, es traicionar el rigor periodístico.
“Nuestro principal deber y lealtad es hacia quienes nos siguen. Cuando un medio de comunicación manipula la información, la primera víctima de este medio de comunicación es su audiencia, la gente que confía en el medio de comunicación y, por eso, lo lee o lo escucha. El lector se deja engañar porque confía en ese medio”, sentencia Grecko.
LA PRIORIDAD ES INFORMAR
“Eso pasa en el periodismo narrativo y puede pasar, también, en el periodismo militante. Por ejemplo, cuando vemos algo que no nos gustó pero estamos muy comprometidos con la causa, no lo contamos. O, al revés, cuando hay algo de lo que no estamos seguros si pasó pero va a beneficiar la causa, lo contamos. Entonces, ¿cuál es tu prioridad: la información o la causa?
“El colmo es que algunas veces, incluso cuando piensas que estás beneficiando a la causa, puedes terminar dañándola. Por ejemplo, en 2019 emergió el movimiento #MeToo y muchas mujeres salieron a la calle a reclamar el acoso y la violencia de género. Era un reproche a la sociedad completa, pero el presidente López Obrador sintió que lo estaban afectando e hizo comentarios en contra de las feministas.
“Apareció en ese contexto una mujer de Veracruz que pertenece al grupo Brujas del Mar. Ella tuvo una participación polémica porque, después, se descubrió que esa mujer que había proferido insultos graves al presidente estaba muy cerca del PAN.
“El verdadero interés, tanto periodístico como para la causa de las mujeres, era saber quién era esta persona; conocerla mejor para que, quienes la escuchen, sepan a qué atenerse, sepan de dónde viene lo que lo que ella está diciendo. Sin embargo, una periodista muy profesional que trabaja en un medio de gran influencia, le hizo una entrevista obviando el interés periodístico. Quizá pensando que estaba protegiendo la causa de las mujeres, no le preguntó nada sobre el PAN o sobre lo que ella opinaba del presidente. De ese modo, gente que solamente leyó esa entrevista y está de acuerdo con la causa de las mujeres, se va a confundir, va a confiar en una persona a la que no le hicieron las preguntas que eran obligadas. Y eso no solamente es un servicio negativo para el periodismo, sino también para la causa de las mujeres. Aun pensando que están a favor.”
COMPROMISO CON LA VERDAD
Para Témoris Grecko, “es importante pensar en un periodismo de compromiso en el sentido de los temas que escogemos, respecto a dónde enfocamos nuestro trabajo. Pero hay que tener cuidado porque podemos acabamos perjudicando el interés de la sociedad, al faltar al rigor periodístico y, posiblemente, también al interés de la causa”.
“La fórmula es: ¿cuánto rigor informativo o rigor periodístico vas a poner, y cuánto de compromiso con una causa? El rigor periodístico tiene que estar siempre por delante, es fundamental. Y si tenemos que contar cosas que no nos gustan sobre algo que nos gusta, ni modo.
“Nuestro mayor compromiso es con la sociedad, ya después veremos el efecto que tendrá en la causa. Pero si no hablamos con la verdad completa, no solamente terminaremos perjudicando al periodismo y a la sociedad sino también a la misma causa”, concluye su exposición el también autor de No se mata la verdad. El peligro de ser periodista en México (2020).
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