Si alguien se asustaba porque, en Colima, en 2024 se estarán rifando los boletos para la sucesión de Indira Vizcaíno en 2027, la elección del o la coordinadora de la Defensa de la Transformación en la Ciudad de México se complica porque, quien resulte a la postre candidata o candidato de Morena a la jefatura de Gobierno, de ganar la elección tendrá boleto para la presidencial en 2030.
El primer gobernante electo del entonces Distrito Federal (por única ocasión) para un periodo de tres años, Cuauhtémoc Cárdenas, pidió licencia al cargo para postularse por tercera vez a la presidencia en 2000. Siguiendo el modelo, Andrés Manuel López Obrador sorteó los obstáculos que le quisieron sembrar con el desafuero y contendió en 2006.
Marcelo Ebrard fue finalista en la interna del movimiento progresista, pero decidió declinar a favor de AMLO en 2012. Y, seis años después, Miguel Ángel Mancera terminó tan desprestigiado como cuadro de izquierda que no fue considerado para la candidatura presidencial, aunque lo incluyeron en la lista nacional al Senado.
En la actual coyuntura, Claudia Sheinbaum confirmó la percepción de que el gobernante de la Ciudad lleva mano en las primarias de su partido para la elección presidencial.
DE IZTAPALAPA, PARA EL MUNDO
En rápida secuencia de sucesos políticos, Clara Brugada anunció el jueves 7 de septiembre que buscará la candidatura de Morena al Gobierno de CDMX. La entonces alcaldesa de Iztapalapa solicitó al Congreso de la capital licencia para dejar su cargo el día 15, y dedicarse íntegramente a lograr su aspiración.
Dos días después el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, renunció al gabinete de Martí Batres. Ese 9 de septiembre era el último día que la ley electoral marca como plazo para que, un candidato a jefe de Gobierno, se separe de un cargo público. Pero el mismo sábado precisó que dejaba la administración capitalina para colaborar con Sheinbaum en su anteprecampaña.
No obstante, la noticia se leyó como un destape. Y, en consecuencia, Ricardo Monreal Ávila confirmó su decisión “irreversible” de bajarse de la contienda ya que, competir por la candidatura capitalina, sería “una ingenuidad”.
De inmediato comenzaron las especulaciones respecto al perfil policial de García Harfuch y, sobre todo, en torno al rumor de que no es bien visto por López Obrador. Por el contrario, el presidente nunca ha ocultado –como no lo hizo con Sheinbaum– sus simpatías por Brugada.
PREMIO DE CONSOLACIÓN
Cuando parecía que la contienda interna se cerraría a Brugada y García Harfuch, el 18 de septiembre el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, se destapó en Radio Fórmula para participar por la candidatura al Gobierno de la Ciudad.
Dado que el colimense fue cercano colaborador de Ebrard hasta antes de que, aparentemente, rompieran por las inequidades en el juego de las corcholatas de Morena hacia la presidencia, no pocos vieron en ese ‘destape’ un arreglo entre Sheinbaum y el excanciller para evitar que las impugnaciones de Marcelo a la encuesta lleguen al Tribunal Electoral y pongan en riesgo la legalidad de la candidatura de Claudia.
Sin embargo, el viernes 22 Ebrard Casaubón reiteró que su lucha no es sólo por cargos y que no se conformará con lo que le ofrezcan a cambio de que se “calle la boca”. Su objetivo sigue siendo la candidatura de Morena a la Presidencia de la República, dejó en claro; dando a entender que no se conforma con la nominación a la Jefatura de Gobierno para uno de los suyos.
Ese mismo día, el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, se destapó en una entrevista con La Jornada en línea como aspirante a la candidatura capitalina de Morena. En un periplo por medios alternativos, el responsable (que no sólo vocero) de la acción gubernamental para enfrentar la pandemia fue cuestionado sobre la solidez de su ideología de izquierda, su capacidad administrativa para coordinar áreas distintas a la salud pública y, especialmente, sobre sus desacuerdos en torno a la atención al Covid-19 con la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
EL JUEGO DE LAS LLAVES
Como es arriba, es abajo. Y muchos piensan que la contienda por la Ciudad replicará la lógica y la narrativa del juego de las corcholatas, pero en una suerte de juego de las llaves que abren nuevas oportunidades.
Brugada, en ese sentido, es la favorita del presidente porque representa todo lo que significa la Cuarta Transformación al nivel municipal: un gobierno de derechos y prestaciones sociales, eficacia administrativa y en la prestación de los servicios públicos, honestidad en el manejo de los recursos financieros, con fuerte inversión en obras y programas; un gobierno avocado a la recuperación de los espacios públicos, la participación ciudadana y la restauración del tejido social a través de acciones culturales, educativas, deportivas y recreativas.
Hay quienes piensan que si la presidencia de la república estará en manos de una mujer, para la jefatura de Gobierno convendría postular a un hombre, y que esa es una desventaja para Brugada. Pero la CDMX no será la única entidad donde haya elecciones de Ejecutivo local. La paridad de género no es obligatoria para los hombres y, en todo caso, se puede lograr con otras gubernaturas. Se dice que Morena buscará hacer ganar su respectivo gobierno estatal a cinco candidatas mujeres y cuatro hombres.
García Harfuch es el consentido de los poderes económicos y mediáticos a los que, Scheinbaum, estaría tratando de complacer para allanarse su propio camino. De esos factores externos al partido hablaremos más detenidamente.
NO SERÁ ENTRE DOS
López-Gatell es una combinación del Adán Augusto de esta versión a escala del juego de las corcholatas, con una dosis de Gerardo Fernández Noroña. Como López Hernández con Marcelo, Hugo está llamado a desmontar los argumentos de la derecha mediática a favor de Omar como el ideal de un candidato atípico.
El médico salubrista López-Gatell parece emular al librero de viejo Fernández Noroña, cuando se asume como vocero de esos movimientos sociales de izquierda de los que surgió, por cierto, la propia Sheinbaum. En ese plano, la tesis de López-Gatell sobre un Estado de bienestar para la CDMX resulta incuestionable.
Finalmente a Delgado le toca, en esta dimensión del multiverso político, jugar el papel de Ricardo Monreal y reclamar un derecho que supuestamente se gestó en 2012 cuando Ebrard lo hizo a un lado para apoyar a Mancera, del mismo modo que, en 2018, AMLO decidió que sería Sheinbaum y no Monreal quién iría por la jefatura de Gobierno.
En 2021 algunos pensaron que Delgado Carrillo sería el candidato de Morena en Colima. Para muchos estaba claro que ese era el plan B; el A era usar la presidencia del partido para fundamentar su aspiración a la CDMX. Personalmente, vi tan remota la posibilidad que Mario tenía de conseguir la gubernatura de su estado natal como la que tiene ahora de jugar por la ciudad donde se avencidó hace más de tres décadas.
CLARA…MENTE, BRUGADA
Esta narrativa sigue la lógica de los arreglos políticos, pero no toma en cuenta un factor determinante: la viabilidad de triunfo que debe acreditar quien se haga de la candidatura capitalina.
Es una entidad federativa que quedó partida por la mitad en 2021, y urge recuperarla para la izquierda. En eso coincide hasta Omar García, para quien admitir que su propuesta es un guiño a los sectores más conservadores de la Ciudad sería un suicidio político.
Como la presidencial, la disputa por la CDMX implica un catálogo de segundos premios y reintegros. Una de las lecturas de estas postulaciones es que buscan mantener interesados a ciertos nichos del mercado electoral en la propuesta de Morena, y desalentar que miren hacia el eventual candidato de la derecha. La lista también sirve para proyectar a cuadros que, como García Harfuch y López-Gatell, alcanzaron un amplio reconocimiento público en sus respectivas áreas de especialidad pero nunca se les vio como actores políticos.
Por lo que a Omar García respecta, el proceso interno va a mantenerlo en la expectativa de ser candidato a jefe de Gobierno con la certeza que, aun cuando las bases se inclinen por un perfil más de izquierda, ya tiene su lugar asegurado en el futuro gabinete de Sheinbaum como secretario de Seguridad Pública.
Tras jugar en una elección primaria, el apuesto ex jefe de la policía habrá demostrado que no es solamente el heredero de una dinastía de ‘hombres fuertes’ vinculados a tareas de inteligencia y represión, sino un comisionado de seguridad con perspectiva de derechos humanos.
NO TE QUEDES EN CASA
A López-Gatell la anteprecandidatura lo pone en ruta de reconciliación con Sheinbaum. Depende de la coordinadora de la Defensa de la 4T considerarlo como futuro secretario de Salud, ante el reto monumental de concretar un sistema público de salud universal, gratuito y de calidad.
No será fácil tomar la decisión de nombrarlo. Como candidata presidencial, Claudia recibirá muchas presiones de los conglomerados farmacéuticos, consorcios hospitalarios privados, trasnacionales de alimentos y bebidas afectadas por la norma del etiquetado y, sobre todo, de las tabacaleras que –aun en franca recesión– quieren demostrar la utilidad de sus cabilderos.
Hugo López-Gatell libró batallas contra cada uno de esos intereses. Y será uno de los cuadros encumbrados en el obradorismo que, de ser admitidos en la siguiente administración, tendrán la encomienda de mantener en el siguiente gobierno vigente la consigna de, frente a las mafias del poder, ni un paso atrás.
EL PLAN A DE MARIO
De Mario Delgado, ¿qué se puede decir? Como presidente del partido tuvo una clara responsabilidad en la selección de los candidatos en las votaciones intermedias, aunque sería injusto atribuirle la debacle en la CDMX y la pérdida de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, pues los órganos electorales usaron facciosamente la ley para mermar a Morena al asignar las cuotas de plurinominales.
¿Merece reintegro Delgado? No, si se demuestra que, por poner el ejemplo de Colima, los cuadros que Mario impuso en el consejo político estatal están relacionados con personajes como César Guerra, quien se sumó a la campaña de Sheimbaum con el propósito de reunir evidencias sobre el supuesto uso ilegal de recursos públicos a favor de Claudia.
Lo cierto es que Mario ya no tendrá la oportunidad de recomendar o incluso palomear candidatos en los comicios generales del próximo año. Es probable que esa talacha, como facultad de la dirigencia nacional, la asuma Adán Augusto López Hernández con los efectos negativos que tendrá para la gente que, en la periferia de Morena, operaron en Colima como impulsores del proyecto de Ebrard. Si en alguna parte del país no fue creíble la versión de que Mario y Marcelo estaban distanciados, fue aquí.
POLICÍA DE CARRERA
Tratando de encontrar una justificación al empeño de Claudia Sheinbaum por colocar a García Harfuch como un aspirante viable a la jefatura de Gobierno, algunos piensan que el amadrinamiento a Omar responde a la lógica del bastón de mando.
La manera que tiene Sheinbaum de demostrar que no es una marioneta de López Obrador es tomando decisiones que, abiertamente, contrarien el pensamiento del mandatario saliente. Y eso lo puede hacer jugando a los muñequitos de papel con García Harfuch, aunque con ese solo nombre Claudia agote su prerrogativa de palomear a los candidatos a otros cargos.
La verdad es que si todavía en la elección de la futura candidata presidencial, las señales del mandatario saliente a favor de una de las corcholatas pudieron confundirse con una reedición del dedazo, en la interna por la Jefatura de Gobierno ya no hay lugar para gallos tapados.
La o el candidato de Morena tiene que garantizar, ante todo, su competitividad y ciertamente García Harfuch ha estado saliendo arriba en las encuestas.
Su problema es que –como Ebrard– resulta muy atractivo para los sectores inconformes con la 4T, mas no necesariamente concita el entusiasmo de los votantes duros de Morena. La contienda interna permitirá medir no sólo sus actuales niveles de aceptación, sino la capacidad que tiene García Harfuch de atraer a nuevos grupos de votantes.
El gran desafío del pragmático Omar será demostrar que, además de mantener la ley y el orden (con esa promesa llegó Miguel Ángel Mancera y hay que ver el fiasco que resultó), puede comprometerse a ser un auténtico político de izquierda.
Sin embargo, las razones de quienes se preocupan por una resolución a favor de García Harfuch, nada tienen que ver con su potencial electoral sino con el presumible afán de Sheinbaum por complacer a un sector del Ejército, a la hermandad policial en la CDMX, a Televisa y TV Azteca o a la cúpula empresarial y la prensa a su servicio.
De eso hablaré en una siguiente entrega de esta columna.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com