La inauguración de la Feria de Todos los Santos fue ocasión para que se tomaran la foto con Indira Vizcaíno, los personajes que la vox populi señala como claros aspirantes a la candidatura al gobierno de Colima en 2027.
Los alcaldes de las ciudades más pobladas de la entidad, Rosi Bayardo, de Manzanillo, Riult Rivera, de Colima, y Tey Gutiérrez, de Villa de Álvarez, posaron durante el corte de listón; el diputado federal Leoncio Morán y la secretaria de Bienestar del gobierno estatal, Viridiana Valencia, aparecen en otras imágenes escuchando atentos el mensaje de la mandataria; y el rector de la Universidad de Colima, Christian Torres, tuvo su propio momento y escenario al invitar a Vizcaíno Silva a inaugurar el pabellón de la casa de estudios.
De hecho, en el espacio de la UdeC y no en el stand de Manzanillo, pasó la gobernadora la mayor parte del tiempo que estuvo esa tarde en el recinto ferial. Volvería al día siguiente para asistir al concierto gratuito de Yuridia, según publicó en sus propias redes sociales. Y ahí se darían cita nuevamente las mujeres de este gobierno de mujeres.
La providencia hizo que la edición 2024 contribuyera a acercar a Manzanillo a la zona norte del estado: la representante del puerto, Lorely Valeria Ramírez, resultó ganadora en el certamen para elegir a la Embajadora (versión republicana de la Reina) de la Feria.
Pero, como cada año, la Universidad se esmeró en poner en exhibición sus logros, opacando no sólo las exposiciones de sus pares institucionales, como el Tecnológico, sino a los ayuntamientos que no disponen en la feria de un espacio tan privilegiado para su proyección.
LA OTRA FERIA
En la zona metropolitana de Guadalajara, el ayuntamiento de Zapopan realiza el Festival Cultural Zapopum para diferenciarlo de las Fiestas de Octubre en Guadalajara. Cuando inició en 2005, Zapopum se realizaba a mediados de noviembre y principios de diciembre, pero en la medida que se fue involucrando la UdeG en la organización de este festejo ‘pop’ se decidió moverlo a abril, para no estorbarse con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Las Fiestas de Octubre es una feria estatal. Y los alcaldes zapopanos, siempre en franca competencia con otros ediles del Valle de Atemajac por la gubernatura, buscan tener un festejo en donde el protagonismo sea del Ayuntamiento y no del Ejecutivo local.
Eso mismo hemos visto en nuestro estado cuando los munícipes de Villa de Álvarez retrasaban una semana las fiestas patrias, o cuando la entonces presidenta municipal de Colima, Margarita Moreno, decidió lanzar la arenga en la Junta Municipal de Tepames para tener su propia Noche del Grito.
Siendo alcalde de Colima por segunda vez, el entonces emecista Locho Morán y su esposa Azucena López, hoy regidora de oposición por Morena, abrieron un anexo de la feria en el parque El Rodeo para disputarle al Instituto de Fomento de Ferias y Exposiciones del Estado de Colima (Iffecol) la atención del público, especialmente joven.
En el trienio pasado, Margarita Moreno secundó la iniciativa de otro exedil, Héctor Insúa (continuada por el propio Morán Sánchez), de convertir al Festival del Volcán y al Saborafest en celebraciones sustitutas de la feria que la ciudad de Colima perdió hace décadas, cuando la festividad en honor a Todos los Santos se convirtió en “el máximo festejo del estado”.
Como flamante presidente, Riult Rivera organizó en el Panteón Municipal de Colima su ‘Noche de Muertos’. Lo hizo montándose en el programa de actividades del Festival “Recuérdame Bonito” que, por sexta ocasión, de todas maneras iban a realizar la funeraria Cielo Eterno y el jardín funeral Sendero el 1 y el 2 de noviembre. Las pianistas, la rondalla y el mariachi de la Universidad de Colima amenizaron el evento.
POR SIEMPRE GOBERNADORA
Un golpe de astucia en el diseño de la primera Noche de Muertos fue dedicarlo a la memoria de Griselda Álvarez, con el doble pretexto de que el primero de noviembre de 1979 asumió el poder la primera gobernadora en la historia de México, y que su tumba está en el panteón municipal.
Aunque ha sido una rúbrica en el discurso de Indira Vizcaíno la idea de que pasaron 42 años antes de que volviera a haber una mujer en el principal despacho de Palacio de Gobierno, es imposible no ver en el homenaje del Ayuntamiento a doña Griselda un desplante a la segunda gobernadora del estado.
Por lo demás, la empresa a la que le encargaron el espectáculo de drones se lució, aunque la primera configuración del busto de GAPL se acercaba más al perfil de Marge Simpson que al de la maestra Álvarez. En cambio, los artesanos de la pirotecnia como siempre quedaron bien.
Más allá de las obvias implicaciones políticas de esta miniferia, rescatar el vínculo entre la conmemoración pagana de Todos los Santos y la fiesta religiosa de los Fieles Difuntos tiene una enorme significación para los capitalinos. Cuando el recinto ferial se trasladó a La Estancia siguiendo en su mudanza a la penitenciaría, muchos colimenses perdieron el hábito de ir a la feria después de visitar a sus muertos.
Las instalaciones de la feria siempre estuvieron cerca del cementerio. Cuando la verbena se realizaba en el jardín Núñez, el panteón estaba en el cruce de Hidalgo y Calzada Galván. Y que el camposanto se trasladara a Las Víboras, indujo a que se construyeran casino, foso para el palenque y corrales para la exposición ganadera, dejando un área despejada para puestos y juegos mecánicos, en el predio donde hoy se encuentran el complejo de la Casa de la Cultura, los palacios Legislativo y de Justicia, además de otros inmuebles como el auditorio del Poder Judicial.
Tan religioso como Mario Anguiano, Riult nos recordó que es una fiesta patronal. Como sucedió con el Jueves y el Viernes Santo, la autoridad civil no estableció el asueto de dos días en Colima para ir a la feria, sino para que los trabajadores y escolares pudieran cumplir con el culto religioso.
EL JINETE DE LA MUERTE
Dos días antes, el 30 de octubre, víspera de la inauguración oficial de la Feria de Todos los Santos, la Caravana del Recuerdo con sus carros alegóricos, cuadros dancísticos y unas espectaculares catrinas montadas a caballo, fue la respuesta del Ayuntamiento a la tradicional cabalgata previa a la feria que el gobierno estatal había coordinado el 26 de octubre, partiendo del City Club en Villa de Álvarez para terminar en La Estancia.
En este juego de qué fue primero, ¿la yegua o el potrillo?, los jinetes afectos a Riult Rivera ya habían cubierto de ida y vuelta la distancia entre la Hacienda Santa Bárbara y el Parque Hidalgo, el sábado 24 de agosto, con la Cabalgata por Colima llamada también por Gustavo Cervantes “la cabalgata de la unión” [entre priistas y panistas].
Por un ‘quítame allá esas pajas’, charros y escaramuzas riñeron con el director general de la antes llamada FECO, Rodolfo Aguilar, tomando distancia de los eventos ecuestres a realizarse en las instalaciones de La Estancia.
Como en los tiempos de Mario Anguiano y en franca competencia con los festejos charro-taurinos que le dan identidad a Villa de Álvarez, el Ayuntamiento de Colima quiere dejar sentado que los hombres de a caballo en la entidad, van con Riult Rivera. Por lo visto, para un gobierno de mujeres, una oposición de hombres.
Pero no fue a caballo sino a pie como se manifestaron los grupos y activistas que se definen como contrarios a Morena. El 2 de noviembre, “vestidos de blanco, algunos empuñando veladoras en sus manos”, dice la crónica de Marcia Castellanos, ciudadanos salieron a las calles “para exigir a las autoridades un alto a la violencia que se vive en Colima”[1].
“Nos sumamos a esta marcha porque estamos a favor de la paz”, dijo uno de los asistentes. Y porque estamos normalizando la violencia, dijo otra, ya que en nuestro estado “día con día hay un muerto” y sólo los contamos.
Encabezando la marcha, también vestidos de blanco iban los funcionarios de la administración de Riult Rivera. Pero ni así lograron que se viera multitudinaria.
Si en lo que va del año han sido asesinadas 556 personas en Colima, que a la marcha se hayan sumado apenas 300 manifestantes no ilustra una protesta orgánica. No fue una movilización que surgiera espontáneamente, sino que se convocó con motivaciones políticas y, de hecho, electorales.
SE CURA EN SALUD
Las manifestaciones blancas por la paz comenzaron como una estrategia para culpar de la inseguridad al entonces gobernante de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, y así sabotear su candidatura presidencial en 2006. En el sexenio pasado, las marchas rosas salieron lo mismo en defensa del INE que del Poder Judicial. Al final, se usaron para promover disimuladamente la aspiración de Xóchitl Gálvez de llegar a Palacio Nacional.
En una etapa tan temprana de la campaña hacia 2027, ¿qué objetivo persigue Riult al mencionar la soga en casa del ahorcado, clamando por las víctimas de este sexenio cuyo homicidio ciertamente sigue sin esclarecerse ni, mucho menos, castigarse a los culpables?
El alcalde capitalino ya dibujó el tono de su campaña y la estrategia electoral: poner el dedo en la llaga de la violencia criminal en Colima. Pero es que, acaso, ¿Riult se cree exento de la obligación de velar por la seguridad pública, en función de que el mando de la policía en la capital lo tuvieron históricamente los gobernadores?
Dice el editorial de Rotativa Libre[2]: fue una “desafortunada ocurrencia” convocar a esta Marcha por la Paz como parte del festival de difuntos. “Una de las ofertas de campaña de Riult” fue “implementar estrategias” en seguridad, pero desde que asumió la presidencia municipal “ha habido un incremento de hechos violentos”.
Es probable que a Riult le hayan recomendado “curarse en salud” en el tema de la seguridad. Y que no sólo no quiera asumir la responsabilidad que le compete en el nivel de la prevención ni asumir las tareas de proximidad que los alcaldes capitalinos han venido postergando, sino que pretende usar ese rezago a su favor, asumiéndose como acreedor político del gobierno del estado.
Con el gobierno municipal de Margarita Moreno, la administración de Indira Vizcaíno cargó en la contabilidad política de la alcaldesa el saldo rojo del municipio. Lo hizo porque no se sentía obligada a proteger a los ayuntamientos morenistas, ya que la pugna política más fuerte se estaba dando en Manzanillo con la alcaldesa (de su propio partido) Griselda Martínez.
Sin embargo, con Rosi Bayardo al frente del Ayuntamiento, es grande la tentación de exentar al gobierno porteño de la responsabilidad de no prever los homicidios realizando labores de patrullaje e inteligencia. Con esa expectativa, los asesores de Riult calculan que el edil capitalino también podría buscar taparse con esa cobija.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
[1] ‘Más de 300 personas vestidas de blanco marchan por las calles de Colima para exigir paz’. Marcia Castellanos. Fuerza Informativa Azteca, 4 de noviembre de 2024. https://www.tvazteca.com/aztecanoticias/marcha-en-colima-mas-300-personas-vestidas-blanco-marchan-por-las-calles-para-exigir-paz
[2] ‘Riult: una marcha producto de ocurrencias’. Rotativa Libre, 4 de noviembre de 2024. https://www.facebook.com/share/p/8rzrJtcb7P9PHVvj/?mibextid=WC7FNe
Muy interesante, no estamos acostumbrados a tener presidenta. 👍🏻