A CONTRACORRIENTE

Como Julio Hernández López ‘Astillero’ que llegó a ser dirigente del PRI en San Luis Potosí, cuando el presidente nacional del tricolor era Luis Donaldo Colosio, Javier Solórzano alguna vez sintió la tentación política:

En la coyuntura del 2000 “tuve una conversación larga con quien era presidente del PRD en ese momento”  (aparentemente Pablo Gómez) respecto a la posibilidad de competir electoralmente, pero “me acabó ganando el periodismo y la academia”.

Más el periodismo que la academia, pues dejó la docencia y la investigación después de 15 años de labores en la Universidad Autónoma Metropolitana, donde fue fundador de la carrera de Comunicación.

El oficio periodístico le ha dejado más satisfacciones que frustraciones. “Me parece muy importante lo que hicimos [con Carmen Aristegui] en el programa Círculo Rojo de Televisa, todo lo que se hizo en Imevisión con  Contracorriente, o lo que hicimos al proponer códigos de ética” cuando en el sexenio de López Portillo se buscó reglamentar el Derecho a la Información.

Pero también “me quedé corto en otras cosas”, donde “no estaban tan fácilmente dadas las condiciones”. Por supuesto “tuve muchas falsas salidas: me fui a TV Azteca pensando que podía hacer algo y, a las tres semanas, me pregunté ¿qué hago aquí?” Esos errores “no los justifico, forman parte del crecimiento y de la existencia de uno”.

NO SOMOS FINLANDIA

Para Julio Astillero, quien entrevistó a Solórzano vía Skype en el último programa que condujo en La Octava, el viernes 20 de marzo de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=x4QWeN0pDLE), reconocer esos claroscuros profesionales es importante.

Especialmente en esta época en la que “hay casi una exigencia para todos en general, y en particular para los periodistas, de ser próceres cotidianos, impolutos e intocados cuando, en realidad, nuestra sociedad ha tenido que transcurrir por décadas en un sistema político en el que había que hacer lo que correspondía en cada momento”.

Javier Solórzano cuenta de un amigo finlandés que vive en Italia, a quien conoció hace muchos años por cuestiones académicas y vio recientemente en un evento. A ese amigo le emociona mucho México porque enfrentamos como país una serie de circunstancias que pueden ser determinantes para el futuro, para el hallazgo de nuevas formas de sobrevivir y de existir en el mundo:

“Una frontera con Estados Unidos, el narcotráfico metido hasta dentro de la sociedad y el Estado, graves problemas de inseguridad y migración, problemas en materia económica y rezagos sociales evidentes, una presencia indígena todavía significativa junto a los fenómenos de las grandes ciudades.

“Para ese amigo europeo, México, junto con Brasil, pueden ser los grandes laboratorios del futuro. Y aunque no se trata de decir que el país está bien, que todo es bienvenido, evidentemente estamos viviendo una circunstancia diferente después de 2018.

“Claro, quisiéramos un presidente más preocupado en términos prácticos y acucioso con el tema de coronavirus; quisiéramos a unos empresarios más comprometidos; quisiéramos a partidos que sean verdadera oposición. Pero todo se construye, nada cae del cielo y si estamos donde estamos en mucho se debe al pasado”.

EL INDEPENDIENTE

Al preguntarle Julio Astillero sobre el momento más lamentable, doloroso o acaso vergonzoso que haya tenido en su carrera periodística, Solórzano Zinser evoca algunos momentos “un poco de risa”, donde hizo o dijo cosas pensando que no estaba al aire.

Otros errores “parecen de broma: a un personaje que entrevisté tres veces lo llamé con un nombre equivocado, por fortuna el programa era grabado. Pero más frecuente fue dejar pasar algunas cosas que no vi, hasta después”.

Menos frívolo es “el tema de Carlos Ahumada”, el empresario argentino que fue acusado de hacer negocios al amparo del poder aprovechándose de su relación sentimental con Rosario Robles, en ese momento presidente nacional del PRD.

Durante los nueves meses que duró la relación de Ahumada con los periodistas, hasta que estalló el escándalo del video de René Bejarano, Solórzano fue director general del periódico El Independiente, cuyo proyecto había concebido originalmente Fernando Benítez.

Raymundo Riva Palacio, que fue director editorial del diario, reveló en un capítulo incluido de última hora en la edición de su libro La prensa de los jardines (Plaza & Janés, 2004) cómo Ahumada se entrometió en la línea informativa, obligando a los directivos a autocensurarse y castigando a los reporteros que investigaban asuntos que molestaran a Robles.

En la entrevista con Julio Astillero, Solórzano se contuvo al explicar el episodio: “Hubo muchas variables que se juntaron, más las torpezas de uno que no se pueden soslayar”.

LA OCTAVA Y NOS VAMOS

En su turno de preguntar, merced de la dinámica del cubilete donde quien saca la mejor mano interroga al otro, Javier Solórzano cuestiona a Julio Astillero sobre su inminente despedida. Pero antes da el contexto:

“Tu entrada a La Octava fue algo muy importante porque supuso, con todas las posiciones que inevitablemente se gestan, un punto de equilibrio muy interesante para el radioescucha y para el televidente. ¿A qué se debe que te hayas ido y regresado, y a qué se debe que te vayas en forma definitiva?”

Astillero recapitula que llegó el 14 de enero de 2019 a Radio Centro y encontró mucha libertad. Luego lo nombraron director editorial, cargo al que renunció a principios de enero de este año.

“Tengo en mí en la idea de que se hizo un trabajo de apertura a voces que no estaban en los medios tradicionales, en los medios electrónicos”. Con programas muy interesantes, se generaron diversidad y pluralidad que recolocaron y ayudaron a incrementar la presencia de Radio Centro en todo el esquema de la discusión periodística.

“Dejé la dirección editorial porque no estuve de acuerdo con decisiones o cursos que iban a llevar a lo que preveía que llegarían, como ocurrió ya con algunas cosas.

“Me fui a un lapso de nueve días a descansar, a reflexionar. Al final, me ganó la idea de preservar los espacios y mantener la apertura a información y datos, a temas y notas que uno, vanidosamente, cree que puede ayudar a empujar, suponiendo que en otros espacios no tendrán la misma presencia.

“Pero se fueron enredando las cosas, como hebras de un quesillo de Oaxaca, y en esas circunstancias uno prefiere que el periodismo no se vaya al barranco”.

PERIODISMO ES EQUILIBRIO

Aunque Astillero tendría todavía un par de minutos para despedirse de su audiencia, Solórzano celebró que tuviera la oportunidad de explicar públicamente las razones de su salida.

“Cuando salí de Imevisión no me pude despedir. De un día para otro me dijeron que Carmen Aristegui y yo no teníamos rating. Cuando salí de la W sí me pude despedir. Pero lo importante es mirar atrás con la certeza de que lo que uno hizo estuvo bien hecho, y que lo que viene a partir de ahora es lo que importa”.

Solórzano subrayó la importancia de que se ventilen las causa por las cuales un periodista deja un medio, pues eso también contribuye a que la audiencia no lo olvide. Y reiteró: “Hay vida después de La Octava”.

Finalmente, consideró importante que los medios tengan equilibrios, que no sean sólo chairos y fifís. Las filias ni las fobias nos ayudan a hacer periodismo, porque el público debe tener todas las piezas del rompecabezas, sin que uno deje de decir lo que piensa.

“Entiendo que es un mal momento, es políticamente incorrecto. Pero los equilibrios son los que fortalecen al periodismo, los extremos sólo acaban enfrentándonos”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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