Nuevamente, si va a invertir tiempo en leer esta nota, le pido que la lea completa, y que me escriba si algo no quedó claro, porque lo que compartiré aquí no busca pintar un mundo color de rosa, sino los hechos, sobre la pandemia.
Estamos bajo ataque de un enemigo diferente. Antes de junio del 2021, estábamos siendo atacados por un virus, SARS-CoV-2, en sus variantes Alfa, Beta y Gama, ahora llamadas las versiones “antiguas” del virus. Las vacunas funcionaban en todos, es decir, evitaban que una persona vacunada se infectara, o más o menos.
La variante Delta es diferente: puede infectar a los vacunados y también puede infectar a los que ya se habían infectado de las variantes “antiguas”.
Por esto, aunque todavía sea “el mismo” virus SARS-CoV-2, en realidad, desde el punto de vista práctico, es como si fuera un nuevo virus, porque si fuera el mismo, entonces las vacunas funcionarían como deben de hacerlo y los que ya se infectaron ya hubieran generado anticuerpos suficientes para no volverse a infectar. Así que, en la práctica, la variante Delta debería considerarse un nuevo virus, no solo una variante.
Siempre dije que no habría otra ola, y lo sigo afirmando. Ya teníamos bastantes infectados de las primeras versiones y no había mucha gente susceptible para tener una nueva ola.
Esto que observamos, no es otra ola, es simplemente una nueva epidemia, y eso, hay que decirlo claramente.
Lo recalco: si las vacunas no sirven para prevenir la variante Delta, y si la variante Delta puede infectar a los que ya se infectaron, es hora de decirlo: hay que considerar a la variante Delta como un nuevo virus, aunque cause la misma enfermedad.
Esta nueva variante es tan transmisible como el sarampión, es decir, aumentó al doble su capacidad de transmitirse de una persona a otra. Vea la ola de contagios reciente. No hay muchas buenas noticias, excepto que las vacunas SI sirven para algo: está demostrado que, aunque la variante Delta te infecte, si estás vacunado, tienes 8 veces menos posibilidades de enfermarte, 25 veces menos posibilidades de tener que ir a un hospital y 25 veces menos posibilidades de morir.
Por lo tanto, HAY QUE VACUNARSE. Hay que mencionar también que, por mucho, la gran mayoría de personas que han muerto por la variante Delta, no estaban vacunados.