Ignacio Peralta enseñó el cuño neoliberal al concesionar el Parque Regional “Griselda Álvarez”. El empresario de zoológicos que firmó el contrato lo llamó EcoParc Colima. Y ofreció convertirlo en un atractivo turístico y un espacio pedagógico, anexando a la exposición de especies africanas un Museo de Historia Natural del que sólo se colocó el rótulo afuera del edificio.
Perdimos así una exposición permanente de lo que, imagino, iba a ser un muestrario de animales disecados y esqueletos. Parece lógico que después de exhibirlos vivos, se puedan seguir mostrando piezas de taxidermia que destacan por su tamaño y colorido.
Junto al aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía, levantaron un Museo del Mamut. Y al margen de los grandes museos de historia natural que hay en el mundo, en Charlotte, Carolina del Norte, el gran atractivo del Museo Discovery es un diorama que muestra las diferencias de tamaño entre un oso polar, un oso negro y oso pardo o grizzly.
Sin embargo, una ciudad con tantos espacios destinados al arte y la historia como es Colima, por una promesa incumplida perdió de golpe dos recintos: el que albergó al Museo de Arte Moderno ‘Jorge Chávez Carrillo’ y el que habían dedicado a la memoria de Griselda Álvarez.
Presumiendo de racionalidad administrativa, el gobierno de Peralta Sánchez calculó sobremanera el ahorro que tendría para el erario desprenderse del parque. En realidad, los gastos de mantenimiento ya estaban presupuestados y no suponían para la tesorería estatal una carga insoportable. Concesionarlo tampoco se reflejó en el pago de nómina, puesto que el personal sindicalizado simplemente fue reubicado.
Tecnócrata puro, Peralta jamás se planteó las consecuencias de privatizar un espacio que, hasta entonces, había sido prácticamente gratuito. Las familias que no podían costearse el ingreso, conocían accesos por donde colarse a las instalaciones. Y el precio del boleto era simbólico pues su principal atractivo, las albercas, hacía tiempo habían dejado de funcionar.
Apenas empezó el sexenio, la administración de Indira Vizcaíno descubrió que nunca fue el objetivo de la privatización poner en funcionamiento las albercas, ya que el complejo acuático al otro lado de la calle no formó parte de la concesión.
CIRCO CON ANIMALES
Para cumplir el dogma neoliberal de que todo aquello público que pueda ser un negocio debe ser entregado a los privados, JIPS nunca se cuestionó la escasa viabilidad comercial del proyecto: ¿quién se arriesgaría a meter tanto dinero en una empresa que, por taquilla, no garantizaba el retorno de la inversión ni en dos décadas?
Como parque recreativo, el EcoParc Colima no era negocio, aunque el mismo empresario opera el Zoológico de Morelia que recibe miles de visitantes al año. Al menos cuando yo era niño, era una visita obligada para el turismo de la antigua Valladolid porque, en su entorno, ofrece el equivalente a lo que sería en Colima el parque de la Piedra Lisa (con todo y Planetario) junto con El Rodeo.
Después de unos meses, se vio que el propósito del EcoParc no era incrementar la afluencia sino disminuirla hasta el punto de que ya nadie fuera. Todavía el primer año, la Secretaría de Educación organizó excursiones escolares en un modelo de negocio donde el empresario ganaría por partida doble: el subsidio para cubrir el descuento en la tarifa y el consumo en los expendios al interior del parque.
En el Zoológico Guadalajara, la venta de comida, bebida e incluso souvenires es una de las principales fuentes de ingreso, sin considerar que el área de atracciones mecánicas tiene costo extra.
Como al final del sexenio pasado literalmente cerraron las puertas pretextando labores de mantenimiento, está claro que la meta nunca fue volver rentable la exhibición de animales y las actividades recreativas inherentes a ello, sino usar el espacio con otros fines.
El EcoParc Colima fue concebido como un centro de reproducción de fauna exótica. Hay una presión internacional para prohibir el tráfico de animales vivos capturados en África y otras regiones. Pero, tras la promulgación de la ley ecologista que prohibió los circos con animales en México, quienes los crían en cautiverio vieron la oportunidad que les ofrecía el rescate de ejemplares destinados al sacrificio.
Esos lotes de elefantes, osos, leones y tigres se vendieron a precio de remate, ya que los empresarios circenses no estaban dispuestos a mantenerlos en sus propios refugios, dado lo mucho que cuesta alimentarlos y darles atención médica.
En cambio, es una buena inversión usar esos ejemplares como pie de cría para un mercado de coleccionistas, circos de otros países donde todavía espectáculos con animales, y zoológicos privados. Este último grupo de consumidores sigue demandando, por alguna razón, grandes felinos y otras especies exóticas.
No sé cuanto valga un cachorro de león o de tigre de Bengala, pero una jirafa recién nacida se podía vender por unos tres millones de pesos cuando el concesionario del EcoParc se quejó de la pérdida causada por los vándalos de la calle España que le mataron una.
INVERTIRÁN 60 MDP
En los ‘Diálogos por la Transformación’ de esta semana, la gobernadora Indira Vizcaíno anunció que rehabilitará el Parque Regional de Colima, con una inversión de casi 60 millones de pesos[1]. El espacio estará listo a mediados del próximo año.
Ya no será casa de animales exóticos aunque, como he señalado muchas veces en esta columna, no estaría de más que en la tierra de Miguel Álvarez del Toro –reconocido a nivel mundial por haber creado en Tuxtla Gutiérrez un zoológico de espacios abiertos y hábitats en vez de jaulas, el ZooMat– el parque que lleva el nombre de su prima Griselda se convirtiese en una reserva para la fauna silvestre de la región.
Este proyecto complementará el esfuerzo de “recuperar un espacio público de gran importancia” en la capital, no sólo por su historia sino por su “gran relevancia social, ya que está situado en “una zona con ciertas complejidades”, dijo la mandataria el miércoles 20 de noviembre en Palacio de Gobierno.
Indira destacó que la inversión pública de estos tres años es histórica, pues ya “superó en mucho las inversiones que se hicieron en sexenios completos que nos antecedieron”. Son obras tan importantes en materia de seguridad vial y desarrollo económico por el crecimiento del puerto de Manzanillo, como la que inició hace unos días: la ampliación de la autopista a seis carriles en el tramo Armería-Colima.
Y otras son obras con mucha sensibilidad social, como la recuperación de las albercas del Parque Regional que ha sido un éxito y superó las expectativas. Coincido con la gobernadora en que retomar el parque como un espacio público generará, además, turismo interno y garantizará lugares de esparcimiento dignos, de calidad y accesibles para todos.
El proceso para recuperar el parque fue “un poco largo”, ya que fue concesionado por la administración anterior a un particular a un plazo de varias décadas. La vía más rápida fue el diálogo y la negociación con el empresario, reconoció Vizcaíno Silva.
“Estamos a punto de firmar” la entrega-recepción formal del espacio, y “a más tardar la siguiente semana, vamos a comenzar la intervención y la rehabilitación” del lugar, para que en el verano de 2025 “ya esté listo para el uso, goce y disfrute de los colimenses”.
La mirada de este gobierno, dijo Indira, “contrasta perfectamente con la visión neoliberal de quienes nos antecedieron”. En el pasado, el patrimonio estatal se privatizaba. La Cuarta Trasformación recupera las cosas y las pone al servicio de los colimenses. Por si fuera poco, se volverá a llamar ‘Parque Regional Griselda Álvarez’ que es, por cierto, como nunca dejó de nombrarlo la gente.
BAÑOS Y LANCHAS NUEVAS
Ahí presente, la secretaria de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Movilidad, Marisol Neri León, detalló que el área de bosque tiene 17.59 hectáreas y se van a rehabilitar 14.31 hectáreas. Se ampliará el estacionamiento, se rescatará la fachada, se construirá un módulo de baños y un área administrativa con zona de primeros auxilios. Se rehabilitarán los caminamientos y el área de snack en las inmediaciones del lago, así como otra cafetería.
En el área de juegos infantiles que también serán renovados, se construirán dos atracciones: un puente colgante y una granja con animalitos de la región. A estas alturas de la desconexión entre la vida urbana y la rural, al hablar de fauna regional ya tendríamos que incluir vacas, burros y chivos, además de gallinas para que las conozcan los niños de ciudad; por no hablar del xoloitzcuintle y el gato montés; así como armadillos, zorrillos, mapaches, tejones y zarigüeyas –nuestros tlacuaches–).
Se rehabilitará el área de lectura y el anfiteatro. Habrá un zona de comedores en la parte poniente, en una gran área verde que también sirva para campamentos u otras actividades escolares. Y donde antes estaban los felinos, habrá una pared donde hacer rappel, una tirolesa y una torre de avistamiento de aves.
Además, se recuperarán las ciclovías familiares (y, ojalá, los cuatriciclos) y se rehabilitarán los caminos. En el lago, se renovarán las lanchas de pedales y remos. Y se cambiará la tubería de las instalaciones hidráulicas, así como el cableado eléctrico y el mobiliario sanitario para que el parque dé servicio “muchos años más”.
Habrá un sistema de separación para la basura. Y para lavar los baños del parque y abastecer la zona sur de la ciudad, se está rehabilitando el pozo El Palmar. Por cierto, al lago se le dará un tratamiento especial para no tirar el agua, que ya es además hábitat de aves, peces y anfibios.
¿Y LOS “LIONES” Y LOS CHANGOS?
Ya empezó la poda de árboles, y aquellos en malas condiciones serán retirados para disminuir el peligro de que caigan ramas o colapse el tronco. En este aspecto, sugiero mantener el espíritu de J. Guadalupe López León que convirtió el parque en un auténtico jardín botánico, con especies arbóreas endémicas.
Lupe López León tuvo también el acierto de poner en la señalética del parque una flecha indicando la dirección hacia ‘la jaula de los changos’. Lo que me hace preguntarme sobre el destino de los animales que el concesionario encontró cuando recibió el parque. Él trajo jirafas, cebras, antílopes y búfalos, pero el zoológico no estaba vacío.
En el Parque Regional ya había una población de cocodrilos y caimanes; el pabellón con monos; tortugas y serpientes en un herpetario bien acondicionado; un aviario con pájaros canoros y jaulas con variedades de ave rapaz y carroñera; además de leones y otros felinos decomisados a capos de la droga, o rescatados de las calles tras escapar o ser liberados irresponsablemente por quien los tenía en cautiverio.
Cuando mi hija Sofía era pequeña y vimos por primera vez un espectáculo del Cirque du Solei, con muchos malabaristas y acróbatas pero sin domadores, cuando se encendieron las luces exclamó con candidez y razonable enojo: “¿¡Y los liones y los changos!?”
La pregunta queda en el aire.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
[1] ‘Indira Vizcaíno anuncia rehabilitación del Parque Regional ‘Griselda Álvarez’ con inversión cercana a $60 millones’. Gobierno del Estado de Colima, Coordinación General de Comunicación Social. Boletín de Prensa, 20 de noviembre de 2024.