El pasado día 19 conmemoramos medio siglo de la muerte de Lázaro Cárdenas. Su grandeza está más allá de cualquier duda. Bien podríamos simplemente decir, para acabar pronto, que Cárdenas es Cárdenas. Su gobierno fue decisivo en muchos campos como el petróleo o la educación, pero también en la consolidación de las grandes conquistas sociales de la Revolución Mexicana. Tanto las causas de los obreros como las de los campesinos progresaron durante su presidencia como no lo habían hecho antes.
El reparto agrario adquirió velocidad y los ejidos se multiplicaron a lo largo y a lo ancho del País y comenzaron a observarse los logros en diferentes lugares, destacando sólo como ejemplos, la Comarca Lagunera y la región de Apatzingán, Lombardía y Nueva Italia en Michoacán. También se dotaron muchos ejidos en territorio colimense. Hace 25 años todavía era común escuchar en las fiestas de ejidatarios, Viva Cárdenas, Muchachos, que era un himno y parte de la identidad del movimiento agrario, que todavía entonces, estaba vivo.
Don Lázaro comprendió que el reparto de tierras no era la solución por sí misma, que los campesinos no podían arrancar los frutos de la tierra sólo con sus manos, sin medios de producción. Los antiguos terratenientes tenían capital, bueyes, aperos, ganado, capital, la posibilidad de beneficiar café; producir azúcar, pulque o mezcal y los ejidatarios, no. Se les entregaban las tierras y nada más. Planteó entonces, la necesidad de una reforma agraria integral y cuando terminó su período, no pudo consolidarse. Después, se olvidó y aunque hubo otros períodos de reparto agrario acelerado, nuevamente, los campesinos recibían tierras y para trabajarlas, tan sólo tenían sus manos. Así nos sorprendió el neoliberalismo.
Durante esa larga noche de nuestra historia reciente, el movimiento agrario acabó, los ejidos empezaron a morir y las instituciones agrarias, nuevas y antiguas se transformaron, y no sirvieron a los campesinos, sino que actuaron en sentido contrario, pues dieron la espalda a los sujetos agrarios y se pusieron al servicio del capital. La última institución agraria en crearse fue el Instituto Nacional de Desarrollo Agrario, de fugaz existencia, que en nuestro Estado operó desde sus instalaciones en Comala, en el Ejido El Pedregal. Allí se ubicó su Representación Estatal y un Centro de Desarrollo Agrario. Fue creado en 1995 y murió en 1997 los asesinos fueron los panuchos que usaron la desaparición del INDA como moneda de pago para que sus diputados aprobaran el presupuesto de ese último año. Fue el último esfuerzo para lograr ese desarrollo agrario integral. Que cada quien obtenga sus conclusiones.
El miércoles 21, Andrés Manuel, en su mañanera, se refirió a la podredumbre que impera en las instituciones agrarias y más específicamente mencionó a los Tribunales Agrarios y a la Procuraduría Agraria. Y tiene razón el Presidente, los órganos agrarios deben reconstruirse y él lo hará, como lo anunció. Claro que, ante la ausencia de cultura agraria, sus dichos permanecieron ocultos para la mayoría de los seguidores de las conferencias matutinas del Presidente. No por eso, sin embargo, sus declaraciones fueron menos importantes o menos trascendentes.
Los Tribunales Agrarios fueron tomados por los azulejos y sólo han servido para retrasar juicios y para avalar o legalizar la entrega de tierras valiosas a grandes empresarios, afectando a ejidatarios y comuneros, quienes ven cómo se enriquecen más algunos grandes consorcios con las tierras que les pertenecieron y les fueron arrancadas con la complicidad de los Tribunales Agrarios. La huella de esta institución en Colima, es muy nociva. Por el Tribunal Agrario del Distrito 38, cuya sede se ubica en nuestra capital, han pasado personajes, como extraídos de un zoológico, de lo peor del bestiario neoliberal, lo mismo hubo una magistrada alcohólica que otro, degenerado y caprichoso y varios otros que han tenido como común denominador su ignorancia de la legislación agraria, de la justicia agraria y su práctica de la mala fe. Es tanta su ignorancia o su mala fe, que han llegado a aplicar la Ley de Expropiaciones local en vez de la Ley Agraria Y si observamos al Tribunal Superior Agrario y a sus presidentes, nos espantamos. Ya en otra oportunidad nos ocuparemos de algunos de ellos.
La Procuraduría Agraria por su parte, aunque inspirada por la Procuraduría de Pobres que había creado en 1847, Ponciano Arriaga, cuando fue gobernador de San Luis Potosí, terminó por transformarse en el más grande mercado de tierras que jamás haya existido en nuestro País. Aquí en Colima ha dado lugar a la formación de varios ricos que ejercieron o ejercen como visitadores agrarios o abogados agrarios, entre otros. A los más distinguidos, después se les premió con nombramientos de mayor importancia, es decir, de mayor irresponsabilidad, seguramente para que generaran mayores daños.
López Obrador se propone, por lo dicho, reestructurar esas instituciones y seguro estoy que lo hará. Mejorará la justicia agraria y la justicia social, se avanzará en el rescate de lo que queda de la propiedad social, se promoverá el desarrollo agrario y el mejoramiento de la calidad de vida de los ejidatarios, se detonará el bienestar en muchas pequeñas poblaciones, los campesinos serán parte del progreso y muy probablemente veremos a más de un sinvergüenza, conocido de los colimenses, estacionarse tras las rejas.
Son muchos años de lucha de los campesinos por las tierras que ancestralmente han trabajado. Previsiblemente llegó para ellos, el tiempo del desarrollo agrario integral previsto por don Lázaro, y será Andrés Manuel quien lo concrete. Ojalá así sea.
Finalmente, a desmontar un mito agrario que muchas veces le han dicho al juntador de letras. Suchitlán no es el más antiguo de los núcleos agrarios del Estado pues, ese honor correspondió al ejido Cuauhtémoc y tampoco es el segundo más antiguo del País, los dos primeros fueron Iztapalapa y Xochimilco, ambos en la actual Ciudad de México. Eso no quita grandeza a la lucha y tradición agraria de Suchitlán, ni demerita la figura de Gorgonio Ávalos. Ya tenemos tiempo después para hablar de esos logros y del por qué se dotó como ejido en vez de haberse restituido como comunidad indígena. Es parte de la historia de los colimenses y de los comaltecos, no sólo de los suchitlecos.
Recordemos, la justicia tarda, pero llega. Y en muchas cosas se parecen el michoacano y el tabasqueño, el gobierno de Cárdenas se desarrolló siempre, navegando con el viento en contra, igual que ha sido el del segundo, enfrentando ambos, a los conservadores implacables.
ATENTA INVITACIÓN
Esta columna se publica, como ha sido habitual en el portal carvajalberber.com y en las redes sociales del mismo. Además, se ha abierto recientemente un canal de Telegram, t. me/con_sal_y_limon, por lo cual, les invito a bajar la aplicación y darse de alta en el mismo, o bien, una vez que la hayan bajado, contactar al juntador de letras para que lo dé de alta. Allí se colocarán todas las ligas. Por su atención, muchas gracias.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.