En esta misma página se dio la noticia de que en la sesión número 46, de carácter extraordinaria, del Cabildo de Manzanillo, celebrada el pasado miércoles 29 de julio, aprobó fondos que podrán usarse para indemnizar al ejido Salagua por un terreno de algo más de diez y media hectáreas de superficie, de su propiedad, que viene utilizando la Comisión de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado de Manzanillo. El terreno en cuestión, estratégicamente ubicado, está en posesión del Ayuntamiento de Manzanillo desde el 19 de septiembre de 1985 y a la fecha el Ejido no ha recibido siquiera un pago por concepto de renta de ese terreno.
Ha pasado tanto tiempo desde entonces, que ese día un gran temblor sacudió la Ciudad de México y hasta pudo producirse otro fuerte sismo allá mismo, en un aniversario del primero, antes que pudiera concluirse con el embrollo jurídico creado en Salagua. Mucho más de la mitad de los habitantes del municipio de Manzanillo, ni siquiera había nacido cuando el Ayuntamiento tomó posesión del predio.
El objeto de la ocupación de ese terreno era la instalación de la planta de tratamiento de aguas negras. Este es un uso más que justificado para una expropiación, pues se trata de una actividad de interés público, no cabe duda. Los trámites ante la Secretaría de la Reforma Agraria se iniciaron años después de que el predio se ocupó ilegalmente, mediante engaños del Ayuntamiento y de funcionarios agrarios, y gracias a diversas mañas de la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales lo valuó mal, pero aún así, el decreto jamás fue ejecutado por la Secretaría de la Reforma Agraria, porque el Ayuntamiento nunca pagó el bien expropiado. Ni siquiera al precio injusto que establecía el decreto expropiatorio.
Los años fueron pasando y cuando los ejidatarios se cansaron y además, se sintieron ofendidos porque el Ayuntamiento les ofreció cien mil pesos como indemnización, el día 30 de noviembre de 1997, se decidió iniciar un proceso de demanda ante el Tribunal Unitario Agrario del Distrito 38 con sede en Colima. La demanda transcurrió con mucha lentitud y tuvo que superar un sinfín de obstáculos, porque el Ayuntamiento usó cuanta argucia de leguleyo tuvieron a su alcance los leguleyos del propio Cabildo, y además se hizo coalición con dependencias federales y sobre todo con el entonces Magistrado del Tribunal Unitario Agrario, un señor de nombre Antonio Luis Betancourt Sánchez, panucho ligado con Diego Fernández de Cevallos. Supongo no puedo abonar más con respecto a la honorabilidad del sujeto aludido, y tampoco lo supongo necesario.
Para Manzanillo, el funcionamiento de esta planta resulta fundamental y desde que se encuentra en funcionamiento, la CAPDAM ha recaudado mucho dinero por ese concepto. Sin embargo, nunca pudo pagar al Ejido porque los fondos de la Comisión se usaron constantemente para financiar campañas políticas y también para enriquecer a mucho más de un ex presidente municipal y a mucho más de un funcionario.
Durante su campaña política, Griselda Martínez escuchó a los ejidatarios cuando le expusieron su problema, y la entonces candidata, les prometió que les haría justicia. Salagua le creyó y le ayudó en su campaña y Griselda ganó la elección. Ahora les pagará la deuda histórica, no porque la apoyaron sino porque eso es lo justo y porque los ejidatarios lograron vencer en juicio al Ayuntamiento.
Los terrenos en Manzanillo son muy valiosos entre otras razones, por escasos. La planta tiene, además, como se dijo una ubicación de privilegio. Se trata de un terreno muy costoso y por la indolencia financiera de sus antecesores, también hay que pagar 35 años de rentas por la ocupación ilegal del terreno en litigio. Espero que esta historia por fin pueda llegar a su fin, la justicia tuvo que esperar ser arrastrada por la locomotora cuatroteísta para avisorar una estación que parece ser la terminal.
Estoy seguro que los ejidatarios recibirán una cantidad justa por sus tierras y por concepto de rentas, y que no se les regateará lo que por justicia les corresponde. Y lo estoy porque la justicia va de la mano de la 4T. Y lo estoy también porque Griselda ha sido, hasta ahora el cargo público colimense más identificado con la cuarta transformación, y el más congruente de ellos.
Muchos de los ejidatarios que perdieron las tierras hace 35 años, están muertos y muchos de los que viven, muy viejos. Los que quedan o sus familiares podrán disfrutar una vejez tranquila gracias a este pago que recibirán. El juntador de estas letras saluda este acontecimiento con gusto. A este asunto le he dado seguimiento durante muchos años, tanto en esta columna como en su antecesora, que se publicaba en otro medio.
El avance de la 4T es real y continúa a pesar de la pandemia. Va, contra viento y marea. Hechos como éste, la hacen creíble, y le permiten ensanchar su aceptación en el pueblo y de esta manera, la oposición de los neocones se ubica cada vez, más lejos del poder. Su derrota moral se ahonda. En esto consiste el cambio verdadero. Son realidades, no discursos. Y sucede el mismo mes que el Presidente de la Republica anunció al País, precisamente en Manzanillo, que la Secretaría de Marina se hará cargo de la administración de los puertos. Esta decisión, entre otros efectos, puede constituirse en el más duro golpe político al arrogante y petulante gobernador Peralta.
Hay otros casos de injusticia agraria en Colima y son muchos. Las víctimas deben sentirse ahora más cerca de obtener un fallo favorable y también, todos aquellos que luchan contra el gobierno por otras causas y lo han hecho durante muchos años. El que tenemos, ya no es un gobierno insensible sino otro, dispuesto a enmendar los enredos generados por sus antecesores. Esto es una muestra de voluntad política, pero sobre todo, de congruencia del Gobierno. Congruencia de la que siempre carecieron los tricolores y los azulejos.
Vayan mis felicitaciones a los ejidatarios y a sus abogados y asesores, y por supuesto a Griselda Martínez. Con este asunto, ganaron todos ellos y todos los demás, también ganamos. La justicia debe ser entendida así, como un acto con el cual gana la sociedad y todos formamos parte de la sociedad.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.