AL GUSTO DEL CLIENTE

Alonso Ancira Elizondo pagó, con dinero de Altos Hornos de México, a Consultora Pop Research por encuestas particulares, estudios de opinión pública y monitoreo de medios. Pero esos servicios fueron usados por el ex secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, el ex líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el ex titular del Infonavit, David Penchyna. Saber eso hace a Julio Hernández López preguntar: ¿son manipulables las encuestas de opinión?

En el espacio de Julio Astillero del jueves 5 de marzo de 2020 en La Octava (https://www.youtube.com/watch?v=NfKUqggN3Cg&list=PL43JjxEryTYu7D3gHydB1DYLg3k6XehUu&index=6), responden a la pregunta Juan Pérez Escamilla –cofundador de Oraculus y fundador de la Central de Inteligencia Política–, Gerardo Orantes Jordán –director de Ciencia de Datos en Gerencia del Poder– y Francisco Abundis –director de Parametría.

Según Pérez Escamilla, “todo es manipulable. La nota llama la atención pero ya nada de la corrupción en el gobierno anterior sorprende”.

“La teoría de Peña Nieto era que la gente bien podía considerar a su gobierno corrupto, pero si la economía iba bien no habría bronca. En las elecciones se dio cuenta del problema en el que metió al PRI que, por lo mismo, está por desaparecer.

“Del otro lado de la moneda, López Obrador piensa que si su gobierno es honesto, no importa que la economía no avance. Pero esa aprobación se puede revertir. Tiene que haber resultados en los gobiernos”.

Para el vocero de Oraculus, “manipular encuestas no es lo más inteligente de hacer”. Pero entiende que, en este momento, al gobierno de AMLO le interesa dar a conocer que Ancira financiaba estudios para distintos líderes partidistas, y hacer ver que la 4T no lo hace.

INVESTIGAR, NO PUBLICITAR

Gerardo Orantes dice que “nada garantiza que las encuestas no sean adulteradas, más que la ética profesional de los encuestadores. Podemos confiar en la metodología y en las bases de datos, pero que se ponga en papel no impide que el trabajo de campo se haga de otra manera”.

Sin embargo, confía en los resultados sobre la caída de 19 puntos en la aprobación presidencial que se registró en enero y febrero, porque las encuestas son un método estadístico que ha aprobado ser confiable. “Obviamente tienen errores, tanto teóricos como no teóricos, pero en general creo que podemos confiar en ellas”.

Las encuestas, sobre todo las publicadas, representan a la población en general y es importante no llevarse falsas impresiones cuando uno analiza pequeñas poblaciones, como pueden ser el grupo de amigos y conocidos o las personas que opinen en un sondeo callejero, advierte Orantes.

A Francisco Abundis, por su parte, le resulta muy sospechoso que un publicista se dedique a hacer encuestas. El gremio demoscóspico en el mundo tiene códigos de ética muy estrictos y claros: “Si haces investigación, no puedes hacer publicidad. ¿Eres investigador o no?

El director de esa empresa, Francisco Graue, sabe eso y por lo mismo Pop Research cobró a Ancira por trabajos de publicidad, no de investigación.

POR INTERNET NO VALE

Abundis, por otro lado, considera un error en nuestra forma de expresarnos decir: “las encuestas dicen”. Siempre hay que precisar cuál encuesta. Porque hay diferencias entre ellas, incluso, de metodología.

Ya que son para diarios, las encuestas que hacen Alejandro Moreno (El Financiero) y Lorena Becerra (Reforma) son telefónicas. Eso, por definición, excluye al 50 por ciento de la población (el 75 en Chiapas, Guerrero y Oaxaca) con menos ingresos, que no vive en centros urbanos o tiene menor escolaridad. Esos estudios siempre van a tener un sesgo. La única encuesta representativa es la que se hace cara a cara y en vivienda.

El sesgo produce mala información. Por ejemplo, El Financiero puso en primera plana que la gente (entrevistada vía telefónica) está en contra de la rifa del avión, pero una encuesta cara a cara en vivienda revirtió el porcentaje y demostró que la gente está a favor de la rifa del avión. La metodología consiste en comparar peras con peras y manzanas con manzanas.

Más grave son las supuestas encuestas por internet. Eso no existe en el mundo y, sin embargo, con esas mediciones en México se hacen “rankeos” de gobernadores o evaluaciones del Presidente. Es irresponsable.

Mientras que esas ciberencuestas son impublicables en CNN y BBC, en nuestro país circulan en redes y hay medios que las están difundiendo. De hecho, un periódico presenta un tracking poll diario con esa metodología.

Lo que sí se usa en el gremio de encuestadores son los paneles por internet. Para ellos se hace una muestra aleatoria, pero “yo selecciono a mi población, no mando e-mails a ver quién me responde”. De hecho, estos paneles son más caros que una encuesta cara a cara.

En la crisis de confianza que está sufriendo el gobierno de la 4T, ahora los números por internet se parecen mucho a los de las encuestas serias, pero hace un año o incluso seis meses, cuando el Presidente estaba en 80 puntos, las cibermediciones lo ponían en 55.

Si a un diplomático o un financiero que hace análisis de riesgo no le interesa esa información por inservible, ¿por qué el público mexicano merece menos?, cuestiona Abundis.

ENCUESTADORAS PATITO

Juan Pérez Escamilla destaca que esta revelación que hace Francisco Javier Graue sobre la relación de Alto Hornos con políticos del PRI, se debe a que dejaron colgada a Pop Research: no les pagaron.

Pero en general es difícil saber qué otras consultoras o agencias de publicidad trabajan con cuáles políticos, porque las empresas se cuidan mucho de divulgar quiénes son sus clientes. Hay acuerdos de confidencialidad.

Por lo demás, Oraculus nunca tomó en cuenta las encuestas de Pop Research para su ponderado “porque la reputación de la gente y de las empresas cuenta muchísimo”. Y los Graue llegaron a poner a José Antonio Meade en segundo lugar con 28% de intención del voto, a unos días de la elección. Al final, la verdad prevaleció y el candidato presidencial del PRI terminó con 16 puntos. ¿De qué les sirvió mentir?

Las casas demoscópicas que llevan mucho tiempo en el mercado, permanecen porque gozan de credibilidad. Y aunque las encuestadoras patito siempre existirán, la responsabilidad del gremio es proteger a las empresas serias, sostiene Pérez Escamilla.

“Quien paga un diagnóstico, quiere un buen diagnóstico. Si te duele la cabeza no quieres una radiografía del pie. No comprendo que un político pague por algo que no es cierto. Hay que erradicar la práctica de hacer publicidad y no investigación”.

CREEN SUS PROPIAS MENTIRAS

Abundis recuerda un chiste que contaba la fallecida encuestóloga María de las Heras: ‘Los políticos suelen pagar por los números que quieren, el problema es que luego se los creen y olvidan que pagaron por ellos’.

“Al final no importa la fuente de financiamiento de una encuesta, cuando está clara la metodología y los lineamientos éticos”. En ese sentido, en Parametría “tenemos la fortuna de generar nuestra propia información”.

Es el modelo Gallup, toda la información que se ve en la página web de esa empresa de análisis y asesoría con sede en Washington “es de ellos”. La comparten porque viven de proyectos que no publican, “salvo que lo digan y, entonces, ya es un proyecto de alguien”.

Parametría también hace sus propias mediciones, porque de otra manera no podría estar en los medios. “Debes tener agenda propia de investigación”.

Es también una estrategia de mercado. Si llega GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida) y quiere datos de aborto, “nosotros tenemos una serie sobre ese tema desde 2002”. O si la embajada de Estados Unidos quiere saber cómo ha sido la relación con México, “tenemos una carpeta con 150 diapositivas y la posibilidad de completar la información con nuevas preguntas”.

Cuando una encuestadora publica una información que no es suya, tiene que decirlo. Y no por eso hay que dudar de ella. “Sea por un requisito electoral o por un tema de reputación, quien pone el nombre eres tú. Y eso es lo que debería importar, no necesariamente quién paga. Aun cuando eso pueda convertirse en un tema sensible, basta con explicarlo.

Y concluye Abundis: “Las condiciones de este país nos obligan a hacer mediciones cara a cara en vivienda, si queremos tener bien representada a la opinión pública”. Por eso son caras las encuestas y se levantan trimestralmente.

El método demoscópico sirve para otros temas, no sólo para lo político o lo electoral. “Necesitamos vernos en el espejo como sociedad. Pero ese tipo de ese tipo de investigación a veces se subestima”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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