Iniciamos el 2020 y es otro año con sobresaltos. No tanto al interior del País, sino más bien, fuera, pero con repercusiones para nosotros. Aquí, las cosas no han cambiado gran cosa, pues las noticias falsas y las opiniones malintencionadas continúan y algunas, inclusive, mueven a la risa, como esas que nos dicen que la sobresaturación del Aeropuerto Internacional de la ciudad de México obedece a la cancelación del Nuevo aeropuerto en el Lago de Texcoco; pues sin dar demasiadas vueltas, la apertura de esa obra estaba programada para 2025 y al menos hasta esa fecha la sobresaturación, seguramente, continuaría ascendien
Las voces que critican la 4T son igual de estridentes que el año pasado. El que junta estas letras ha concluido que algunas de esas, que acusan al Presidente de imprevisible y de que, por ello, nos lleva al precipicio, además de mal intencionadas, se alzan porque ahora pierden privilegios, no entienden razones como las cifras duras que exhiben el comportamiento macroeconómico de México al mostrar avances evidentes; sólo podrían ver un gobierno predecible en los términos de la predictibilidad de los gobiernos neoliberales y no de otro modo.
De acuerdo con una encuesta publicada por El Financiero el día 6, la aprobación de López Obrador llegó a 72 %, demostrando que cada vez somos más los cuatroteístas. Y entonces, las voces de los conservadores no se han oído y sus voceros, resultan cada vez más ineficientes.
García Luna pudiera negociar con la justicia gringa para evitar el juicio en su contra y eso significaría que hablará. Sus antiguos aliados, perderán de todos modos porque no podrán evitar que García Luna diga quienes fueron sus cómplices y describa cómo actuaron. Para ellos, tan malo un camino como el otro; mientras que, para la 4T, tan buena una vía como la otra.
Pero los focos rojos se encienden en los conflictos externos: Hay varios países invadidos por la locura y para no extendernos demasiado, simplemente pensemos en Bolivia que se comporta fuera de toda norma, de toda ética y, sobre todo, de toda lógica. Resulta difícil prever hasta donde podrán llegar, lo único que dejan ver es el fracaso de la política exterior errática del gobierno de los Estados Unidos.
Pero el Presidente de ese país es quien ha encendido el foco más rojo en lo que va del presente año al haber ordenado la muerte (en Iraq) del poderoso general iraní Qassem Soleimani con lo que ha remecido temores de una conflagración mundial. Mientras observamos a diferentes a diferentes países intentando enfriar los ánimos de los contendientes, tanto Trump como Irán parecen empeñados en escalar el conflicto.
Uno de esos contendientes es Trump quien no puede ofrecer una explicación racional de las causas que le movieron a tomar su radical decisión, pero que no cuenta con el apoyo decidido de los gringos ni del Congreso de su país que intentará restarle poderes. En temporada invernal, los gringos suelen inventarse algo en el Medio Oriente para empujar al alza los precios del petróleo y propiciar mejores resultados para las transnacionales estadounidenses con fuertes intereses en esa convulsa región. Pero esta vez, fueron demasiado lejos.
Se mueven demasiadas fichas: Irán es, por sí mismo, una potencia media. La guerra no resultaría fácil para los gringos si la llevan a cabo y los resultados, no necesariamente les otorgarán la victoria. Pero tampoco les resulta provechoso haber convertido a Soleimani en un icono para los musulmanes y ya lo lanzaron al estrellato y ahora resulta una figura, que es, para aquellos pueblos, probablemente, de una talla equivalente a la del Che Guevara. Por otro lado, dicen los iraníes que la cabeza de Trump, ya tiene precio y es de 80 millones de dólares.
El otro contendiente es Irán que mantiene fuertes lazos con Rusia, ya que juntos lucharon en Siria para derrotar al autoproclamado Estado Islámico y, por otro lado, China mantiene una fuerte dependencia del petróleo iraní. Esas circunstancias otorgan fortaleza a Irán, independiente del poder que por él mismo y por sus recursos posee. Al mismo tiempo, Israel, el gran aliado de Estados Unidos en esa zona, no desea una conflagración al lado de su casa, pues pudiera convertirse en un blanco fácil para los iraníes. La geopolítica no resulta sencilla y la globalización produce infinidad de intrincaciones políticas y económicas. Los intereses que allí se juegan, no son poca cosa.
Turquía ha sido un aliado indispensable para los gringos en esa zona, dada su ubicación estratégica y los gringos los necesitarían para enfrentar a Irán y por el momento, las relaciones con ellos se encuentran en un nivel bajo y allí, ha crecido la influencia de los rusos. Conviene tener presente que el presidente gringo ha abierto demasiados frentes.
¿Pero que busca realmente Trump? ¿Desviar la atención del juicio que enfrenta? ¿Imitar a Busch que como consecuencia de una guerra en esa región reunió los votos suficientes para ser reelecto? Tampoco hay una explicación coherente. Sin embargo, los nubarrones de una posible guerra flotan sobre el mundo. ¿Se impondrá la razón? El que junta estas letras supone que sí y que eso pudiera ocasionar que Trump pierda su ansiada reelección, porque el gringo medio está asustado. Y normalmente, los republicanos son más asustadizos que los demócratas.
La adivinanza pues no es sencilla porque los intereses son muchos. Algunas consecuencias y secuelas quedarán como consecuencia de esta escalada de violencia. El mundo no puede ser igual a como era antes del 3 de enero; y me temo que la peor parte será para los Estados Unidos y para Trump. Nuestro vecino del norte no es el país más popular en el mundo y su errática política exterior que también enfrenta problemas en Bolivia, Venezuela y otros países latinoamericanos, en China y en otros países del Lejano Oriente, en Europa, en Turquía, Irán, Israel y otros países del cercano y medio oriente pudieran conjugarse para que ellos se queden con la peor parte de este conflicto.
México también perderá porque el crecimiento de la economía mundial se antoja, de por sí, difícil (la guerra comercial entre Trump y China es fundamental) y las nuevas circunstancias obstaculizarán más ese crecimiento. En tales condiciones, el crecimiento de la economía mexicana contará con nuevos obstáculos que no resultarían fáciles de superar.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz año 2020.