La lucha contra la desinformación fue uno de los temas centrales en el Festival Gabo 2019, que se realizó como cada año desde hace siete en Medellín, Colombia, bajo los auspicios de la otrora fundación para el nuevo periodismo iberoamericano creada por el nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
Además del taller de fact-checking impartido por Luiza Bandeira, integrante del Digital Forensics Research Lab del Atlantic Council, el mismo 4 de octubre, tercer día del Festival, Baybars Örsek y Cristina Tardáguila, directores del International Fact-checking Network del Instituto Poynter, impartieron un segundo taller sobre esta materia.
Luego de hacer un recorrido por la historia y panorama de las organizaciones dedicadas a la verificación de datos en el mundo entero por parte de Baybars, el taller conducido por Cristina estuvo dedicado a compartir con los 50 asistentes herramientas útiles para verificar datos, resume Hernán Restrepo en los primeros apuntes para una relatoría.
Del panorama descrito por Örsek, se destaca que actualmente existen 188 organizaciones de fact-checking en 64 países del mundo, con las marcadas excepciones de China y Rusia. La mayoría de ellas son organizaciones sin ánimo de lucro, también las hay pertenecientes a medios de comunicación, y unas cuantas ligadas a instituciones académicas.
Por su parte, al empezar su charla, Tardáguila destacó que fue en el año 2017 en el Festival Gabo donde tuvo su primer contacto con el movimiento de fact-checking al escuchar una charla conducida por Laura Zommer del portal argentino Chequeado.com.
CHEQUEAR LAS FRASES
En la reseña ‘Cómo verificar para anticiparnos a los desinformadores’, publicada en el micro sitio del Festival 2019, dentro del portal de la Fundación Gabo (https://premioggm.org/noticias/2019/10/como-verificar-para-anticiparnos-a-los-desinformadores/), se resumen algunos de los aprendizajes arrojados durante el taller:
– Verificar información en formato de texto y fotografía es realmente fácil, se dijo para iniciar. Sin embargo, los audios y videos, en especial los conocidos como deep fakes, representan todo un nuevo reto para aquellos dedicados al fact-checking.
– A la hora de combatir la desinformación en época electoral, lo más efectivo es combinar tres estrategias: colaboración entre los medios de comunicación, alfabetización digital a la ciudadanía y trabajo coordinado con las plataformas digitales de mensajería y redes sociales.
– No vale la pena desperdiciar tiempo haciendo fact-checking de tres temas: opiniones, conceptos indefinidos y sobre el futuro.
– Es cierto que entre una información falsa y una verdadera puede haber zonas grises. Pero debemos ser cuidadosos en la forma de calificar la veracidad de la información en nuestros chequeos, porque si somos demasiado tibios en la calificación, podemos terminar confundiendo a nuestra audiencia.
Este es el paso a paso para chequear una frase:
1. Lea ‘todo’ sobre el tema.
2. Encuentre las bases de datos oficiales.
3. Utilice las leyes de acceso a la información.
4. Hable con el personal de prensa.
5. Salga a la calle, haga entrevistas, visite sitios.
6. Contacte especialistas. El contexto es importante.
7. Piense en cómo publicar y repartir el contenido.
LA SILLA OCUPADA
La sección final del taller estuvo dedicada a compartir herramientas útiles para verificar información, y después a una conversación con Pablo Medina Uribe de ColombiaCheck y Juan Esteban Lewin de La Silla Vacía, dos organizaciones colombianas destacadas por su labor de fact-checking.
De la conversación con ellos, se destacaron las siguientes ideas:
– Es un reto para las organizaciones dedicadas al fact-checking hacer que nuestros chequeos tengan un verdadero impacto, porque a pesar de que se publica la información verificada, esta no suele tener tanta difusión como la desinformación.
– Es necesario trabajar de la mano con instituciones como la Policía, pues también están interesadas en combatir la desinformación que puede llevar a la ciudadanía a asumir conductas riesgosas.
– Uno de los principales retos para las organizaciones dedicadas al fact-checking en Colombia es Whatsapp, pues funciona como una caja negra donde resulta imposible medir el impacto u origen de un mensaje que contenga desinformación.
– Las organizaciones dedicadas al fact-checking necesitan ser más activas en la realización de talleres sobre alfabetización digital dirigidos a estudiantes de colegios y universidades, pues es el primer paso para combatir la desinformación más allá de internet.
Finalmente, Örsek y Tardáguila recomendaron a los asistentes prestar atención a las estrategias que utilizan para distribuir en redes sociales y otras plataformas digitales sus chequeos, pues quienes difunden noticias falsas nos llevan una enorme ventaja en lo efectivos que son para que sus mensajes sean masivamente difundidos.
NO SON NOTICIAS
“La desinformación llegó para quedarse. Va a ser parte de nuestra práctica, por eso debemos tener soluciones de corto, pero sobre todo de mediano y largo plazo”, sentenció Laura Zommer, directora de Chequeado, la primera organización de discurso en América Latina, ya acostumbrada a lidiar con lo uno y lo otro, con fake news y desinformación real.
Ella, junto a Cristina Tardáguila, directora adjunta del International Fact-Checking Network (IFCN), y Dora Montero, directora de Colombian Check, compartió sendas ideas sobre la verificación de la información y el discurso en tiempos de coyuntura electoral.
Andrea Jiménez hizo la reseña, ‘Tres razones por las cuales no llamar fake news a la desinformación’ (https://premioggm.org/noticias/2019/10/3-razones-por-las-cuales-no-llamar-fake-news-a-la-desinformacion/).
Para las participantes del panel moderado por Juan Manuel Lucero, puede que tal vez la más importante sea aprender a llamar las cosas por su nombre, hacer diferenciaciones claras entre lo que es o no una fake new en el contexto político, comentaron.
Y entregaron tres razones por las cuales los periodistas – y la comunidad en general- no debería calificar como noticias falsas a cantidades de datos que solo son desinformación. ¿Por qué no hacerlo?
1) Decir noticias falsas, que sería la traducción de fake news, es pagar más precio del que vale. En la universidad nos enseñaron que las noticias son sucesos que merecen ser contados. Si es un invento, entonces no es noticia.
2) Líderes de distintos lugares del mundo usan el término fake news para referirse a la prensa que les critica. Si nos sumamos a ese concepto, lo validaremos.
3) Si nos quedamos con la idea de que la desinformación política y nos olvidamos de la desinformación que circula sin intención, nos vamos a quedar cortos.
CONTROLAR Y EXPLICAR
Entre otros aspecto, las panelistas recomendaron tampoco olvidar:
– En el contexto electoral, el único foco no puede ser trabajar en desinformación. El trabajo del periodismo es sobre todo controlar, llevar contexto, explicar, reclamar a los líderes que sean más claro con respecto a sus propuestas, investigar sobre el financiamiento. La agenda tradicional no puede darse por superada. La agenda del cubrimiento electoral no se puede quedar en la desinformación, aunque esta sí se convirtió en pieza clave del contexto político.
– Hay que estar atentos a la tecnología. Esta no puede ir más rápido que nosotros e intentar alcanzarla en el camino. Debemos anticiparnos, entender las herramientas.
– También hay que mirar la legislación. En varios países hay procesos para llevar a la cárcel a quienes hacen fake news, pero también debemos velar por cómo impedir que una ley en contra de la libertad de expresión pase.
– Y hacer fact-checking colaborativo. Aquí, un documento sugerido por las expertas: http://bit.ly/2nhkTwi.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.