APOSTANDO AL OLVIDO

Las campañas arrancan aquí, allá y en todas partes, y lo hacen con un conjunto de contradicciones porque la oposición a la 4T no logra encontrar el rumbo y parece que va dando palos de ciego.

Veamos:
Por un lado nos dicen los partidos tradicionales que la peor desgracia que le pudo pasar a nuestro país se llama Andrés Manuel López Obrador que es peor que el diablo en persona y que Morena es el infierno mismo. Basta ver algunos de los muchos spots de los partidos de siempre para darse cuenta de ello, o bien, leer algunas de las autorizadas opiniones de los columnistas e intelectuales prestigiosos. Para éstos, Andrés Manuel no da una y todas las desgracias de México son obra de su mal gobierno, su falta de rumbo, sus indefiniciones y sus caprichos. 

El prianato nos dejó un País perfecto, nos dicen. El edén, el paraíso o Jauja son poca cosa frente a ese México que nos modelaron Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas y de la Madrid. Apuestan a que ya se nos olvidó el abandono a las clases populares, al campo, a la seguridad social, a la seguridad nacional, a la seguridad pública, a la salud, a la educación, a los energéticos y a todo. Apuestan a que se nos olvidaron sus negocios, sus alianzas, sus transas, su enriquecimiento excesivo, su saqueo, sus excesos en el gasto, su vida disoluta y sus extravagancias. Lo que está mal es obra del mal gobierno cuatroteísta, ese que heredó el país perfecto, en el que todos vivíamos con el mayor gozo y ninguna preocupación, y que apenas llegó, todo lo descompuso. 

Critican a candidatos como Félix Salgado cuando apoyaron a Mario Marín o a Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, por citar sólo a dos de sus criminales sexuales. Salgado, de cuyo comportamiento no me puedo hacer responsable, resiste una tormenta en su contra no por su comportamiento inaceptable su lo tuvo, sino por haber amenazado con recuperar los terrenos de Diego Fernández de Cevallos en Punta Diamante, y hasta provocó con ello, el regreso del tal Jefe Diego. A éste, debo reconocer su amplísimo vocabulario de ofensas y su certero uso para denigrar a cualquier persona, sobre todo si se opone a sus jugosos negocios. Apuestan a que ya se nos olvidaron esos oscuros personajes que ya dábamos por descontado que no regresarían, pero están de vuelta. 

Ya no defienden tanto a García Luna, pero sí a García Cabeza de Vaca o a Alfaro como ejemplos de buen gobierno y también, cierran filas con Beltrones, apostando a que se nos olvidaron las vidas ejemplares de éstos y que ahora pensamos que debemos imitar sus modélicos comportamientos. 

Alcocer y López Gatell han matado casi a doscientos mil mexicanos, afirman, porque nada saben de salud y siguen fielmente los caprichos presidenciales, no son como Salomón Chertorivsky o como Julio Frenk o como José Ángel Córdova Villalobos. Esos sí sabían lo que hacían: Iniciaron hospitales que no terminaron, concentraron la compra de medicamentos e insumos médicos a las empresas de los cuates y tenían una ruta bien definida para privatizar los servicios de salud y que, así, fueran de tanta calidad como los mejores del mundo. A eso se encaminaba el Seguro Popular, no como ahora lo hace el desorientado INSABI. Apuestan a que ya no nos acordamos de ese pasado inmediato ni de esos nombres con sonido de timbre de caja registradora. 

Apuestan a que ya se nos olvidó el abandono del campo, donde dejaron vacíos de poder para que los ocupara el crimen organizado, de los bajos salarios que llevaron a los padres y madres desesperados, a buscar empleos dobles o triples para completar el gasto mínimo indispensable, aunque descuidaran a sus hijos y se provocara el deterioro del tejido social con todo lo que conlleva. 

López Obrador no tiene la razón cuando critica las decisiones del Juez de moda, Juan Pablo Gómez Fierro, porque el Presidente no considera que el Poder Judicial debe ser independiente del Poder Ejecutivo. Apuestan a que ya se nos olvidó que queríamos (y seguimos exigiendo) que el Poder Judicial sea independiente del Poder Económico, del poder corruptor.

Pero paralelamente, en Colima, candidatos ampliamente reconocidos por su militancia antiAmlo, anti4T, como Virgilio Mendoza o Leoncio Morán intenten erigirse como los auténticos representantes de la política de López Obrador en Colima. Tan malo, tan malo como es Andrés Manuel, le sobran representantes en la contienda y cada uno de ellos, alega su autenticidad. Apuestan a que ya se nos olvidaron sus declaraciones y prácticas contrarias a la 4T. 

Dante Delgado y otros viejos políticos, intelectuales y opinadores reclaman a Andrés Manuel que haya acabado con la oposición cuando la oposición se ha dinamitado a sí misma, sin ayuda de nadie. El que junta estas letras, supone que estos personajes no pueden llegar muy lejos haciendo apuestas tan simplistas como apostar al olvido. Siguen reclamando apoyos para las empresas y no para el pueblo. No han entendido la magnitud de lo que hicieron ni la magnitud de lo que se ha hecho después de que terminaron su período en la cima del poder, misma que casi nos llevó a perder a México. 

Vaya oposición que tenemos y así quieren volver al poder. Las campañas de los candidatos de Morena deben ser suficientemente claras y contundentes como para impedirlo. Los candidatos no deben suponer que van a ser arrastrados por la popularidad de Andrés Manuel. Sus milagros, que son muchos, no alcanzan para tanto. Cada quien debe hacer su tarea. Con la oposición que se tiene, no les resultará tan difícil. 

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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