En el XVIII Encuentro Internacional de Periodistas 2022, ‘Bitácora para habitar el caos’, la conferencia inaugural ‘Cartas a un joven periodista’ –dictada en el paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara el 1 de diciembre de 2022– corrió a cargo de Carmen Aristegui.
Presentada como una de las voces más relevantes en la comunicación no sólo de nuestro país sino de América Latina, la invitada a este foro creado para ‘reflexionar sobre la importante tarea de informar a la sociedad’ en el marco de la FIL de Guadalajara, es egresada de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UNAM.
Carmen dirige y conduce el noticiario matutino Aristegui en Vivo desde su propio portal, Aristegui Noticias, y a través de la señal 88.1 FM de Grupo Radio Centro. Y presenta el programa de entrevistas Aristegui en la cadena internacional CNN en Español.
Es autora de los libros Uno de dos: 2006: México en la encrucijada (2006), y Marcial Maciel, historia de un criminal (2010), además de coautora con Ricardo Trabulsi de Transición. Conversaciones y retratos de lo que se hizo y se dejó de hacer por la democracia en México (2009), todos bajo el sello Grijalbo.
Miembro del Consejo Rector del Premio Gabo, Aristegui ha sido distinguida con varios reconocimientos: el Premio ‘Maria Moors Cabot’, el Premio Gabo, el Premio Knight y el Premio Nacional de Periodismo. Es presidenta del Premio Alemán de Periodismo ‘Walter Reuter’ y del Premio ‘Javier Valdez Cárdenas’ de Penguin Random House.
En la ceremonia protocolaria, el rector general de la UdeG, Ricardo Villanueva Lomelí, y la coordinadora general de Comunicación Social de esa casa de estudios, Laura Ruth Morales Estrada, hablaron de la precarización de los salarios de los periodistas y de cómo México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo.
Tanto la Secretaría del Trabajo y Previsión Social como el Instituto Mexicano para la Competitividad o el buscador de empleos Indeed, plantean que no se gana más de 12 mil pesos mensuales en este oficio. Y, por lo que refiere a la inseguridad, según la organización Artículo 19 del 2020 a 2022 han sido asesinados 155 informadores.
Como moderadora de la charla, la rectora del Centro Universitario de los Altos, Karla Planter, sumó a las anteriores condiciones el hecho que, con el auge de nuevas plataformas que están desplazando a los medios de comunicación tradicionales, ya cualquiera puede estar en la esfera pública y en la discusión pública sin necesidad de tener un título en Comunicación o Periodismo.
¿Estos factores pueden explicar por qué los jóvenes no están queriendo estudiar Periodismo, cuando antes era una de las carreras más demandadas?, le pregunta Planter a Carmen Aristegui.
REIVINDICAR EL PERIODISMO
“Me parece buenísimo que cualquiera pueda ejercer la comunicación. Es un fenómeno muy poderoso el que hemos vivido con las redes sociales y el internet, con el acceso que tenemos como ciudadanos (periodistas y no periodistas) a comunicar –señala Aristegui–. Es sumamente positivo e importante que la sociedad pueda tener las mejores y más fuertes herramientas para comunicarse entre sí, para decir y exponer lo que a su juicio considere. Ese es uno de los rasgos más importantes de lo que nos sucede como sociedad.
“Y es justo en este punto donde hay que reivindicar el valor de comunicar profesionalmente. No significa que no tenga valía, porque la tiene y mucha, que la sociedad desde sus espacios y con las características de cada quien pueda expresarse, comunicar y decirle al otro ‘está pasando esto’. Tal situación ensancha [el ecosistema comunicacional] y debería alegrarnos, más que preocuparnos, a los periodistas.
“Sin embargo, en una sociedad que tiene cada vez más posibilidad de tomar por sí misma el ejercicio de comunicar, hay que reivindicar el papel del periodismo profesional. Ahí es donde hay que pararnos cuando alguien dice: ‘quiero ser periodista, quiero ser un comunicador profesional’.
“Desde luego y en el mejor de los términos, cualquiera puede comunicar para bien. Pero también se puede comunicar de manera profesional y, para eso, hay que prepararse, ejercer el oficio y desarrollar una carrera. Hay que prepararse para comunicar mejor o, dicho de otra manera, para comunicar profesionalmente. Y, sobre todo, para hacerse cargo de lo que uno comunica.
“Ser periodista profesional implica muchas cosas. Una de ellas es el compromiso de decir que, como medio o como periodista, no sólo estamos comunicando algo sino que también nos hacemos cargo de lo que comunicamos. Es decir, hay que asumir públicamente la responsabilidad de decir qué está ocurriendo.
“En este ejercicio tan amplio del periodismo, con sus grandes luces pero también sus grandes sombras, las redes sociales nos ofrecen la posibilidad de acceder con inmediatez y gran fuerza al ciberespacio y, de ese modo, comunicar cosas muchas veces de manera eficiente, transparente y clara. Lo hacemos con el propósito de que la gente se entere qué estoy viendo yo, aunque también sabemos que en las redes sociales hay, literalmente, una industria de la tergiversación y de las llamadas fake news, así como una estrategia desplegada para inducir indebidamente con bots u otras herramientas digitales, la comunicación y el debate público.”
BITÁCORA DEL CAOS
“Estamos frente a un fenómeno muy complejo. El papel de los periodistas es relevante como pocas veces en la historia de la humanidad, por el solo hecho de que el periodista o el medio asumen la responsabilidad de comunicar algo haciéndose cargo de lo que están comunicando. Pero, además, de comunicar algo que fue investigado, verificado y contrastado”. Es decir, asumen la responsabilidad de hacer periodismo como requisito profesional para poder decirle a la gente lo que está pasando.
“Ese valor del periodismo profesional es el principal motor para elegir una carrera porque, al final de cuentas, hace todo el sentido del mundo que haya profesionales de la comunicación que se asuman así ante la sociedad. Y la sociedad sabe o debería saber distinguir lo que significa una sociedad comunicándose entre sí (insisto, algo totalmente válido e importantísimo para la democracia) y lo que significan los periodistas comunicando a la sociedad.
“No es, en ningún sentido, un peligro para el trabajo periodístico. No debería serlo el hecho que la sociedad esté, cada vez más, apropiándose de las herramientas y abriendo mayores espacios de comunicación. Ni tampoco que personas que, en su derecho por supuesto, no estudiaron Periodismo, puedan ser grandes comunicadores.
“Con todo, quienes estudiaron Periodismo pueden tener herramientas que no tienen esas otras personas que, en su derecho, también comunican. Son las herramientas de la redacción, la comprensión y la disposición a estudiar para poder entender los fenómenos que se van a comunicar. Pero no solamente para entender los fenómenos a comunicar, sino para saber cómo demonios comunicarlos: cómo lo redacto, cómo lo edito, cómo lo retrato, cómo lo reporteo; en pocas palabras, ¿qué tengo que hacer para que ese pedazo de realidad que quiero comunicar sea bien comunicado?
“La realidad completa nadie la puede retratar, ni siquiera hay que aspirar a ello: la realidad se come a cachitos. Y, entonces, si yo quiero contarle a la sociedad mexicana el fenómeno de las desapariciones en México, por hablar de uno de los grandes temas trágicos en nuestro país, ¿cómo hago para explicar qué está pasando con las miles de personas desaparecidas?
“Pues tengo que investigar, obtener datos duros, acercarme a las víctimas, acudir a los lugares. Debo conocer e informarme pero, luego, debo corroborar y contrastar, leer los informes oficiales, consultar lo que dicen las onegés y los familiares de las víctimas. Finalmente, debo encontrar las herramientas narrativas adecuadas para contarle a la sociedad lo que está pasando, ya sea con un reportaje, una crónica, un documental, una nota informativa o una serie de fotografías.”
ESTUDIAR PERIODISMO
Para obtener esas herramientas y desarrollarse en esos oficios periodísticos, sirven las escuelas de Comunicación. Las universidades sirven para dotar de herramientas a aquellos que quieren “ser periodistas para comunicar, como podría comunicar cualquiera en su derecho y legítimamente, pero comunicar mejor, es decir, de manera profesional”.
Son los mismos que asumen como mi guía, como eje profesional, “el ámbito ético y deontológico: el qué sí y qué no se vale a la hora de hacer periodismo y de comunicar”.
“No estoy hablando de censura sino de establecer los ejes que involucran muchas materias: la ontológica, filosófica, sociológica o politólogica. Podemos tener una gama amplísima para definir los ejes por los cuales un o una periodista conduce su tarea profesional: qué se vale y qué no se vale. Eso es básicamente la definición ética a la que cualquier periodista que se jacte de serlo debe responder, a través de códigos de ética y de autorregulación.”
Por ejemplo, reconocer que “si yo tengo la posibilidad de comunicar algo, pero no tengo la certeza suficiente para decirlo públicamente”, por más que sea un tema escandaloso y vaya a batir el rating”, no puedo hacerlo. “Que si personalmente no estoy segura de que lo que voy a comunicar tiene elementos suficientes para ser comunicado, es decir, elementos para que la gente sepa que esto realmente ocurrió o que hay indicios suficientes para decir que los hechos apuntan a algo”, o que si “no estoy segura de decirlo de las maneras correctas para no afirmar lo que no se pueda afirmar”, mejor no hacerlo.
“Para decir que este evento apunta a tal cosa, hay que ver si la información se verifica con todas esas herramientas que son tan importantes para un profesional de la comunicación y del periodismo, y que acaban definiendo si alguien es o no periodista.”
PERIODISMO Y DEMOCRACIA
“En medio de esta irrupción tan poderosa de la ciudadanía en los medios y las redes gracias a la accesibilidad, vemos cotidianamente que no necesariamente cuando alguien comunica algo ese proceso viene acompañado de decisiones éticas. Vemos mucha basura y también cosas valiosas que provienen de ciudadanos que no son periodistas. Está una cosa y la otra.
“Por eso, una reunión como ésta para hablar de periodismo es el momento de reivindicar el valor y el papel del periodismo profesional en una democracia. No hay democracia que se pueda definir como tal, sin periodismo. Y la calidad de una vida democrática, está relacionada directamente con la calidad de su periodismo, con la condición rigurosa, seria y profesional que pueda tener la prensa o los medios de comunicación en un país.
“Así que México o cualquier otro país que trate de establecer códigos democráticos, sí o sí debe contar con periodistas. Las sociedades necesitan a los periodistas, las democracias no pueden ser tales si no hay periodistas profesionales que hagan su tarea con fuerza, sentido crítico, consistencia, rigor y disciplina, también, porque el periodismo implica constancia.
“Para que haya periodismo tiene que haber una tarea constante, que el público sepa que, en ese lugar, se informa en condiciones de horario y periodicidad, en formato impreso (periódico o revista), electrónico o digital.
“Hay una relación muy estrecha entre el periodista, los medios y los públicos o las audiencias. Así que en los tiempos que vivimos, cuando por fortuna cualquiera puede comunicar, debemos echar por delante lo que significa comunicar y hacer periodismo de manera profesional”, resume Carmen Aristegui.
Y esta profesionalización se da cuando, en conclusión, nos hacemos cargo de lo que uno dice y lo que uno afirma. Y, también, cuando hay una reflexión seria y profunda de la manera en la que uno está informando a la sociedad.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com