ASTILLERO DEJÓ LA OCTAVA

Julio Hernández López se despidió de su espacio ‘Julio Astillero’ en La Octava el viernes 20 de marzo de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=OkhX4t77sSk), tras haber estado durante poco más de un año como conductor tanto en Radio Centro como en La Octava Digital.

“Lo he hecho con la mayor entrega, con mucho gusto y con toda la libertad del mundo”, expresó tras reconocer al director general de Grupo Radio Centro, Juan Aguirre Abdó, su congruencia absoluta y “el respeto a lo que se dice y se informa aquí. No ha habido línea editorial ni señalamientos adversos ni condicionamientos. El contenido de mis programas es el que yo he decidido”.

Sin embargo, Julio Astillero reveló que las condiciones para dar continuidad a su trabajo estaban agotadas. Precisó que se fue de La Octava sin indemnización o liquidación, porque nunca firmó contrato en aras de preservar la libertad de mantenerse o renunciar a su participación en el espacio informativo conforme a su decisión.

En su cuenta de Twitter y en su Videocharla Astillada de ese mismo viernes (https://www.youtube.com/watch?v=c8GtQpfulow&list=PLO4oPalOlSFAkavJXo5jxrGtaBnXBcGwu), Hernández López confirmó a sus seguidores que terminaba un ciclo pero ya “miraba hacia delante”. Y ante la insistencia de los cibernautas en conocer las causas de su salida, aludió directamente a Laura Barranco, gerente general de La Octava desde diciembre pasado.

En la última entrevista que hizo para la cadena, a la pregunta que le hizo Javier Solórzano (https://www.youtube.com/watch?v=x4QWeN0pDLE) en el rol de entrevistador cedido como parte del juego del cubilete, Astillero se refirió enigmáticamente a dos factores: Oaxaca (“las circunstancias se fueron enredando como un quesillo de Oaxaca”) y otra vez Barranco.

A principios de febrero, el también columnista de La Jornada ya había anunciado su renuncia a la dirección editorial de La Octava luego de la escandalosa salida de Vicente Serrano. Para sustituirlo en esa función, se formó un consejo editorial presidido por Aguirre Abdó e integrado por los periodistas Álvaro Delgado, Alejandro Páez Varela y Ricardo Raphael.

¿POR DISENTIR DE ACKERMAN?

Es inevitable especular si la salida de Julio Astillero de La Octava fue consecuencia de lo que expresó el periodista en el programa de John y Sabina que transmitió Canal Once el martes 17 de marzo (https://www.youtube.com/watch?v=oBVB_WgeeNQ).

Curiosamente, la prensa digital y las redes sociales han destacado de ese programa la polémica que entablaron los conductores a raíz de la afirmación que hizo John Ackerman en el sentido que Andrés Manuel López Obrador “es un científico” y que el secretario Alcocer y el subsecretario López-Gatell aplican las decisiones que en materia de salud pública toma el Presidente. Pero pocos repararon en la evaluación que hizo Astillero de la política de comunicación social de la 4T.

Respecto al debate sobre el pensamiento científico del Presidente, Sabina Berman había dicho que no debíamos politizar la figura del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud que, en este momento, está fungiendo como el líder científico del gabinete.

Esta postura fue respaldada por el invitado, para quien López Obrador no es un científico sino un político que debe escuchar a los científicos. Pero eso no fue lo trascendente en el contenido del programa, en términos del periodismo que habla de periodismo.

EL CAMBIO DE TODOS

Ackerman presentó a Astillero como uno de los periodistas que más se han “beneficiado” de la Cuarta Transformación. Lo que Julio Hernández negó diciendo que el “florecimiento” profesional que le atribuye el anfitrión es resultado de su trayectoria, sus años de lucha y su congruencia; de mantenerse alejado de las tentaciones del poder, que se materializan en el chayote y el tráfico de influencias.

El anfitrión sugería que, gracias a las condiciones creadas por el nuevo gobierno, Julio Astillero pudo ser titular de un noticiero después de años de estar confinado en la radio y televisión comercial al papel de colaborador. Pero aunque reconoció que sí hay un cambio [en el ecosistema de medios] “al cual yo contribuí”, Astillero rechazó la idea de que este nuevo escenario sea resultado de la voluntad de un solo hombre, el Presidente, o de la 4T.

Este concepto de la Cuarta Transformación es para Astillero una etiqueta de propaganda, pero la propaganda es legítima en la construcción de un nuevo régimen. Estamos viviendo un proceso histórico, pero no se puede dar como consumado un proceso de transformación. Ese reconocimiento tiene que venir después, insistió el invitado.

AMLO NO ES UN CIENTÍFICO

Astillero –observa Berman– es de los periodistas que han sostenido que no basta con acabar con el chayote, sino que este gobierno tiene que proponerse cambiar la relación profunda del Estado con los medios.

En efecto, responde el también columnista de La Jornada, “el simple retiro de los convenios de publicidad oficial y la reducción del presupuesto destinado a los medios de comunicación es un gran avance, y ha significado un estremecimiento que hoy tiene angustiados a la mayoría de los dueños de los medios, a los directivos y a una élite que recibía dinero desde los niveles más bajos a los más altos de la oficialidad”. Mas no es suficiente.

“Los medios de comunicación eran un instrumento de expresión y de chantaje para conseguir negocios importantes”. Pero acabar con ese sistema “no es suficiente, porque no está siendo sustituido por una política eficaz y contundente” para la transformación de los medios públicos por un lado y, por otro, para alentar un nuevo tipo de periodismo.

“Los medios públicos deben reflejar la pluralidad del país. No deben servir al partidismo, la adulación ni a la sumisión a los dictados del gobierno en turno”, sentenció Astillero.

Y ante la pregunta de Ackerman, señaló que su crítica se ejemplifica con lo que dijo John en el sentido que el Presidente es un científico. Pues “¿en qué especialidad?”, bromeó Astillero. Para acabar coincidiendo con Berman en que las acciones de gobierno en materia de salud deben emprenderse con base en criterios científicos.

NUEVO ESCENARIO MEDIÁTICO

La nueva realidad comunicacional en México combina factores tecnológicos y políticos con el colapso de modelo de negocios vigente durante más de un siglo. No sólo brincamos de la era analógica a la digital, sino del periodismo y el entretenimiento industrial al de la comunicación alternativa donde ya cualquiera es reportero e influencer o, como se les llamaba antes, líder de opinión.

La producción del programa John y Sabina resumió este escenario emergente en una cápsula que arranca citando las preocupaciones de un internauta: ¿el periodismo tiene que ser partidista?, ¿qué tanto han dañado las redes sociales económicamente a los medios tradicionales?, y, ¿las redes han contribuido realmente a desintoxicar a las audiencias de los mensajes difundidos por los medios convencionales?

Al hablar de lo bueno, lo malo y lo feo del nuevo escenario mediático, la cápsula señala como positivo que se esté buscando la democratización de los medios de comunicación.

Un ejemplo de este propósito son las conferencias mañaneras de López Obrador que ponen al Presidente frente a frente con los medios, para hablar de temas de interés público en un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas.

Otro ejemplo es la reducción del gasto en publicidad oficial. Con base en la Secretaría de la Función Pública, en 2019 se ejerció menos de la mitad (dos mil 23 millones 640 mil pesos) de lo presupuestado (cinco mil 53 millones 867 mil pesos).

Si el gasto debe ser proporcional a la influencia de los medios, el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo encontró que la confianza como fuentes de información de los medios digitales y periódicos es mayor que la televisión. La lista la encabezaban en ese momento Aristegui Noticias, El Financiero y El Universal.

En cuanto a lo malo, las redes sociales han puesto en evidencia la popularidad de las mentiras falsas y la desinformación, así como su capacidad para generar caos en la población .

Otro ejemplo negativo son los casos considerados como atentados a la libertad de expresión, como el de Sergio Aguayo, condenado por un tribunal a pagar 10 millones de pesos como indemnización al daño moral sufrido por el ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, a quien el periodista llamó corrupto en una columna.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *