AUTONOMÍA SEGÚN HICKS

La conferencia de Juan Carlos Romero Hicks, líder de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados, no tiene desperdicio en cuanto a la verdadera definición de autonomía universitaria, y respecto a la supremacía de la misión académica sobre la política en una institución pública de educación superior.

Quien fuera gobernador de Guanajuato entre 2000 y 2006, estuvo en la Universidad de Colima para hablar de autonomía universitaria, a invitación del rector José Eduardo Hernández Nava y en el marco del 80 aniversario de la máxima casa de estudios en el estado.

Dice que conoció a la UdeC a inicios de los años ochenta, cuando bajo el rectorado de Humberto Silva Ochoa la Universidad era ya vanguardia nacional en tecnologías de la información (con el Siabuc, un sistema informático para la automatización de bibliotecas).

Romero trabajaba entonces en el área de Planeación de la Universidad de Guanajuato, donde llegaría a ser rector en 1991 por designación del gobernador Carlos Medina Plascencia.

(Cabe recordar que el entonces alcalde de León fue en 1991 el primer panista en gobernar Guanajuato. Medina Plascencia cubrió el interinato que se abrió al consumarse la concertacesión de Carlos Salinas de Gortari con el PAN. El acuerdo impidió que el priista Ramón Aguirre se presentara a rendir protesta, pero a condición de que Vicente Fox no reclamara la gubernatura que decía haber ganado).

EL ESPACIO DE LA VERDAD

Durante la gestión de Romero Hicks, en 1994 le fue concedida la autonomía a la Universidad de Guanajuato. El dato es relevante cuando pensamos que la UdeC conquistó la autonomía en 1962, al triunfar el movimiento estudiantil liderado por Humberto Silva Ochoa, el mismo que –siendo rector interino tras la muerte de Alberto Herrera Carrillo– redactó la Ley Orgánica que hicieron suya la gobernadora Griselda Álvarez y el Congreso del Estado.

Ese estatuto universitario aprobado en 1980 sigue vigente, pese a que en las dos últimas legislaturas se han presentado sendas iniciativas para reformar la Ley Orgánica: en la quincuagésima octava por parte de los panistas, la cual fue archivada; y, en la actual diputación, por parte de la mayoría de Morena –una iniciativa que todavía no ha sido dictaminada.

Cumplir 80 años de fundada es un momento de inspiración y ocasión para reflexionar quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos llegar en la Universidad de Colima, dijo Romero Hicks, quien fuera director del Conacyt entre 2006 y 2011, cuando fue postulado por el PAN como candidato al Senado.

Como toda universidad, la de Colima debe ser el lugar social de la verdad; el espacio donde cultivar el arte, la ciencia y las humanidades sin segundas intenciones; el sitio donde la utopía se puede volver realidad.

Es también un antes y un después en la vida de cualquier egresado, porque el valor de la universidad es formar personas diferentes, señaló el diputado federal.

La UdeC se fundó en 1940 como una herencia del presidente Lázaro Cárdenas, reconoció el panista (cuyo partido, Acción Nacional, nació en parte como una respuesta de la derecha al modelo de educación socialista impuesto por el cardenismo). Y desde entonces ha sido el proyecto cultural más importante de Colima.

AUTONOMÍA ES UN PLEONASMO

Estudioso del tema desde que se le encargó impulsar la autonomía de su propia universidad, Romero Hicks explicó que este concepto se entiende en América Latina de manera diferente a Europa y Norteamérica. En los países desarrollados no es motivo de discusión, se sobreentiende que una universidad es autónoma. Pero como en nuestra región ha habido amagos contra la autonomía de las universidades, “tuvimos que legislar la libertad académica”.

La reforma universitaria tiene una larga historia de conflictos y acuerdos. Los orígenes de la Universidad de México se remontan a la Real y Pontificia. Fue refundada con espíritu liberal como Universidad Nacional en 1910, por Justo Sierra. Y con José Vasconcelos como rector, entre 1920 y 1921, se consolida su vocación humanista. En 1929, el Estado la reconoce como Autónoma. La actual UNAM fue cambiando su normatividad pero, desde 1945, se aprueba la Ley Orgánica que sigue estando vigente y, según Romero Hicks, sigue siendo vanguardia.

El político guanajuatense observó que legisladores de todo el país han tenido la tentación de hacer leyes muy detalladas para las universidades públicas. Y si bien aceptó que, comparada con el de la Universidad Nacional Autónoma de México, el estatuto universitario de Colima tiene apenas 40 años, la Ley Orgánica de la UdeC debe estar abierta a la revisión como cualquier documento.

La Michoacana es la primera universidad estatal contemplada en su constitución local. De las 35 prioridades establecidas por la ANUIES en el documento de Puebla, una de ellas es darle rango constitucional a la educación superior. El presidente José López Portillo metió el tema en el artículo 3º, y desde entonces subsiste el tema de la autonomía. Fuera de la casa de altos estudios de Quintana Roo, ya todas las universidades estatales del país son autónomas.

Las universidades de Colima, Guanajuato o Guadalajara no tienen la denominación de autónoma en su nombre, pero no es un error porque decir Universidad Autónoma sería pleonasmo, de acuerdo a lo ya expuesto. Se entiende que son organismos públicos descentralizados, pero si se le puso autónoma a la Universidad Nacional fue por los intentos de injerencia que han sufrido históricamente estas instituciones.

AUTORIDADES SON TRANSITORIAS

Una universidad es un lugar donde se crean, comunican y adquieren conocimientos. De ahí derivan sus tres funciones sustantivas: investigación, extensión y docencia, apunta Romero Hicks.

La razón de ser de una casa de estudios son los alumnos, pero los maestros son la forma de ser de ese claustro. Son las autoridades universitarias las que tienen un carácter transitorio. Los que le dan permanencia a la vida académica son los profesores.

El nivel académico de una universidad se da por la suma de los niveles que alcanzan sus alumnos, tienen sus profesores, revelan sus autoridades y muestran sus egresados. Una universidad es de excelencia porque sus alumnos y profesores son de excelencia.

Y para alcanzar la excelencia, se necesita dotar a la casa de estudios de un conjunto de valores que garanticen obtenerla. Entre estos figuran la libertad de cátedra, de expresión de las ideas y de difusión de la cultura.

Hubo un momento en la historia de las universidades mexicanas –recuerda Romero Hicks– en el que pusieron a esas instituciones al servicio de un partido o de una ideología. Pero si la esencia de las universidades es la universalidad, construir una universidad de partido es quedarnos en la parcialidad.

La Universidad, como tal, no puede estar afiliada a un partido. Sus integrantes sí, pero no hay que mezclar la arena universitaria con la esencia. Dar ciencia política en una clase de matemáticas no es libertad de cátedra, es libertinaje, enfatiza.

NI PARTIDOS NI GRUPOS: JIPS

Tras la bienvenida al ponente que hizo el rector Hernández Nava, tomó la palabra el gobernador Ignacio Peralta, quien ya no se quedaría a escuchar a Romero Hicks “por cuestiones de agenda”.

Peralta Sánchez recordó que la lucha por la autonomía universitaria siempre la han encabezado los jóvenes. Pero advirtió que vulnerar la autonomía implicaría meter una visión interesada en los destinos de la educación superior, además de abrir la puerta a poderes extralegales. Para el mandatario estatal, hay que despojarnos de los criterios de partido y del interés grupal que amenazan a la Universidad.

En una segunda entrega, terminamos con esta reseña de la ponencia del diputado Romero Hicks porque en los detalles están las sutilezas.

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