Dos conflictos, entre otros asuntos sin resolver, recibirá la administración de Claudia Sheinbaum del gobierno que termina: Ayotzinapa y Madrid.
Este jueves 26 de septiembre se cumplió una década de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no pudo cumplir su promesa electoral de esclarecer el paradero de los jóvenes, si bien declara haber honrado su compromiso de castigar a los responsables de ese crimen.
Por otro lado, la crisis diplomática con el Reino de España que estalló luego que AMLO hiciese una pausa en las relaciones entre los dos países, se prolongará ya entrada la siguiente administración toda vez que el gobierno del socialista Pedro Sánchez se negó a enviar un representante a la toma de posesión de Sheinbaum porque no se invitó a Felipe VI, jefe del Estado.
La tensión con la corona española se explica, en gran medida, por la alianza del monarca con las empresas peninsulares que buscaron frenar la reforma eléctrica, y por la soberbia con la que de Borbón (no) respondió a la petición de sumarse al proceso de disculpa a los pueblos originarios por crímenes que no son del tiempo sino de España.
Si el rey se considera sucesor legítimo de Isabel de Castilla y de Carlos V, justo es que como la Iglesia de Roma, el gobierno de Canadá, la casa real de Bélgica (en el caso de sus antiguas colonias africanas) o el propio Estado mexicano, se disculpe por el genocidio a los indígenas.
Más que un encuentro de dos mundos, el choque civilizatorio entre la Europa medieval y la América precolombina fue una conquista donde se cometieron atrocidades. Quien afirma que la lengua española, la fe católica o el arte barroco compensan sobradamente esos abusos, no tiene conciencia histórica.
Es verdad que otras tribus mesoamericanas se aliaron con los invasores para derrotar a los aztecas, pero “la colonización española en América fue sistemática y brutal. Gran parte de los indios fueron obligados a trabajar en los campos y en las minas de forma inhumana, provocando una altísima mortandad. El grado de explotación fue tal que incluso se impuso la esclavitud con mano de obra negra procedente de África”[1], dice Benedicto Cuervo, un historiador de la Universidad de Oviedo, España.
“¡VIVOS SE LOS LLEVARON!”
La noche de Iguala está vinculada simbólicamente a la matanza de estudiantes en Tlatelolco. A la conmemoración del 2 de octubre de 2014 planeaban asistir los normalistas y, para trasladarse, fue que decidieron secuestrar los autobuses. La imposibilidad de aclarar lo que ocurrió en las distintas masacres que han involucrado al Ejército, revela los límites del poder presidencial en México.
Vicente Fox no avanzó mucho con su Comisión de la Verdad sobre la Guerra Sucia, ni mucho menos resolvió el conflicto de Chiapas en 15 minutos. Por demagogia, el panista hizo esas ofertas políticas. Pero el aparente fracaso de AMLO en la resolución de Ayotzinapa merece una mejor explicación que la banalidad y la impericia del guanajuatense.
Alberto Nájar[2] recordaba en 2018 que, desde que ocurrieron los hechos, AMLO “mantuvo una relación ambigua con el caso”. Por ejemplo, “nunca asistió a las marchas” para exigir la presentación con vida de los 43. Y durante la contienda presidencial “solía referirse al tema de forma general, con ofertas de procurar justicia”. Simplemente quiso ser “prudente, no ofrecí lo que no iba a poder cumplir”, citó el entonces corresponsal de la BBC. El candidato se moderó “porque los compromisos se cumplen”.
El tema era incómodo para AMLO. El alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda fueron acusados por la Procuraduría General de la República (PGR) de ordenar el secuestro masivo de los jóvenes, y detenidos semanas después en la capital del país. Pero Abarca fue candidato externo del PRD en 2012, en la misma coalición con el PT y MC que postuló a López Obrador a la presidencia.
Cuando Fernando Belaunzarán lo acusó de respaldar a la pareja, López Obrador lo rechazó diciendo: “no conozco al expresidente municipal… nunca lo vi” en las tres veces que estuvo ese año en Iguala, donde hasta pernoctó. Pero días después se publicó en redes sociales la foto de Andrés Manuel con la pareja. “¿No que no?”, tuiteó Javier Lozano. Sin embargo, es creíble que AMLO no recordara esa imagen: “Me tomo fotos con todo el mundo, pero no conozco a Abarca”.
Que el alcalde y el gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien debió renunciar a su segundo mandato por este caso, hayan llegado al cargo por el sol azteca, le causó a López Obrador varios desencuentros con los familiares de los normalistas. En 2017, respondió en Nueva York: “Cállate, eres un provocador”, a Antonio Tizapa que lo acusaba de proteger a Abarca, sin adivinar que era uno de los padres.
“¡VIVOS LOS QUEREMOS!”
Ya como presidente electo, López Obrador se reunió con padres y familiares de las víctimas[3] en un encuentro a puerta cerrada por casi dos horas en el Museo Memoria y Tolerancia. Ahí se comprometió a esclarecer las circunstancias que rodearon la desaparición, a través de la creación de una Comisión de la Verdad.
“Vamos a conocer lo que realmente sucedió, que se sepa dónde están los jóvenes y se castigue a los responsables”, adelantó. “Mi compromiso es no fallarles… No vamos a traicionar la confianza de nuestro pueblo”.
Dicha comisión era una vieja demanda de los familiares, y fue ordenada en junio de 2018 por un tribunal mexicano. Si para cuando asumiera el poder, el 1 de diciembre, no se había instalado la comisión, la instalaría vía decreto, advirtió AMLO.
Transcurrió el sexenio y el gobierno de la 4T no pudo cerrar el expediente. El 20 de julio, presentó apenas su primer reporte a los padres. En resumen, dijo AMLO en una carta, se han procesado a 20 militares, entre ellos dos generales, por posible omisión y vínculos con la delincuencia organizada. Pero hasta ahora no se ha encontrado nada sobre la participación directa de integrantes del Ejército en el crimen de Iguala.
Prefirió el Ejecutivo federal revisar el comportamiento de quienes “han conducido las exigencias de supuesta justicia, sobre todo sus vínculos con el gobierno de Estados Unidos y sus agencias”: personajes y organizaciones de derechos humanos que “celebraron la excarcelación de por lo menos 60 personas implicadas en la desaparición de los normalistas, bajo el supuesto de que fueron torturadas”, cita La Jornada[4].
LA NOCHE DE IGUALA
López Obrador esperaba, para su último informe de gobierno, el 1 de septiembre, “cumplir el compromiso de encontrar a los jóvenes de Ayotzinapa y saber con mayor precisión lo sucedido, la irrefutable y auténtica verdad de los hechos”. No lo consiguió.
La víspera del décimo aniversario, el presidente envió a los padres de los 43 jóvenes un último informe en el que acusó a Gildardo López Astudillo, alias ‘El Gil’, “uno de los miembros del grupo delictivo Guerreros Unidos”, de no mostrar la voluntad para cooperar y seguir ofreciendo información, luego que “aceptó colaborar en calidad de testigo protegido y [que] como resultado de su participación se logró identificar los restos de dos de los muchachos desaparecidos”.
El Gil, aún en la cárcel, «tiene la comunicación y el contacto con otros integrantes de la organización Guerreros Unidos, policía municipales de Iguala, Cocula y autoridades locales que saben de lo ocurrido o participaron en la desaparición de los jóvenes”, citó Infobae las palabras del mandatario [5].
Tras reconocer AMLO que la Ley de Amnistía aprobada en su administración no ha tenido los resultados buscados para obtener información, en este segundo informe del caso exculpó a las Fuerzas Armadas por su posible participación en los hechos, y atacó a las organizaciones civiles y defensoras de derechos humanos que realizaron una investigación independiente, resumió el diario digital argentino.
El presidente dedicó una gran parte del escrito a acusar a “la seudoperiodista” Anabel Hernández de manejar, “sin ninguna prueba” la versión de parte de los “defensores” de las madres y padres de los estudiantes: los responsables de la desaparición de los jóvenes fueron miembros del Ejército.
Esta “conjetura”, advirtió el presidente, fue “impulsada” por Hernández en su libro La verdadera noche de Iguala (2016), donde sostiene en palabras de AMLO que “los estudiantes habían secuestrado sin proponérselo un camión con heroína con destino a Estados Unidos”.
TOPÓ CON EL EJÉRCITO
A López Obrador le basta la palabra de mandos y oficiales del Ejército en el sentido de que no pueden tolerarse las violaciones a los derechos humanos y la impunidad. Y reitera en esta segunda carta a los padres que la participación de militares en los hechos no es motivo para “manchar” a la institución. Las Fuerzas Armadas deben ser “un baluarte del Estado democrático, justo, libre y soberano de nuestra República”.
Desde los tiempos de la guerrilla de Lucio Cabañas, se sospecha que en los cuarteles de Guerrero hay hornos crematorios. El macabro método para deshacerse de los cuerpos no está documentado, como sí lo están los ‘vuelos de la muerte’. Pero esta leyenda alimenta la hipótesis de que las cenizas de los 43 fueron dispersadas en el río, aunque es improbable que la incineración se llevara a cabo en el basurero de Cocula y menos en una pira alimentada con llantas.
Amplios sectores de la izquierda esperaban del presidente, tan claridoso en otros temas, un señalamiento del vínculo entre los militares involucrados en operaciones de narcotráfico en Iguala y la desaparición de los jóvenes. No se dio. AMLO enfrenta a una milicia cuyos miembros siguen negándose a recibir castigo por cumplir órdenes de gobernantes civiles.
Tras un sexenio de hacer maromas para no confrontarse con las fuerzas armadas por temas como ‘los culiacanazos’ (el de 2019 y el de 2024) o la captura en Estados Unidos del general Cienfuegos, cediendo incluso en su propuesta original de crear una Guardia Nacional adscrita a la Secretaría de Seguridad y no a la Defensa Nacional, el presidente decidió cerrar su periodo dejando insatisfechos a los padres de los 43.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
[1] Cuervo Álvarez, Benedicto. ‘La conquista y colonización española de América’. Historia Digital, XVI, 28, (2016). ISSN 1695-6214, 2016.
[2] ‘México: La ambigua relación de Andrés Manuel López Obrador’. BBC News Mundo, 27 septiembre de 2018. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45674318
[3] México: AMLO se compromete con familiares de víctimas de Ayotzinapa a esclarecer lo sucedido con los 43 estudiantes’. BBC News Mundo, 27 septiembre de 2018. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45664141
[4] ‘Reporte de AMLO a los padres de los 43 normalistas’. La Jornada, 20 de julio de 2024. https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/07/20/politica/reporte-de-amlo-a-los-padres-de-los-43-normalistas-1148
[5] ‘AMLO acusa al Gil por los nulos avances en el caso Ayotzinapa y exculpa al Ejército en una carta enviada a padres de los 43 normalistas’. Nota de Octavio Vargas. Infobae, 25 de septiembre de 2024. https://www.infobae.com/mexico/2024/09/25/amlo-acusa-al-gil-por-los-nulos-avances-en-el-caso-ayotzinapa-y-exculpa-al-ejercito-en-una-carta-enviada-a-padres-de-los-43-normalistas/
Estoy de acuerdo en que la conquista es un abuso, pero ellos jamás van a reconocer que se enriquecieron a costa del pais.
Triste la falta de resultados en el caso Ayotzinapa.