BALANCE DE LA FERIA

Por fin terminó ayer la Feria del Pan Ponche y Café, pero no los problemas que originó, pues todavía hoy por la mañana el tránsito convulso tenía de cabeza al pueblo. El que junta estas letras propone a los escasos lectores de esta columna, iniciar con lo positivo: Se remozó el kiosko del Jardín Principal y se repintaron las bancas del mismo.

Lo neutro: Se encuentra funcionando el reloj del Palacio Municipal, pero no han podido regular su caminar (debe resultar muy difícil, pero camina rápido) y se le añadió un carrillón; aunque los comaltecos nos preguntamos ¿Por qué no se incluyeron melodías nuestras como Camino Real de Colima, el Palmero o las Comaltecas?; en vez de, por ejemplo, el Jarabe Tapatío ¿Sabrá don Aldo que Comala es Colima y no Jalisco? ¿Quién habrá seleccionado las melodías?

Lo negativo: Sin duda las críticas más importantes se relacionan con el cierre de la calle Madero-Venustiano Carranza. En conexión con semejante decisión, el operativo de vialidad se manejó pésimamente, aunque de seguro, no había forma de hacer gran cosa para mejorarlo pues nadie puede hacer milagros. Los resultados son tan desastrosos, que al menos en las redes sociales, a don Aldo no lo defienden ni sus cercanos, y eso que algunos de ellos, han mostrado su enorme intolerancia hacia críticas fundadas que se le han hecho al personaje. Fue tal el desorden de tránsito generado, que la ruta de autobuses Colima-La Trinidad suspendió su servicio durante las dos semanas de la fiesta por imposibilidad material para cubrir su ruta, generando un obvio descontento entre las colonias del occidente de la cabecera municipal. Y obviamente, el receptor de la culpa no son los permisionarios, sino el Ayuntamiento (y obviamente don Aldo a la cabeza y ¡a la cabeza de don Aldo!). Llegar en automóvil a esas colonias, en ocasiones significaba ir hasta la calle Reforma-Constitución para cruzar el Río por la bajada de El Chico.

La gran mayoría de los comerciantes de la feria no son comaltecos ni colimenses (lo hemos dicho) y lo que expenden resulta ser más de lo mismo en relación con años pasados. Por otro lado, se desprotege al comercio local que paga impuestos y que genera empleo y riqueza para el pueblo y se protege el comercio fugaz que hacen los de fuera (pareciera que el único objetivo fuera la recaudación). Como en años anteriores, faltaron los lugares que expenden comida. Si se quiere que la fiesta resulte atractiva para el turismo, habría que ofrecerles la posibilidad de que adquieran comida, sobre todo, regional. Pero inclusive, escasearon algunos productos básicos en tienditas céntricas por la imposibilidad de ser resurtidas adecuadamente por algunos de sus proveedores.

Se dificultó el caminar por las calles del Centro y en muchos casos, se impidió en momentos o se dificultó a los vecinos el acceso a sus casas. No puede tolerarse el dicho de don Aldo respecto a que en el Centro sólo vivimos viejitos que ni siquiera salimos de nuestras casas. Está mal el razonamiento del presidente, es grosero y discriminatorio y, sobre todo, no se da cuenta que viola derechos humanos, como el de libre tránsito. Los vecinos no le importamos, y a pesar de haber vendido espacios que no debieron ser objeto de comercio, fue capaz de reservar el exterior del edificio del DIF sobre la calle Progreso, para que sus empleados pudieran estacionar un vehículo del organismo. Eso, en latín clásico, se llama prepotencia.

Los estacionamientos que se improvisaron, resultaron insuficientes y a veces, además, mal ubicados. No cabe duda, eso de la planeación (así sea la más elemental), no se les da. Tienen que imaginar diferentes escenarios y con base en información estadística, hacer algunos supuestos que permitan imaginar lo que sucederá en cada uno de ellos.

Nuevamente se concluye que las fiestas no pueden continuar organizándose en el pequeño y problemático Centro de la población porque sus características no dan (ni pueden dar) para tal propósito. Pero continúa imponiéndose la necedad y la ambición de la autoridad (que así, se convierte en utoridá, igual que su policía que no vigila, se transforma en polecía). Está bien que don Aldo prometió ser sencillo, pero así, con su razonamiento, resulta demasiado sencillo.

Aún personas que no mantienen una relación con nuestro artista Manuel Bautista, no perdonan a don Aldo la grosería de no asistir a la presentación de su libro, como tampoco perdonan al secretario del Ayuntamiento, no haberse esforzado por buscar una mentira creíble para disculparlo. En lo personal, creo que no se esforzó porque sabía que una disculpa aceptable, no podía existir.

El pueblo se ha manifestado a pesar de no existir una organización formal para canalizar quejas, opiniones y sugerencias, aunque ya se rumora respecto a crear organizaciones ad hoc y buscar amparos para las fiestas decembrinas. Resulta urgente que don Aldo escuche las voces del pueblo y proceda en consecuencia. La opinión de los comaltecos debe obtenerse y ser tomada en cuenta. Total, nosotros somos los dueños del pueblo y somos los mandantes. Los del ayuntamiento son nuestros empleados, nuestros servidores, nuestros mandatarios. Además, ya se escucha: El pueblo pone y el pueblo quita.

Falta que nos den a conocer la estadística y las cuentas de la fiesta. Si tienen el atrevimiento de soltar cifras, saben que no las aceptaremos porque no tendrán forma de conectarlas con la realidad. Y las cuentas, de seguro, nos dejarán esperándolas. Como bien publica Omar González, el regidor independiente, al cabildo no las entrega, luego entonces, a nosotros, menos. No cabe duda, a estos azulejos, no se les da eso de la transparencia. Hoy, lunes 29 está citado el Cabildo y de seguro, nos enteraremos de los pormenores de la sesión.

Se escuchan críticas a don Aldo hasta de algunos panistas de esos de raigambre, de los de hueso azul, de los que fueron pilares durante su campaña. Y eso cuenta y supongo, debe doler.

La conclusión es que ni el propio don Aldo sabe lo que quiere con estas fiestas. Lo demostrado es que lo único que le interesa es la recaudación por la venta de espacio público. Entonces, como ya habíamos concluido: Y todo, por unos pesitos más. Por otro lado, hubo grandes ausentes en la feria: la inteligencia, la organización, la razón, la lógica, el profesionalismo o la responsabilidad y esperamos que en las que están por venir, sean los invitados de honor.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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