El candidato a la diputación local del Distrito II por la coalición Va por Colima, Paco Rodríguez, dio a conocer que existe un descontento generalizado entre los vecinos de diferentes colonias por las decenas de casas y terrenos abandonados que hay, y que terminan convirtiéndose en nidos de delincuentes.
El candidato, señaló que en sus recorridos por el Distrito II, se ha encontrado con “una denuncia ciudadana en torno a que tanto en Placetas, como en Matamoros y parte del Centro de Colima, hay muchas casas vacías que luego los delincuentes las toman como guaridas, y de ahí se instalan para consumir o vender droga, incluso utilizan los lugares para esconder las cosas que se roban en las viviendas de por ahí cerca”.
Lo anterior, explicó Paco Rodríguez, “representa un foco de inseguridad que lacera la tranquilidad de los vecinos que viven en estas colonias”, mientras que las autoridades municipales y estatales no pueden hacer nada.
Respecto a la parte del Centro capitalino, expuso que “a raíz del temblor, quedaron lotes baldíos y casas dañadas, de las que se apropian los delincuentes y generar inseguridad, porque a través de esas casas vacías, se suben a la azotea, y van brincando a otras viviendas”.
Por ello, es que hizo el compromiso de buscar “la manera en que el Sistema Estatal de Seguridad, ya tome cartas en el asunto de una manera integral e intervenga de manera rápida y expedita en ese tipo de viviendas”.
Asimismo, Paco Rodríguez planteó “revisar el marco legal y darle las facultades al gobierno del estado o al municipio, y se pueda expropiar estas casas y lotes vacíos a fin de eliminar estos focos de inseguridad”.
“Solamente así la autoridad podrá intervenir: asegurando y convirtiendo estos lugares en alguna obra pública, como canchas o plazoletas, y no queden como lotes baldíos”.
Con ello, abundó Rodríguez García, también se presionará a los propietarios de estos lugares “y estén atentos y vigilantes de sus domicilios”.
Y es que el candidato de Va por Colima, agregó que ya no son suficientes las multas que imponen los ayuntamientos, pues en muchas ocasiones, no se sabe ni quiénes son los dueños de estos espacios abandonados.