BUROCRACIA Y CONFORMISMO

El pasado lunes 24 estuve en el Kiosko de Servicios Electrónicos del Gobierno del Estado que se ubica afuera de la tienda Soriana de la Villa. Me llama la atención que ese sea el único que se ubica en ese municipio, dada su población. El servicio inició alrededor de las 9:10 y la cola ya era de cierta consideración, pues estábamos unas diez personas y a esa hora sólo había un empleado para atender la demanda de servicio. Aproximadamente a las 9:15 y a las 9:20 llegaron otros dos empleados y a esa hora, los demandantes habíamos crecido considerablemente.

Llamó la atención que la empleada que llegó en segundo lugar llevaba la mejor disposición y el mayor ánimo, pero no para atender a los ciudadanos que demandábamos algún servicio, sino para platicar con su compañero que llegó en último lugar (éste sólo atendía solicitudes para obtener el comprobante de la CURP).  Esta señorita no tenía el menor deseo de ejecutar su trabajo, amén de carecer de empatía con el público y mostrar, más bien, ignorancia, cuando alguien le hacía alguna pregunta.

El lugar es feo, encerrado, sombrío, carente del menor atractivo visual. La espera resulta larga porque algunos trámites como la renovación de licencias para conducir, parecen interminables. Todos los movimientos son lentos. Además, el pago del servicio solicitado había de efectuarse con la cantidad exacta que marca la tarifa, pues la máquina no daba cambio (esto sucede en el año 2020). El que junta estas letras, ante la carencia de cambio, decidió pagar con una tarjeta de débito. Este medio de pago se introdujo al terminal correspondiente, el banco (obviamente) solicitó la firma electrónica, misma que se anotó y el banco, aceptó el pago. Para finalizar, el empleado llenó un formato con mis datos personales (dirección, CURP y algunos más), imprimió dos tantos de una especie de voucher, los firmé y me entregó uno de ellos junto con mi acta de nacimiento. Fin del trámite y salida del kiosko unos cincuenta minutos después de la llegada. Este último trámite resulta aberrante, el pago ya había sido autorizado por el Banco y los recursos habían salido de mi cuenta y ya habían ingresado a la cuenta del Ejecutivo estatal. Y como verán adelante, no expongo lo sucedido, como una queja.

Cuando Fernando Moreno, el gobernador, inició con estos servicios, destacaba que, con la modernidad de los sistemas informáticos, el servicio que se prestaba, tenía como principales virtudes, su inmediatez y el no estar sujeto a la voluntad de un burócrata. Unos años después, esas virtudes se han desvanecido. Decía, que los ciudadanos no estaríamos a merced de la voluntad de un burócrata y eso tampoco resulta cierto ahora. En esta época que existen muchas personas que saben manejar una computadora, no tienen allí una a su disposición para obtener el documento o constancia que necesitan. El servicio es muy lento y habría que averiguar la causa: Equipo obsoleto, sistemas anticuados, conexión lenta, trámites innecesarios… o quizás una combinación de todos estos factores y algunos más. Y habría que añadir falta de capacitación del personal y problemas serios de actitud, al menos de muchos de ellos.

El Ejecutivo del Estado descuidó uno de los programas bandera creado por Moreno, que continúa, de alguna manera al frente del grupo que impulsó a Peralta para que ocupara el puesto que ostenta. Bajo el pretexto de la crisis financiera que caracteriza al actual gobierno, se ha descuidado todo, hasta este tipo de programas, a pesar de su potencial para realizar compras y contrataciones que pueden resultar ampliamente convenientes para efectos de corrupción, esa corrupción con la que han exagerado en los últimos años. Reflejar la bancarrota política del Ejecutivo en un lugar como éstos significa una falta de espíritu de lucha. Estas ventanillas son un espejo del Gobierno en su totalidad. Eso lo sabemos nosotros, pero también lo saben ellos.

Los kioskos (o al menos el visitado), reflejan el estado de abandono, falta de profesionalismo, carencia de sentido social, inexistencia de espíritu de servicio y ausencia de objetivos que caracteriza al ejecutivo estatal. Ostenta sin duda, el distintivo de la casa. Es reflejo de un gobierno que se siente acabado y que tan sólo espera el momento de entregar el cargo a un representante de otro grupo político, pues muestra que el ánimo está hecho. Les resulta imposible acabar con la animadversión de los ciudadanos de Colima, que, en términos generales, no desea entregar su voto al grupo y partido gobernante, porque no desea refrendarles su confianza.

En estos momentos, la Universidad de Colima representa la única esperanza de ese grupo para mantenerse en el poder (y seguramente, ofrecer acomodo a los suyos). Esta Institución no es poca cosa y la sucesión rectoral que puede producirse en cualquier momento a partir de agosto, es la única oportunidad con la que cuentan para no ser del todo desplazados de la vida política colimense. Y se aferrarán a ella como clavo ardiente. Para ellos, representa no sólo mucho, sino todo.

Urge democratizar la Universidad, misma que se agazapa en una autonomía que quiere entenderse más como soberanía que como autonomía y que se niega a una rendición de cuentas transparente porque usa dineros públicos que le son proporcionados, en su mayoría, por el Gobierno Federal, pero también por el Estatal. Una Universidad que ha sido constantemente señalada por los manejos extraños del FOSAP, pero ahora también por ese terrible entramado de corrupción que se ha conocido como Estafa Maestra, entre otras cosas. Una Universidad que se ha convertido en elitista y cada vez se desvincula, de manera creciente, de la sociedad de la que forma parte y que no puede darse el lujo de perderla porque necesitamos esos profesionales que egresan de la misma para integrarse, con sus conocimientos, a apoyar el desarrollo del Estado. No podemos progresar con una Universidad lejana.

Respecto al Gobierno del Estado, me temo que no existe otra solución que esperar. 2021 es el año de la sucesión y los ánimos se caldean cada vez más. La ciudadanía se dispone a ejercer su voto, que, a diferencia de oportunidades anteriores, será un voto informado y consiente. Esperaremos y nos mantendremos alerta, por supuesto. Y claro, en su oportunidad, desburocratizaremos al Ejecutivo estatal.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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