Los priistas llamaban ‘campaña sin candidato’ al proselitismo casa por casa que los militantes hacían sin necesidad de que los acompañara el aspirante al cargo. Y eso mismo fue la marcha “por la democracia” que se organizó el 18 de febrero en varias ciudades del país y el extranjero.
Un spot del Partido Acción Nacional reconoce, en tiempos oficiales, que el blanquiazul estuvo detrás de las marchas en defensa del INE (12 de noviembre de 2022), en contra del Plan B (26 de febrero de 2023) o en apoyo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (23 de mayo de 2023).
Todas fueron manifestaciones “ciudadanas”, pero innegablemente partidistas. Eso es un problema sólo para la coalición y su candidata empeñados en disociar a la ciudadanía de la política, cuando la participación política de los ciudadanos es un derecho y un deber cívico.
Al igual que en las anteriores, durante la marcha rosa se manifestó la “sociedad civil” en contra de la actual ‘clase gobernante’. Esa “ciudadanía” que dicen representar los membretes financiados por Claudio X. González, protestó en contra de las propuestas de AMLO para desaparecer órganos autónomos como el Instituto Nacional Electoral o el de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), así como elegir a ministros y magistrados por voto popular, de entre una veintena de iniciativas.
Al Zócalo marchó Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, pero en Colima las cúpulas de ese partido y las del PRI ni siquiera se cuidaron de contradecir el discurso ciudadanista. Por la calle Madero y hasta la puerta de la catedral, desfilaron los directivos estatales de ambos partidos y cuadros tan representativos de la vieja clase política como el exgobernador Fernando Moreno.
En Ciudad de México el único orador del mitin fue el expresidente del INE, Lorenzo Córdova, quien se sumó a la lista de notables ‘defensores’ de la democracia que han hablado en otros actos parecidos, como el expresidente del IFE, José Woldenberg, el ministro de la SCJN en retiro José Ramón Cosío o la periodista Beatriz Pagés. En la marcha anterior a ésta no hubo discursos sino golpes, y terminó en una agresión contra los disidentes que mantenían un plantón frente a la sede del Poder Judicial de la Federación.
NARRATIVA OPOSITORA
Fue, pues, una más de las movilizaciones a las que la reacción convoca cada cierto tiempo para mostrar músculo y ganar la calle, otrora espacio natural de la disidencia de izquierda.
En el Zócalo arrancó la campaña presidencial de Xóchitl Gálvez, cuando todavía no se registraba como candidata ante el INE: lo hizo hasta el martes 20. Y es campaña sin candidata, además, porque la viabilidad de triunfo de la abanderada del PRIANRD es lo que menos importa en la estrategia de golpe blando que se está desplegando.
Dicen los voceros de la marea rosa que los manifestantes corearon ‘espontáneamente’ y ‘al unísono’: “López Obrador, ¡eres un traidor!”; pero ninguna consigna es espontánea.
Acusar a Andrés Manuel de “narcopresidente” y, a Claudia Sheinbaum, de “narcocandidata” forma parte de una estrategia de guerra jurídica. A la oposición le gustaría convertir este eslogan de propaganda negra en una causa probable de lawfare que, más allá de la posibilidad soñada de ver tras las rejas a López Obrador, diese pie a la anulación de un proceso electoral que saben perdido de antemano.
Pero, incluso teniendo al Poder Judicial de su lado, no conseguirán por la vía legal el desafuero del presidente o la cancelación de la candidatura de Sheinbaum. En cambio, si imponen su agenda mediática lograrán por la vía de la manipulación reducir en algunos puntos porcentuales la ventaja de Claudia sobre Xóchitl.
GUERRA FRÍA RECALENTADA
A la luz de los indicadores macroeconómicos, el decir que el país va al abismo resulta inverosímil. Pero eso no desanima a los difusores de lugares comunes como: ‘este gobierno es un fracaso y está terminando sin tener nada que presumir’.
Dichas frases confirman el sesgo cognitivo del 30 por ciento de la población ya convencida de que López Obrador es “un accidente histórico” (como dijo Beatriz Paredes) por los errores que cometieron los gobiernos del ciclo neoliberal. Sin embargo, no necesariamente motivan a cambiar su voto al 70 por ciento restante. Es una inmensa mayoría la que mantiene en insólitos niveles la aceptación del presidente, a unos cuantos meses de concluir su mandato.
Eso sí, señalamientos tan estridentes le dan a la base del bloque conservador nuevos argumentos para odiar a AMLO. Y es que el anticomunismo ya está muy gastado: es de la guerra fría equiparar una política pública que prioriza a los pobres con la ‘dictadura del proletariado’.
Relacionar a la 4T con el chavismo venezolano y el régimen cubano, supone una distorsión de la realidad. Sólo así pueden ver una economía ‘socialista’ en una ‘sociedad de consumo’ como la que tiene México, fortalecida con el dinero de los programas sociales de este sexenio.
DEMOCRACIA CON ADJETIVOS
Por lo demás, defender a la democracia en abstracto enfrenta una obviedad: ¿para qué querría la 4T cometer fraude electoral cuando la viabilidad de triunfo de Sheinbaum Pardo es tan clara?
No interesa responder a esa pregunta a quienes marcharon convencidos de que su postura en 2024 es la misma de López Obrador en 2006. Ese año, como en 1988 o en 2012 pero a diferencia de ahora, la oposición en turno sí enfrentó una elección de Estado.
Como prueba de que el país está avanzando en materia democrática, los prianistas exigen que Morena les entregue el poder. De otra suerte, sugirió Lorenzo Córdova, la democracia habrá retrocedido. Sin embargo, ya abajo del templete, cuando los reporteros le preguntaron si la democracia en México está realmente en riesgo el exconsejero presidente aclaró que podría estarlo… en el caso que se cumplieran todos los presagios que expuso en su mensaje.
UTILIDAD DEL VOTO
Aquí y en China (o mejor dicho, en Estados Unidos) la gente vota con el bolsillo. Por eso, el pánico moral que provoca la amenaza comunista no alcanza a los sectores que han visto mejorar la economía familiar con los programas sociales.
El objetivo de esta campaña de odio no es convencer a quienes se han beneficiado de este gobierno, sino a quienes, escépticos de las ‘bondades’ del actual régimen hasta por razones ideológicas (sustentadas tanto en un legítimo aspiracionismo como en una perversa desinformación), no acaban de convertir el enojo con AMLO en votos por Xóchitl.
El peor enemigo de la abanderada de “Fuerza y Corazón por México” son las encuestas. La tendencia favorable a Sheinbaum, además de fotografía del momento y pronóstico del 2 de junio, es un disuasivo para votar por Gálvez. Mucha gente no gastará su domingo sufragando por una candidata sin posibilidades de ganar.
En ese sentido, acendrar el odio contra AMLO y la abanderada de su proyecto tiene como propósito dar utilidad a ese voto. Al expresar en la boleta el rechazo a la 4T, se impulsan esas listas de candidatos al Congreso de la Unión plagadas de figuras impresentables, auténticos exponentes de las nomenclaturas priista y panista.
ESA YEGUA NO GANA
Si el desafío electoral de Claudia Sheinbaum es alcanzar una votación equivalente al porcentaje de aceptación del presidente López Obrador, el de Gálvez es todavía más crítico: debe igualar su intención del voto a la captación histórica de los partidos que la postulan. Xóchitl es una yegua blanca que, a diferencia del caballo negro, ni alcanza ni gana.
Es una meta inalcanzable aun cuando, probablemente, sólo el PAN conserve una base de simpatizantes entre quienes no están migrando al ‘blanquiazul’ naranja, Movimiento Ciudadano. En cambio, muchas de las estructuras del PRI se han sumado a Morena, en forma directa o través de la puerta trasera que es el Verde. El PRD, a su vez, se vació de militantes, la mayoría de los cuales transitó al Movimiento de Regeneración Nacional.
La esperanza de Xóchitl, entonces, es apelar al respaldo de ese electorado apartidista al que por cierto le choca el vínculo de Gálvez con el tricolor o el sol azteca. De ahí la insistencia de la candidata en simular ser ‘ciudadana’, para distanciarse de tan desprestigiados compañeros de viaje.
Xóchitl se ha ido perfilando cada vez más como la candidata de la extrema derecha. Pero ni para eso resulta suficientemente útil a los intereses aglutinados en la Atlas Network (la “internacional del conservadurismo”, como la llamó el presidente), organización que está pagando la campaña de bots en contra de AMLO.
En su viaje a España, Gálvez fue ignorada por el derechista Partido Popular y por el escritor Mario Vargas Llosa, adalid del libertarismo iberoamericano que aboga por la reducción al mínimo del Estado. Uno de los pocos que salió al encuentro de Xóchitl para tomarse la foto (frente a los baños del restaurante) fue Felipe Calderón. Y tan bien sabe la candidata que la besó el diablo, que enseguida se desvivió por desmarcarse del expresidente.
Como la reacción no apuesta mucho al poder de convencimiento de Gálvez, la campaña sin candidata se hará a través de un frente amplio conformado por medios de comunicación, (una rama de) la DEA y plataformas digitales que han estado trabajando coordinadas en la construcción de una posverdad: la idea de la 4T como un narcogobierno.
De eso hablaremos en la siguiente entrega de esta columna.
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