CAMPO CUATRO: “AL SERVICIO DEL PUEBLO”

Al parecer, la intención de hacerlo en el puerto era presentar inicialmente a los secretarios de despacho que tendrán su oficina en Manzanillo, pero, ante la presión política la gobernadora electa Indira Vizcaíno Silva decidió anunciar completo su futuro gabinete.
Este incluye a los titulares de la recién creada jefatura de la Oficina de la Gubernatura; de la Secretaría General de Gobierno, la Secretaría de Seguridad y la Secretaría de Salud, que conservaron sus dimensiones anteriores; de las supersecretarías que fungirán como cabeza de sector; de la Consejería Jurídica del Poder Ejecutivo y la Contraloría General del Estado; además de quienes capitanearán las subsecretarías que mantienen el énfasis en políticas públicas que, hasta este sexenio, estuvieron a cargo de funcionarios con rango de secretarios.
Tal como señaló en la presentación de su equipo de trabajo, la gobernadora electa cumplió su promesa de integrar un gabinete con características singulares: una mayoría de mujeres, una reconocida cuota de jóvenes y, como factor común, no tener pasado.
Dijo Indira que los próximos funcionarios estatales fueron seleccionados por su capacidad, honestidad, compromiso y el amor que sienten por Colima. Además de cumplir sobradamente el compromiso de que fuera paritario, el gabinete conjuga “experiencia, honestidad, juventud, ímpetu, formación”. Y supone una nueva generación de servidores públicos.
Admitió Indira que, si bien muchos de ellos no cuentan con reconocida experiencia en el servicio público, es ya una ventaja que no formen parte de la tradicional clase política que “tanto daño” le ha hecho al estado.
En realidad, resumió la mandataria electa, esta nueva generación de funcionarios comprende el verdadero significado del servicio público, que no es otra cosa que “estar al servicio del pueblo”. Porque –dijo Indira, citando al presidente López Obrador– “el poder solamente tiene valor y se convierte en virtud cuando se pone al servicio del pueblo”.
 
DOS CUADROS DE IZQUIERDA

De todo el cuadro que presentó, las figuras más relevantes son gente cercana a Arnoldo Vizcaíno, como Adolfo Núñez y Jaime Sotelo, quienes han tenido una trayectoria en la oposición de izquierda. Ambos visten al equipo y están en sendas carteras que se alinean con el eje social del gobierno, como son Educación y Desarrollo Rural.
Estos dos nombramientos son un reconocimiento personal y, a la vez, a la corriente de izquierda que, dentro y fuera de partidos como el PRD en su momento o ahora Morena, cierra un ciclo histórico al llevar al poder a Indira Vizcaíno.
Hay quien celebra que no hayan entrado al gabinete viejos cuadros del PRI asimilados al indirismo. No obstante, entre los políticos experimentados que se incorporan sobresale Javier Pinto, dirigente estatal del partido Nueva Alianza, a quien muchos llegaron a visualizar en la Secretaría de Educación aunque, finalmente, fue invitado a ocupar la Subsecretaría del Trabajo.
Dicha posición política no le corresponde personalmente a Pinto sino a NA, al ser este partido la fuerza que postuló a Indira Vizcaíno al gobierno estatal como candidata en común con Morena. Más que los votos que pudieron haber aportado para asegurar el triunfo, se premia el acompañamiento que hizo Nueva Alianza durante la campaña.
Resuelta la ecuación, a estas alturas resulta fácil comprender por qué Pinto no podía ser secretario de Educación y Cultura, ya que eso habría supuesto una continuidad en el esquema que había venido prevaleciendo en el gobierno estatal, de entregar el aparato educativo al SNTE.
Por lo que significa esta ruptura, es de esperarse que la primera batalla contra los intereses creados sea librada por Adolfo Núñez. Ahora mismo, por el impago salarial, la Sección 39 del SNTE está en pie de guerra y, desde el primer día, el nuevo secretario tendrá que mostrar su capacidad de diálogo.
Como la operación política pertenece por definición a la Secretaría General de Gobierno, que podría haber cedido muchas de sus responsabilidades a la Oficina de la Gubernatura, y con ambas dependencias en manos de funcionarios con un perfil inusitado, un secretario como el de Educación cobra relevancia ante la necesidad de negociar en corto.
 
ENFRENTARÁN RESISTENCIAS

El resto de los miembros del gabinete tienen la ventaja de ser cuadros nuevos. No se les puede acusar de haber estado en partidos antagónicos al presidente López Obrador, y tampoco de haber brincado de un partido a otro.
Efectivamente con tantos jóvenes, algunos en sus veinte, baja el promedio de edad en el gabinete legal. Pero no es necesariamente un relevo generacional sino un cambio de personal político. En realidad, el grueso de los nuevos funcionarios no están tan alejados de la generación anterior. Muchos incluso están en el promedio histórico.
Lo importante no es el relevo generacional sino el cambio de mentalidad. Los nuevos funcionarios tendrán que mostrar que responden a una ideología y a una visión de gobierno distinta a la que rigió hasta ahora. Y para eso no hay actas de nacimiento.
La primera inercia que esperamos los colimenses que estos nuevos funcionarios rompan, es la pulsión a enriquecerse. La transición hacia la democracia que se dio en el país en 2018 y se replicó en Colima en junio de 2021, implica sustituir el modelo de gobierno corrupto implantado por el PRI y perfeccionado por el PAN.
En esa gran corriente que busca democratizar el sistema político convergen muchas expresiones, como la femenil y la juvenil, pero realmente el indirismo puede entenderse como una amalgama de grupos sociales que se unieron en el propósito de impulsar la democracia y acabar con la corrupción.
Es bueno que Indira deposite en los jóvenes su confianza y les conceda el beneficio de la duda. No porque carezcan de experiencia, se va a anular la posibilidad de cambio. Pero el reto para los nuevos funcionarios es mayúsculo, sobre todo porque van a enfrentar a políticos experimentados.
Mientras algunos de los secretarios y subsecretarios recién nombrados no han estado en puestos de decisión, un cinturón de mandos medios (muchos de ellos basificados por Ignacio Peralta) tiene amplio conocimiento del gobierno y, en su mayoría, son contrarios a la 4T.
Los adversarios políticos de Indira no están extintos ni se convirtieron al cuatroteísmo (no sinceramente, por lo menos). Son una fuerza latente que se ensañará con el nuevo gobierno, generando resistencias.
No hay que subestimarlos porque, además, tienen vínculos con grupos económicos cuyos intereses se sienten desde ahora amenazados por un régimen que no se funda en las componendas ni en el capitalismo de cuates.
 
ERA UN RECLAMO SOCIAL

Ningún gabinete es ajeno a la controversia. Los ciudadanos queríamos un cambio radical y ahí está: Indira le tomó a la palabra al reclamo social. Ahora hay que esperar a ver cómo funciona.
Al designar a personajes sin muchas tablas, Indira se arriesga a que más pronto que tarde reciban su bautizo de sangre, en términos discursivos y mediáticos, o, como ya se vio, en las redes sociales. La gobernadora electa sin duda calculó que a ella le tocará absorber muchos de los golpes que les lancen a los integrantes de su gabinete.
En cuanto se anunció el equipo, se desbocaron las agresiones racistas, clasistas y hasta academicistas por parte de críticos que cuestionan la preparación, grado y hasta la casa de estudios donde se formaron los futuros funcionarios.
Curiosamente, esos opinadores no tendrían que ir muy lejos en gobiernos pasados para encontrar funcionarios que inventaron sus títulos. Hubo un secretario gereral de Gobierno que se decía licenciado, pero todo mundo lo llamaba profesor aunque es improbable que haya terminado siquiera la Normal. Es más, hasta compró su doctorado Honoris Causa en la misma universidad que le hizo ese reconocimiento a Laura Bozzo.
¿Para qué queremos posgraduados en el extranjero? Con que sean personas bien intencionadas, vamos de gane. Ya con eso llevan ventaja respecto a los perversos estudiados y experimentados que llegaron a la administración pública para hacer negocios con todo. Y el mejor ejemplo es Nacho Peralta.
De los nuevos funcionarios, por lo demás, ninguno pertenece a las familias tradicionalmente pudientes. Más se corresponden con la impronta popular de Indira. Desde Gustavo Vázquez no habíamos tenido un gobernante con el impacto mediático que tiene Vizcaíno Silva. Hasta ahora ‘Gustacos’ era el último referente.
 
EL ÚLTIMO ESFUERZO:
La campaña de desprestigio contra las y los futuros secretarios, como ya es costumbre desdoblar en el discurso oficial, obedece a que ciertamente se adelantó el anuncio del gabinete. El nado sincronizado lanzó el bulo de que la mayoría de los funcionarios presentados son parientes, paisanos o amigos cercanos de la gobernadora electa.
Para evitar el golpeteo y desalentar las impugnaciones, la tradición política marcaba la conveniencia de darlo a conocer la víspera de la toma de posesión. Era una suerte de destape.
Anunciarlo con dos semanas de anticipación en lugar de tranquilizar a los que se estuvieron moviendo para conseguir un cargo, los incitó en la medida que, razonaban, mientras un funcionario no rinda protesta todavía es posible desbancarlo.
Al mismo tiempo había una urgencia por conocer la composición del gabinete. Muchos individuos y grupos estaban interesados en conectarse con ellos, y entraron a un juego de adivinanzas respecto a quiénes serían los llamados, para acercárseles.
Un equipo de cuadros sin antecedentes en el gobierno, fue la fórmula que encontró Indira para asegurar que sus futuros colaboradores no tengan nexos. No cedió a las presiones de los grupos políticos que, aun desde la oposición, reclamaban cuotas en el gabinete.
 
NO ANDARÁ POR LAS CALLES

El anuncio de su gabinete hizo que en la agenda periodística se le diera la vuelta a la página a las denuncias que Indira hizo un día antes, sobre todo en lo relacionado con la intención del gobierno saliente de vender terrenos para abonar a la deuda con el Ipecol.
La estrategia de Nacho Peralta de desprenderse de bienes públicos para subsanar deudas es errónea, porque la urgencia implica una pérdida patrimonial. Terminaría malbaratando predios valiosísimos como el de la antigua zona militar.
JIPS puede vender el territorio del estado completo si quiere, pero eso no eliminará el hecho de que incurrió en peculado, que desvió recursos y puede enfrentar cargos por esas acciones. Aun cuando se ponga al corriente, el delito ya está acreditado.
Que renuncie la enésima secretaria de Finanzas y una de sus mujeres de confianza, al cuarto para las doce que acabe el sexenio y justo cuando tendría que haber comparecido ante el Congreso local, habla del afán de Ignacio Peralta por mantener la opacidad y retrasar el proceso de entrega-recepción.
El anecdotario de Peralta se nutre de disparates. Nacho no supo decir a qué parte del mundo se irá a vivir en cuanto termine su periodo: si al extranjero o a la Ciudad de México. Nos queda claro que no será un exgobernador que se pasee por las calles de Colima, él que tanto se indignaba al saber que su antecesor Mario Anguiano se deja ver en cuanta cabalgata se realiza.

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