Cada vez es más evidente: los grupos de poder en Colima que se estuvieron repartiendo los cargos políticos desde hace más de 30 años, se están alineando ahora en contra del lopezobradorismo.
En ese frente conservador es curioso el juego entre los exgobernadores Fernando Moreno y Mario Anguiano. Líderes de sendas vertientes al interior del PRI, cada uno promueve un par de candidaturas al gobierno estatal:
Fuerza por México, que acaba de postular a Claudia Yáñez, está vinculado a Anguiano Moreno, quien también ha sido el impulsor del proyecto verdeecologista de Virgilio Mendoza.
Por su parte, Moreno Peña se asume como ‘el gran señor’ que está detrás de la nominación de Mely Romero Célis en el PRI. Y al mismo tiempo apuesta por Leoncio Morán Sánchez, el virtual candidato de Movimiento Ciudadano.
Son muchos perfiles para un mismo proyecto de oposición a la 4T. Y, en una elección entre dos, esta misma pulverización de las fuerzas conservadoras reduce la viabilidad de triunfo de sus candidatos.
El escenario es incierto: ¿Qué pasará, por ejemplo, cuando la cúpula del Verde comprenda que no lograrán robarle votos a la propuesta auténticamente lopezobradorista con candidatos impostados? ¿Declinará Virgilio Mendoza ‘por el bien de Colima’, para sumarse a Mely Romero o a Locho Morán?
EL TUMOR
El frente antiAMLO que se está construyendo en Colima no se reduce a la coalición Sí por Colima. El Tumor (Todos Unidos Contra Morena) es más amplio, abarca al Verde-PT y a otros partidos que se dicen cuatroteístas.
La apuesta del conservadurismo es el Congreso local. Pero en ese esquema, el PRI podría terminar con menos curules que sus aliados. En 2018 se estableció un mal precedente para el tricolor: no ganó un solo distrito.
En contraste, los votos que obtenga el Verde con cuadros tomados del priismo, el panismo y hasta de Movimiento Ciudadano (MC), quizá le sirvan para una o varias plurinominales.
Por su parte, el PAN está en condiciones de ganar diputaciones de mayoría en algunos de los distritos que seleccionó. A las que se sumarán las posiciones de representación proporcional que, casi por definición, le tocan en cada legislatura.
El Verde tiende a ser el nuevo Revolucionario Institucional. Según la rumorología, el PVEM se está llevando a cuadros priistas con cierto capital político, dejando al PRI con el compromiso de postular a militantes de base, muchos de ellos con nulo o poco posicionamiento político.
VÍCTIMAS DE SACRIFICIO
La lista de virtuales candidatos a las diputaciones locales y las alcaldías que dio a conocer el PRI, por lo demás, refleja la negociación con el PAN. El blanquiazul le dejó al tricolor la candidatura al gobierno estatal, pero se reservó los municipios y distritos más rentables.
Por fin ‘les hizo justicia la Revolución’ a militantes largamente ignorados en la asignación de oportunidades políticas, pero en su mayoría son priistas con escaso capital político.
En cambio, el Verde presume que reclutará a las figuras que estuvieron cultivando sus posibilidades para el 2021. Como resultado, el PRI podría acabar con candidatos que no representen un obstáculo para los abanderados ecologistas.
En el PRI se invirtió la estrategia. Antes usaban a estos cuadros como relleno de las planillas municipales y para cubrir los lugares de la lista plurinominal al Congreso que difícilmente alcanzarán a entrar.
De ahí que lo interesante no sean los nombres de las víctimas que el PRI designe para el sacrificio, sino los de quienes postulará como candidatos plurinominales con reales posibilidades de llegar.
SIMULACIÓN MAESTRA
De todas las coaliciones y partidos que presentarán candidatos a la gubernatura, Morena es el único instituto político donde sí hubo democracia interna. Se midió a las aspirantes y la encuesta arrojó una puntera indiscutible: Indira Vizcaíno.
Como ya hemos señalado, eso propició que Claudia Yáñez abandonara Morena y se pasara a Fuerza por México. Sin embargo, esa misma ruptura con la 4T evidencia que hubo una competencia al interior de Morena. Claudia se fue porque no quiso disciplinarse ante la decisión que se tomó.
También en la coalición Sí por Colima que nominalmente integra el PRD, se está dando un proceso interno. Pero es un secreto a voces que el resultado de la encuesta está supeditado a un acuerdo político entre las cúpulas del PRI y el PAN.
Ambos partidos son maestros de la simulación. Desde que se firmó el convenio de coalición quedó implícitamente acordado que la propuesta a la gubernatura sería una mujer del PRI. Y aunque era predecible el desenlace a favor de Mely, extendieron el proceso interno para capitalizar la precampaña.
El presunto acuerdo se ha ido cumpliendo. Romero Célis, exsenadora y exsubsecretaria de Desarrollo Rural en el gobierno federal de Peña Nieto, ha tenido toda la difusión del aparato partidista, el mediático y del gobierno estatal. Mientras que a la exalcaldesa de Manzanillo y también exsenadora Martha Sosa Govea, la manejan como aspirante prácticamente para que no se pueda decir que hubo dedazo.
Por mucho que el asunto está planchado, la coalición prianperredista tiene que mantener la ilusión de una competencia interna. El diputado federal Jorge Luis Preciado hasta le prestó a la contadora Sosa varios de los espectaculares que opera desde hace muchos años como empresario de marketing político. Son esos mismos anuncios, por cierto, donde hace seis años Jorge Luis colgó su foto y el ya célebre eslogan de: “¡Me amarraron como puerco!”, que ya es folclor político nacional.
Hay simulación también en la alianza PVEM-PT. El líder moral del Partido del Trabajo, Joel Padilla, no representa una competencia seria para Virgilio Mendoza. Todo el aparato oficialista está trabajando para el jefe político del Verde y dos veces alcalde de Manzanillo.
DE HÉROE A VILLANO
Este viernes 8 de enero el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, acompañó a Indira Vizcaíno a registrarse ante el IEE como ‘precandidata única’ a la gubernatura. Se entiende que la candidatura se formalizará en marzo.
En la narrativa contra la 4T, Mario pasó de héroe a villano. Los detractores de Indira apostaban a que Delgado sería la carta de Marcelo Ebrard para la gubernatura de Colima, así fuera como el plan Z (mucho más allá de un plan B) de un cuadro nacional que tiene la mira puesta en la candidatura a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, supuestamente su plan A.
Sin embargo, que ahora Delgado Carrillo deba respaldar como presidente nacional de Morena el proyecto de Indira, les duele quienes lo vieron como un aliado natural de su amigo y excompañero del ITAM, Ignacio Peralta.
Otra paradoja de la presencia política de Mario Delgado en Colima es que muchos de quienes lo apoyaron en la contienda por la dirigencia nacional de Morena, cuando se enfrentó a Porfirio Muñoz Ledo, ya se fueron a otro partido… o se irán cuando se enteren que no van a ser candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional.
ACTOS DE PRECAMPAÑA
En la disputa entre una vieja clase política que se ubica en un solo bando (el que se opone al proyecto de López Obrador en Colima) y la sociedad civil de la que tendrán que salir muchos de los candidatos que presente Morena a las elecciones de 2021, hay que reconocer la experiencia electoral del PRI, el PAN e incluso el Partido Verde que no es sino una reexpresión del PRIAN.
Los operadores del PRI se están tomando en serio el reto de conservar el poder a como dé lugar. No pierden el tiempo, en lo que se define la candidatura de la coalición se han dedicado a la difusión de sus postulados.
Y por más que recurren a las formas viciadas de una prensa oficialista, mantienen una cultura electoral encaminada, más que a la conquista de nuevos espacios, a la defensa de los que todavía tienen.
Si algo saben hacer, es usar el poder para conservar el poder. Aun cuando no puedan revertir el deterioro de imagen partidista, intentarán retener los espacios que les quedan.
Por ejemplo, los priistas entendieron que el periodo navideño no era un receso ni el arranque de año un nuevo comienzo, sino continuidad de la precampaña. Un enfoque contrario a lo que se puede percibir en Morena.
Probablemente ante el temor a ser denunciados por presuntos actos anticipados de campaña o, bien, por la cómoda posición arrojada en los estudios demoscópicos, los operadores morenistas han actuado con la laxitud de quienes se dedican sólo a administrar la ventaja.
El equipo de proselitismo hubiese podido aprovechar todo el periodo de precampaña para extender la promoción de Indira Vizcaíno, ajustándose al marco legal, pero se limitaron a la transmisión de contenidos poco sustanciales para el electorado y a la reproducción de los mismos patrones que encubren la publicidad a través de portadas donde resalta la estética fotográfica por sobre las ideas.
TODA LA IZQUIERDA
Para Indira Vizcaíno, un desafío mayor a hacer promoción política sin incurrir en actos anticipados de campaña electoral es absorber las legítimas expresiones de izquierda que buscan posicionarse.
Con fórmulas como la de Foro 4T, dichas expresiones reclaman un espacio en la plataforma de Morena con el justo derecho que les otorgan las luchas políticas y sociales que antecedieron a la propuesta izquierdista del lopezobradorismo.
Si bien esos que se decían fundadores de Morena cuando decidieron marcharse a Fuerza por México no son representativos ni numerosos, dentro del Movimiento hay verdaderos fundadores que también están reclamando espacios de participación.
Para disputar los demás cargos de elección habrá que encontrar liderazgos que, ante todo, se identifiquen con los principios de la 4T. Morena no puede repetir el fiasco que implicaron varios de los representantes populares (congresistas federales, diputados locales y regidores) que llegaron a los cargos con el tsunami López Obrador para, luego, sucumbir a las tentaciones del poder político y económico.
Los potenciales votantes de Morena no quieren volver a oír a diputados que se dicen seguidores de López Obrador y, a la menor provocación, retoman en declaraciones y entrevistas el discurso de la reacción a la 4T.
De ahí, entonces, la necesidad de blindar la estructura para que no se vuelvan a infiltrar perfiles al servicio del conservadurismo, como ocurrió a la hora de definir las candidaturas de Morena y sus aliados en las elecciones de 2018.
MUJERES Y HOMBRES
En el actual proceso interno de Morena van ganando las corrientes que encabezan Indira Vizcaíno, Vladimir Parra, Griselda Martínez y otros cuadros distinguidos. Liderazgos triunfantes que tendrán que atraer a otras figuras de la izquierda, tanto las ya muy conocidas como las emergentes.
Uno de los criterios básicos para completar la fórmula electoral de Morena, es que deben ser candidatos fuertes: que sumen o por lo menos no resten capital político a Indira Vizcaíno.
La potencial gobernadora de Colima requerirá contar con mayoría en el Congreso y con correligionarios en los ayuntamientos más importantes, por las mismas razones por las cuales es prioritario para López Obrador conservar o incluso incrementar su mayoría en la Cámara de Diputados. Se dificultaría la cuarta transformación en Colima si la titular del Ejecutivo tiene al Congreso local en contra y a las alcaldías en manos de la oposición.
El reto es encontrar cuadros masculinos, jóvenes y maduros, ya que Indira parece no tener problemas para integrar un equipo de mujeres. Con todo, conviene no olvidar que paridad de género no es mayoría femenina sino verdadera inclusión.